Mientras en Cuba se anuncian cambios en la dirección del voleibol —los cuales, espero, devuelvan a nuestra isla a los planos estelares internacionales que historia merece—, en Europa Yumilka Ruiz, la figura más prominente dentro de la última hornada de las Espectaculares Morenas del Caribe, continúa sumando puntos a su excelso palmarés.
El voleibol europeo, con permiso de la ascendente Superliga brasileña, es el escenario más exigente para las damas que se inclinan por contender en el deporte de la malla alta. Y es allí, en medio de mucho de lo mejor que hoy habita el universo voleibolístico, donde la “veterana” ex capitana de nuestra selección nacional ha vuelto a imponer respeto.
Lo de veterana no me lo creo, se me antoja una burda etiqueta que en este lado del mundo le endosan a cuanto jugador anda presto a rozar las tres décadas de vida. Un formalismo que, especialmente en el voly, ha demostrado estar de más. Pasa que en esta historia de balones que suben y bajan, si bien es cierto que la velocidad propia de la juventud puede llegar a marcar tendencias, también sobran los ejemplos de momentos en los que la experiencia es el factor determinante.
Yumilka, retirada de la selección nacional desde 2008 y tras cuatro años de inactividad competitiva por estar vinculada a asuntos protocolares dadas sus responsabilidades como miembro de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Internacional (COI), ha regresado por sus fueros (sin renunciar a las citadas responsabilidades) como integrante de la plantilla del Uralochka-NTMK Ekaterimburgo, cuarto equipo de la liga de Rusia de acuerdo a la clasificación general (9 victorias y 6 derrotas, 30 puntos) después de 15 fechas disputadas.
La doble campeona olímpica (1996 y 2000), reapareció en el mes de enero bajo las órdenes de Nicolai Karpol (antes había jugado la temporada de 2004-2005) y necesitó de unas pocas semanas para adueñarse de la titularidad. Su salto al mondoflex coincidió con la salida definitiva de otra leyenda del voleibol universal: la cinco veces olímpica Evgeniya Artamonova- Estes (1992-2012). Pero Yumi, que nunca fue y como indican los acontecimientos jamás será segunda de nadie, enseguida se apoderó de los balones y sin que la edad, hoy 34, haya hecho mella alguna en la genialidad de sus diagonales cortas y largas, ya lleva cuatro partidos marcando la avanzada ofensiva de su club. Por demás, resultó ser la mejor ubicada dentro de las máximas anotadoras de su conjunto en la Copa Europa (57 puntos en 13 sets), a pesar de haber jugado en solo 4 de los 6 encuentros que disputó su equipo, eliminado en definición de “set de oro” por el Fenerbahçe de Paula Pequeño y Kim Yeon-Koung en semifinales.
El Uralochka es una organización que en la actualidad no desborda el talento de antaño y que tampoco se ha caracterizado por andar en la cima de ninguna competición en los últimos tiempos (aclaro porque ha ganado 25 veces la superliga de su país, con 20 ediciones consecutivas coronándose desde 1986), vuelve a lidiar con el beneficio de muchos ojos de más puestos sobre su desempeño cotidiano. Detrás, hay una realidad meridiana; y es que la morena arrastra multitudes por el simple hecho de estar dotada de la ilustre capacidad de sorprender, y por aquello de cargar sobre sus hombros esa espectacularidad que le viene por naturaleza y por casta.
En lo que al club respecta , pues hasta ha conseguido victorias, en el papel impensadas, como la que le arrancó con pizarra de 3×1 al poderoso Dinamo de Moscú de las olímpicas Natalya Obmochaeva , Yulia Merkulova y Maria Perepelinkina.
Así, vistiendo la camiseta #8 y acompañada de un Ruiz bien esbozado a lo ancho de su espalda, la hiperactiva cubana ha vuelto a encantar. Ha regresado a las cancha para impregnarle su sello en cada una de las salidas al mondoflex; signo inequívoco de quien busca resurrección.
Con Yumilka sumamos otro efectivo a la tropa cubana que agrede balones, burla bloqueos y colecciona méritos. Un grupo –jamás despreciable– de grandes jugadoras que ponen de manifiesto a diario la clase y el legado de haber pasado por las manos de Eugenio George. Lecciones de una escuela que saca talentos como ninguna otra en el mundo y que esparce sus semillas en todas las latitudes de este planeta.
Aunque en diferente condición, pero igualmente elegibles si de capturar un sueño se trata, coexisten ahí fuera Nancy Carrillo, Rosir Calderón, Rachel Sánchez, Daymi Ramírez, Yuslenis Herrera, Liana Mesa y más. Mientras tanto, por aquí la situación real transgrede los límites del “castaño oscuro”. Y es que estamos todos metidos en un sueño gris donde, pese a la ausencia de los “zimbombazos” made in Cuba en Londres, capital olímpica de 2012, y a la amenaza que sobre la historia supone un Brasil ya dueño de dos títulos y con la organización de los próximos Juegos Olímpicos a cuestas, la vida sigue igual.