Los días pasan… pero el amargo recuerdo que dejó la actuación de Villa Clara en la reciente Serie del Caribe aún persiste dolorosamente en la memoria de muchos amantes del béisbol. Sin dudas, fue un torneo que sirvió para evidenciar lo distante que se encuentra Cuba del mundo real, de la pelota de verdad.
Sin embargo, entre tantas magulladuras y lamentos, un hombre vino a sacar la cara por los cubanos. Un hombre que apenas entraba en los planes de los más entendidos, pero que asistió y cuando tuvo la oportunidad, calló unas cuantas bocas. Vicyohandri Odelín, un camagüeyano devenido industrialista, fue el conejo que Ramón Moré se sacó de la chistera. Y también fue la sorpresa del torneo con una victoria épica frente a los Indios de Mayagüez.
Sin mostrar el carácter introvertido e inaccesible que siempre aparenta desde el box, el “Viyo” esta vez respondió todas las preguntas sin vacilar, dejando siempre un aire de satisfacción tras cada respuesta, como aquel que no tiene que demostrarle nada a nadie.
En una entrevista anterior me dijiste que el juego de tu vida había sido aquel frente a Puerto Rico en el I Clásico Mundial, ¿luego de la Serie del Caribe sigue siendo esa tu victoria más memorable?
Sí, sigue siendo el juego del Clásico, porque significó mucho. Ahora muchas personas vienen a decirme que fue el de la Serie del Caribe, pero yo les digo que no. Este fue el primer juego completo con el Cuba, pero el del Clásico fue más importante, y no fue de abridor, sino de relevo. No obstante, el de la Serie del Caribe fue un buen juego, porque había calidad, era como una Grandes Ligas del Caribe. Nos los demostraron ellos a nosotros.
Fuiste, quizás, el refuerzo más cuestionado y, al final, el único que prácticamente sacó la cara por Cuba…
Por eso este triunfo también tiene un significado muy grande. Hay muchos periodistas y narradores que, sin saber lo que yo he hecho en el béisbol, porque a veces me pregunto hasta que punto ellos conocen mis estadísticas, me cuestionan por gusto. Lo único que he hecho ha sido trabajar cuando se me ha dado la oportunidad. Y demostré que no fui por gusto, por eso le pedí la pelota a Moré, porque me habían puesto a relevar en un juego perdiendo y me dije ‘yo no vine aquí pa esto’; y lo hice, y no sólo por mí, porque yo sé lo que he hecho, lo que puedo hacer y lo que no, pero le puse más interés por toda la gente que me cuestionaba.
Leí en unas declaraciones de Moré que la noche antes del partido frente a los Indios de Mayagüez fuiste y le dijiste que el hombre eras tú…
Fui a ver a Moré y le dije: ‘dame la bola que voy a abrir yo, porque tú te fajaste por mí y me defendiste, entonces pierdo o gano, pero nos quitamos la careta esa. Si salgo bien te quedas consciente de lo que pediste y si sale mal no pasa nada, porque aquí a todo mundo se le dio una oportunidad. Entonces dame ese chance de hacerte sentir bien, yo voy a trabajar por ti’. Y ahí me dijo que el juego era mío.
Comienza el partido, te dan un jonrón y luego un doble. Mucha gente pensó que era otra derrota para Cuba. ¿Cómo te repusiste a ese momento?
El jonrón fue un hit largo. Era solo el primer inning, me sentía tranquilo. Incluso después no me dieron más hits.
Luego tu mayor complicación fue en el sexto inning cuando das tres bases por bolas…
Mira, allí los umpires tenían mucha calidad, son profesionales, cantan la que es de verdad. Y hubo una base de las tres que fue casi intencional, al tercer bate, que ya me había dado jonrón. Me dije ‘ya me diste un leñazo, pues no me vas a dar dos’. Entonces no es que estuviera descontrolado, pero trabajé con mucho cuidado porque el partido estaba pegado y cualquiera ahí te podía dar un palo y joderte el juego de pelota. Esa gente tiene mucha calidad y fuerza.
Mencionabas a los árbitros, se pudo notar que la zona de strike muchas veces era muy diferente a la que aplican en la Serie Nacional
Realmente sentí que era un poco más estrecha, pero yo tengo control y entonces trato de tirar lanzamientos para que los bateadores les tiren, que ellos mismos se saquen outs, no para que el umpire decida. Yo lanzo para que bateen, no para ponchar a nadie.
Hace tiempo no completabas un juego de nueve innings y no sé si alguna vez habías tirado 132 lanzamientos. En la misma entrevista Moré dijo que habló contigo para sustituirte pero tú le dijiste que ‘los gallos mueren ahí’…
Completo, seguro que sí. Moré fue a verme en el séptimo y me habló para poner a Norgito que estaba calentando y le dije rotundamente que no, si perdía era yo solo, que me quitara cuando estuviera perdiendo.
Hablando de decisiones, en Cuba hubo mucha polémica sobre la inclusión de Víctor Mesa como jefe técnico del equipo. ¿Quién mandaba en el banco, quién tenía la última palabra a la hora de tomar las decisiones?
Siempre fue Moré. Víctor Mesa fue una ayuda y un apoyo porque él sabe de béisbol y entonces Moré lo invitó, pero todas las decisiones las tomaban el cuerpo de dirección y Moré.
¿Cómo fueron las reacciones luego del partido? Imagino muchas personas quedaron asombradas y toda la prensa quería entrevistarte
A veces me siento mal con la prensa cubana, porque no sé qué pasa que no siempre resalta lo que es. Cuando terminó el juego ahí estaban todas las televisoras extranjeras para hacerme entrevistas y la prensa cubana también quería. Entonces yo hice una pausa y me dije ‘coño, si ellos a mí todos los días no me hacen entrevistas, entonces ahora sí quieren. Vamos a darle a ellos (a la prensa extranjera) la oportunidad y después los veo a ustedes’.
A pesar de la euforia por ese éxito no se puede tapar el sol con un dedo, el equipo mostró muchas carencias que dejan en evidencia el alarmante bajo nivel que vive la pelota cubana. ¿Qué opinas al respecto?
Fue un campeonato de mucho nivel. No es que nosotros tengamos menos que ellos, pero sí estamos menos preparados. Ellos son peloteros de oficio, están mejor que nosotros psicológica, física y económicamente.
En tu propia área del pitcheo, por ejemplo, es donde más lagunas se pueden encontrar en la pelota cubana. En las Series Nacionales apenas se utiliza la especialización de los lanzadores, cuando en el resto del mundo es prácticamente una regla no escrita…
La Serie Nacional es un béisbol que se juega para ganar, para la provincia, por eso no se lleva tan bien eso de la especialización, porque cuando hace falta ganar un juego tú pones hasta a un field a tirar si tienes que hacerlo. Por eso te digo que ellos están más preparados que nosotros, porque tienen un pitcher para cada función y se les paga por eso. Ese es su trabajo.
¿Qué fue lo que más te impresionó en la Serie del Caribe?
Había muchos peloteros con calidad, pero el cátcher de Puerto Rico, Martín Maldonado, fue uno de los mejores que vi. Y a veces me impresionaba el físico de los rivales porque yo no soy un lanzador de mucha estatura. Por eso es que tienen que tirar duro y dar jonrones, porque están fuertes, grandes, y eso influye, ayuda.
La prensa internacional reseñó que tuvieron que hacerle frente a un grupo de personas que intentaron agredirlos por su condición de representantes de Cuba ¿Cómo fue ese momento?
Fue algo feo, porque aquí uno no está acostumbrado a ver eso, pero eso es socialismo-capitalismo, es Venezuela. Y uno se impresiona porque aquí en Cuba eso no pasa. Veníamos del entrenamiento, pero nosotros teníamos buena seguridad, entonces tuvimos que entrar por la parte de atrás del hotel. No me gustó eso, pero es la manera de pensar de cada cual, yo de política no sé mucho, solo sé que vivo en Cuba y aquí me siento bien, con o sin, pero me siento bien. Inclusive le dije al chofer que abriera la puerta para hacerles frente, pero bueno… No sé por qué hacen esas cosas si nosotros no tenemos nada que ver con la política, solo fuimos allí a ver si podíamos ganar un juego de pelota.
Tienes ahora 33 años, una edad en la que muchas personas te consideran un veterano pero en el resto del mundo estarías en plena madurez deportiva. ¿Consideras que tu carrera ya está en el tramo final?
La vida me dio la oportunidad de empezar a lanzar joven. Antes yo ganaba a base de fuerza porque tenía juventud, pero ahora gano basándome en la experiencia, y lo hago más fácil. Eso me lo ha dado el tiempo que llevo lanzando. Y me están diciendo veterano desde que tenía 30 años no desde ahora, pero hay otros sinónimos de esa palabra, dime experimentado. Aquí en Cuba se juzga mucho eso. Si los que tienen 20 años no sacan outs entonces no me digas veterano, porque me estás diciendo viejo a lo cortico. Me he sentido cien mil veces mal por eso. Cuando me sienta veterano de verdad, entonces voy a retirarme y no jugaré más pelota. Pero por ahora estoy bien, estoy a full.
¿Y ahora de refuerzo en la capital? Es algo raro porque hace muchos años no lanzabas con otro traje que no fuera el de Camagüey, y de repente lo haces con el Industriales y con el de Villa Clara…
Si Dios quiere voy a tener éxito con Industriales, porque ese es un equipo que sabe jugar béisbol. Pierden igual, pero juegan como es. Allí cada cual hace su trabajo y sé que voy a tener resultados. Y ahora que se incorpora Urgellés va a ser mejor. El otro día entrenado se apareció dando unos palos enormes. Y yo le pregunté: ‘oye tú estás entrenando por la noche’, porque estaba muy bien.
¿Y qué me dices de este famoso lanzamiento tuyo, el garabato? Creo que fue Pestano quien lo bautizó así…
Ese es mi lanzamiento estelar, lo que me identifica. Se lo he intentado enseñar a muchos lanzadores. Ahora mismo en Industriales una pila de muchachos me ven y les trato de explicar, pero entonces dicen que es muy difícil, y no es así, si yo lo aprendí los demás también pueden.
¿Pero te lo enseñó alguien?
Lo aprendí cuando tenía 14 años. Desde niño me gustaba la pelota y siempre la he jugado. Una vez vi una revista que tenía una foto de Greg Maddux, una pitcher de los Bravos de Atlanta que era un animal. Eran dos o tres fotos en secuencia y ahí vi el agarre que él le hacía a la pelota. Entonces jugando al taco con una pelota forrada con media, porque ahora hay esparadrapo pero en aquella época no, trataba de hacer ese mismo agarre, y probaba una y otra vez hasta que me fue saliendo. No es jorobar el brazo, es usar la muñeca.
Con las nuevas medidas aprobadas por el gobierno ahora los peloteros cubanos podrán jugar en otras ligas, a excepción de la MLB, sin la necesidad de abandonar el país. ¿Tienes algún proyecto para cuando termine el campeonato? ¿Algún scout te vio ahora en la Serie del Caribe y te propuso algo?
Es increíble que eso todavía me pase a esta altura de mi carrera, porque desde joven siempre que salía a jugar fuera los scout me proponían cosas, pero nunca me interesó eso. Y ahora con la edad que tengo, que aquí me dicen veterano, los scout, que ya me conocen, me dicen ‘todavía tienes tres o cuatro años, ven con nosotros’, pero siempre les digo que no. Si cuando tenía 20 no lo hice, no lo voy a hacer ahora. Sin embargo, eso me pone grande, porque significa que no estoy muerto y la gente me conoce.
Pero ahora sin necesidad de abandonar el país puedes trabajar en otras ligas, por ejemplo en las asiáticas, que no coinciden con el calendario de la Serie Nacional. ¿No te interesaría?
Eso no es tan fácil. Aquí hay un INDER, un gobierno, que son los que deciden eso. Yo estoy listo para lanzar, no es que uno quiera y ya, porque me debo a un régimen de trabajo, pero si se me da una oportunidad estoy listo para lo que haga falta.
Todos conocen de los éxitos internacionales de Odelín: campeón olímpico y mundial, subtitular del I Clásico. Pero muy pocos saben que en la temporada anterior viviste uno de los momentos más difíciles de tu carrera cuando una lesión te deja fuera del equipo al III Clásico, luego no te seleccionan como refuerzo para la segunda etapa de la Serie Nacional y, lo peor, la comisión provincial de béisbol en Camagüey te sanciona públicamente por una supuesta indisciplina. Todo eso debe haberte hecho replantear muchas cosas en tu vida para que este año le hayas dado un vuelco a tu carrera, con siete ganados y dos perdidios en la Serie Nacional y, como colofón, esta soberbia victoria en la Serie del Caribe…
Yo tengo una teoría: no me gusta lucir mal. A veces voy al estadio de Camagüey y la gente me grita, en ocasiones con razón, porque si lo haces mal no hay por qué felicitarte. Pero a veces te gritan cosas por gusto, sin saber estadísticas, porque no saben de béisbol, no saben por lo que estoy pasando, no conocen los problemas personales de uno, pero al final me siento contento, porque eso me hala y entonces voy en contra de eso. Que me critiquen me estimula y hace que me esfuerce un poco más por lucir bien. Y lo hago por ellos, pero sinceramente te digo que yo trabajo para mi familia y para la gente que me quiere y me sigue. Yo trabajo para la gente que sabe de béisbol, porque hay mucha gente que no sabe y se mete a opinar. Como dice Jorge Junior el de Los 4: ‘si no sabes no te metas’.
Texto y fotos: Raúl Alejandro del Pino Salfrán