Por , Universidad de Sydney
A los pocos minutos de concluir el debate presidencial entre Joe Biden y Donald Trump, quedó claro para muchos que el candidato demócrata, de 81 años, quizá no sea capaz de ganar las elecciones generales de noviembre.
Su incapacidad para comunicarse con claridad durante los 90 minutos de debate le valió duras críticas de todo el espectro político estadounidense, sobre todo entre los demócratas.
Van Jones, antiguo funcionario de la Administración Obama y analista de la CNN, dijo sobre Biden:
Tenía una prueba que superar para restaurar la confianza del país y de las bases demócratas, y no lo ha conseguido.
Todavía estamos lejos de nuestra convención. Y hay tiempo para que este partido encuentre una forma diferente de avanzar.
Biden asestó algunos golpes a su predecesor por las diversas indiscreciones personales de Trump y la insurrección del 6 de enero de 2021 en el Capitolio estadounidense, diciendo en un momento dado: “Tienes la moral de un gato callejero”.
Pero no fue suficiente para persuadir a muchos escépticos de que Biden sea capaz de luchar contra la campaña de Trump, por no hablar de desempeñar las funciones de comandante en jefe de EE. UU., el trabajo más difícil del mundo, durante otros cuatro años.
Si las encuestas del fin de semana muestran que Biden está perdiendo apoyo tras su pésima actuación en el debate, lo que parece muy probable, el movimiento para sustituirlo como candidato de los demócratas se hará aún más intenso y, en última instancia, irresistible.
¿Cómo se desarrollaría esto en las próximas semanas?
Persuadir a Biden para que se eche a un lado
A pesar de las críticas de su partido, Biden sigue siendo dueño de su destino. Ganó el 99 % de los delegados comprometidos en el proceso de primarias demócratas a principios de este año, lo que significa que tiene derecho a la nominación. En consecuencia, cualquier decisión de cambiar de candidato ha de partir del propio Biden.
En ausencia de noticias dramáticas sobre su salud o su destitución en virtud de la 25ª enmienda de la Constitución, que permite tal acción por parte del vicepresidente y una mayoría de su gabinete si el presidente es “incapaz de cumplir con los poderes y obligaciones de su cargo”, Biden tendría que aceptar renunciar como candidato del partido.
Consejo editorial del New York Times: Biden debería anunciar que no seguirá postulándose
Debemos ser realistas: Biden es un hombre muy testarudo. No se llega a presidente de Estados Unidos sin tener una enorme confianza en uno mismo. Puede que Biden no sea el político más inteligente o con más talento, pero es tenaz e implacable en sus ambiciones.
Se presentó dos veces a la presidencia antes de su éxito en 2020. No dejó que un aneurisma cerebral, acusaciones de plagio, dramas familiares o tragedias personales le impidieran aspirar al cargo más alto del país. Al día siguiente del debate con Trump, agitó el puño en un acto de campaña en Carolina del Norte y afirmó: “Cuando te derriban, te vuelves a levantar”.
Persuadir a Biden para que dimita requeriría la colaboración de su esposa, la primera dama Jill Biden. La “Dra. Jill”, como se la conoce, ha asumido un papel activo en la gestión de la vida diaria y las apariciones públicas del presidente.
Hay muy pocos veteranos del Partido Demócrata que puedan ser influyentes con los Biden. La lista probablemente empieza y termina con el expresidente Barack Obama y la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi. Si ambos se dirigen a la primera dama e instan enérgicamente a la retirada de Biden, podría ser muy difícil resistirse.
¿Cómo podría Biden salvar la cara?
Si Biden se retira de la carrera antes de la convención demócrata de mediados de agosto, sus delegados podrían votar por un nuevo candidato en el evento. Entre los posibles candidatos figuran la vicepresidenta Kamala Harris, el gobernador de California Gavin Newsom, la gobernadora de Michigan Gretchen Whitmer y el gobernador de Pensilvania Josh Shapiro.
Cabe destacar que, a excepción de Harris, ninguno de estos candidatos ha sido examinado públicamente durante el proceso de primarias demócratas para el puesto más examinado del mundo.
Si Biden se retirara de la carrera tras la convención, una reunión especial de los miembros del Comité Nacional Demócrata decidiría el nuevo candidato. Este comité está formado por unos 500 miembros destacados del partido de todos los estados y territorios de EE. UU. (Whitmer es una de los tres vicepresidentes).
Una pregunta que podrían plantearse los confidentes de Biden es: ¿qué escenario ofrece a Biden una salida más airosa y exitosa?
Es posible que quiera designar a un sucesor y que quiera elegir el método que le ofrezca más control. Puede ser la vía de la convención, donde al menos puede reclamar la lealtad de sus delegados de las primarias.
Esto requeriría un anuncio en las próximas semanas. Cuanto antes, mejor, para conseguir el máximo apoyo público posible para un nuevo candidato. Biden podría salvar una parte significativa de su reputación si su sucesor, elegido a dedo, derrotara a Trump en noviembre.
Las cosas parecen sombrías para los demócratas en este momento, pero a largo plazo, pueden estar en una posición fuerte. Trump es muy impopular entre la mayoría de los estadounidenses. La insurrección de 2021 sigue siendo una enorme mancha en su legado. Su techo de votos entre los probables votantes en noviembre sigue estando probablemente por debajo del 50 %.
El veterano estratega de Obama David Axelrod advirtió a los republicanos tras el debate:
Si, por la razón que sea, hay un cambio en la candidatura, tendréis problemas con Donald Trump. Porque el tipo que ha estado ahí esta noche no es un tipo que vaya a inspirar a la gente.
Un candidato demócrata duro y ágil que sepa comunicar con claridad podría tener mucho éxito en noviembre.
Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.