El restablecimiento de las relaciones turísticas entre Cuba y Estados Unidos va a demorar. La apertura de embajadas depende de los gobiernos, pero una ley federal prohíbe a los compatriotas de Barack Obama cruzar el lado sur del Estrecho de La Florida solo para pasar sus vacaciones.
La novedad de los últimos meses es la oportunidad de hacer las maletas y reservar en un hotel en La Habana o Varadero, acogiéndose a una de las licencias generales autorizadas por el Departamento del Tesoro de EE.UU. a partir de enero de este año.
Aproximadamente 92 000 estadounidense visitaron Cuba en 2014, el último año en que estuvieron vigentes las restricciones levantadas por el presidente Barack Obama. El efecto de sus órdenes ejecutivas emitidas por la Casa Blanca ya se ve en las calles de la isla más grande del Caribe.
La avalancha turística no solo procede de Estados Unidos. Canadienses, franceses y británicos regresan (o también vienen por primera vez) a un país que las noticias han puesto en la mente de todos.
En los tres primeros meses de 2015, la cantidad de extranjeros arribados a la isla y sus cayos adyacentes se disparó en un 12 {bb302c39ef77509544c7d3ea992cb94710211e0fa5985a4a3940706d9b0380de}, de acuerdo con datos publicados por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Aún no hay datos disponibles sobre el comportamiento propio de los visitantes estadounidenses. Los datos publicados sugieren un incremento en un porcentaje similar al del resto de los turistas.
Quienes por primera vez utilizan las licencias generales del Departamento del Tesoro tienen que, literalmente, competir con los canadienses y los europeos por reservaciones o mesas en un restaurante. Si la reconciliación entre Cuba y Estados Unidos resultó una sorpresa para los analistas políticos, ¿qué podían haber vaticinado los directivos de la industria turística?
El cambio en la atmósfera política y el interés por viajar a Cuba llevó a compañías aéreas a buscar cómo abrir vuelos hacia La Habana y a otras ciudades de la Isla, brindando una opción, hasta hace poco prohibida.
“En 1927, Pan American Airways completó su viaje inaugural de Cayo Hueso a La Habana, 88 años después, estamos emocionados de regresar a Cuba bajo los auspicios del Centro para el Estudio de la Cultura y la Economía Cubana”, confirmó la aerolínea en su sitio web.
No es casual que, tras los primeros contactos diplomáticos, las siguientes negociaciones técnicas entre ambos países abrieran con el tema de la aviación civil y los enlaces del transporte aéreo, como reconoció el Departamento de Estado de EE.UU.
“Ocio” no es, todavía, una de las categorías que justifica la estancia de un estadounidense en un país en vías de conseguirse, en su suelo, una embajada con la bandera de las estrellas y las barras.
Ese inconveniente no impide que las calles de La Habana reciban visitantes un tanto inusuales tras décadas de distanciamiento: el observador perspicaz puede encontrarse desde un gobernador examinando el interior de un auto Chevrolet de 1956, a un presentador estrella de una cadena de noticias norteamericana abriendo su noticiero al centro de una plaza, o una subsecretaria del Departamento de Estado moviéndose a pie hacia alguna reunión importante.