La selección nacional completó recientemente una productiva gira de cinco partidos amistosos por tierras asiáticas, la cual dejó disímiles aristas de análisis de cara al venidero III Clásico Mundial, previsto para marzo de 2013.
En el periplo se notaron varios puntos fuertes en el equipo como pueden ser el excelente trabajo de los lanzadores, la visible motivación de todos los jugadores o el poder que todavía tiene Cuba para competir contra rivales de primer nivel, como en este caso fueron Taipei de China y Japón.
Sin embargo, todos los cubanos sufrimos el paupérrimo despliegue ofensivo de la mayoría de los jugadores, en especial de los sluggers, las escasas variantes tácticas puestas en acción por la nueva dirección de Víctor Mesa, y la total inexistencia de un segunda base de garantías para afrontar el Clásico.
La ofensiva fue una sombra andante. Ver constantemente a los mejores bateadores del conjunto, léase Frederich Cepeda, Yulieski Gourriel, Alfredo Despaigne, Rusney Castillo o José Dariel Abreu, hacer swines en posiciones de desequilibrio y seleccionar de manera errónea más del 70 por ciento de los lanzamientos rivales, dejó mucho que desear, sobre todo a la hora de preguntarnos cuál es el nivel real de la pelota cubana.
Los lanzadores asiáticos ciertamente poseen un control endemoniado sobre la zona de strike, sin embargo los enfrentados en la gira no forman parte de la superélite mundial, por lo que la enorme cantidad de ponches repartidos a diestra y siniestra a los bateadores cubanos -alrededor de uno por entrada- se antoja alarmante.
Ya muchos conocedores del béisbol piensan qué sería de Cuba si tuvieran que enfrentar a serpentineros como Justin Verlander, Jered Weaver, Johnny Cueto, CC Sabathia, Steven Strassburg, Félix Hernández, Roy Halladay, Yu Darvish, Cliff Lee, Josh Johnson o CJ Wilson, por citar algunos de los más prominentes del mundo beisbolero.
Víctor Mesa, ese pintoresco personaje que hoy dirige la novena nacional, advirtió antes de partir hacia suelo asiático que potenciaría el “béisbol chiquito” para propiciar la fabricación constante de carreras, sin embargo sus planes quedaron solo en palabras porque allá se vio un equipo inoperante, falto de ideas y chispa, aunque puedo garantizar que los jugadores tienen una gran motivación.
El show Mesa rara vez mandó jugadas de toque de bola, y además movió sin éxito la alineación ofensiva en busca de mejores prestaciones, aunque sus cambios nunca propusieron mucho más de lo de años recientes.
Muchos quedamos con ganas de ver a Gourriel en el segundo turno al bate, o en el quinto, o el sexto, cualquiera que no fuera el tercero que tanto daño le hace, otros sufrieron como Castillo o Alexei Bell perdieron la posibilidad de acumular turnos de experiencia para probar a jugadores que, a todas luces, no estarán aptos para afrontar el nivel del III Clásico, y la mayoría estuvo pendiente además del defensor de la segunda base.
Si, la intermedia. La única posición que, de lejos, Cuba está huérfana de jugadores de primer nivel y la actual directiva se da el lujo de prescindir de jugadores como el guantanamero Yoilán Cerce o el avileño Raúl González, este último coronado campeón de Cuba en la campaña 2011-2012.
Pero más allá de aciertos o despropósitos, Cuba pudo chocar con jugadores de nivel y al menos ver reflejadas sus deficiencias a flor de piel. Decir que el saldo de la gira para los caribeños deparó dos triunfos y tres derrotas es una simple anécdota, sobre todo si recordamos que a las selecciones nacionales de Taipei y Japón solo le marcaron dos carreras en 27 entradas.
En III Clásico Mundial se disputará en marzo de 2013 y los 16 equipos implicados Japón (campeón defensor), Cuba, China, Canadá, Estados Unidos, México, Holanda, Italia, Venezuela, República Dominicana, Brasil, Puerto Rico, Australia, Taipei de China, España y Surcorea.
Los cubanos forman parte del grupo A, con sede en Japón, junto a los anfitriones, China y otro equipo aún por definir, que saldrá del trío Brasil-Canadá-España.