Por Gustavo Porporato Daher, Universidad Autónoma de Madrid
Los motores de búsqueda son inseparables de la forma en que la mayoría de los usuarios utilizan hoy internet. Google, el más popular del mundo, incluso ha dado lugar a un verbo para referirse a la acción de buscar información en la Red.
Google fue fundada en 1998 con 100 mil dólares. A mediados del año 1999, recibió una inyección de capital de 25 millones de dólares de dos fondos de capital riesgo, en unos tiempos en los que procesaba más de 500 mil búsquedas al día. Entonces, Netscape valía más que Microsoft, Yahoo llevaba dos años cotizando en Bolsa y Amazon aumentaba las ventas un 300 % con respecto a 1997.
La empresa no gastó nada en publicidad ni en marketing. Tampoco se propuso cotizar en bolsa de inmediato, ni ampliar más su capital. Tan solo se limitó a desarrollar un buen producto y confiar en el boca a boca para darlo a conocer. Evitó crecer y ampliarse para ser un portal lleno de contenidos y servicios como eran Terra, Excite o Altavista.
Alcanzó la rentabilidad financiera a finales del 2001 mientras se centraba en mejorar y expandir los productos desarrollados, acumular premios y convertirse en el primer y más admirado buscador del mundo, sin gastar un dólar en publicidad. En agosto del 2004, salió a Bolsa y el Consejo de Administración mantuvo gran parte de las acciones.
Hoy día procesa casi 100 mil búsquedas por segundo y ostenta una cuota de mercado de casi el 80 %. El resto de los buscadores que intentan competir con Google lo siguen de lejos: Bing (11,8 %), Yahoo (3,1 %), Yandex (2,7 %), DuckDuckGo (0,8 %), Naver (0,5 %), y otros (1,5 %), según datos de 2024.
El precio de usar Google
Sus productos permiten la integración entre todos ellos, facilitando la gestión de las operaciones habituales de usuarios y empresas: email, almacenamiento, calendario, vídeos, etc. Aparentemente, todos son gratuitos, aunque son conocidos los casos de violación de la privacidad y transferencia ilegal de datos.
El coste que tiene para el usuario es la concentración y exposición de sus datos personales y el uso que se les da con fines publicitarios –con ingresos que en el segundo trimestre del 2024 superaron los 84 mil millones de dólares–.
En este sentido, existen países (Austria, Francia, Dinamarca, Noruega, Italia) que han prohibido la utilización parcial de algunos productos Google (Analytics, Workspace y Chromebook) por violar la normativa del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
Ecosistema para atrapar al usuario
Ahora bien, ¿es interesante salirse del universo Google? El gigante tecnológico es excelente ofreciendo comodidad y productividad con la utilización de sus productos; no hay razones aparentes para cambiar y adoptar productos o servicios de las empresas competidoras.
Por ejemplo, se puede utilizar el navegador Chrome de Google para buscar información. Luego se pueden enviar enlaces de lo encontrado a través de Hangouts o por Gmail. Después se pueden almacenar archivos en Google Drive y utilizar Google Docs o Sheets para colaborar con otras personas, mientras se realiza una reunión virtual en Google Meet, compartir fotos a través de Fotos y programar la próxima reunión en Google Calendar.
Existen otros servicios y funciones que ofrece Google (más de sesenta) que se unen para mantener al usuario dentro del ecosistema y extraer así el máximo valor, todo gestionado con una única cuenta y contraseña.
Fallos del gigante
El hecho que sea el más grande no lo convierte en el mejor motor de búsqueda, considerando aspectos como la conciencia social y ambiental o la privacidad. Al buscar información de países o mercados no occidentales y de habla no inglesa, Google puede no cumplir con las expectativas de los usuarios, ya que determinadas páginas de internet pueden no estar indexadas o porque los datos que provee no van más allá de los 16 meses de vida de las páginas web.
Es necesario, por lo tanto, conocer cuáles son las principales alternativas de servicios similares que existen en el entorno digital. La concentración que propone Google debe ser cuestionada, permitiendo el desarrollo de nuevos servicios que promuevan la libertad de competencia en el mercado.
Existen opciones
A continuación, se enumeran algunas otras opciones que pueden ser analizadas y evaluadas por si se adaptan a las necesidades de los usuarios y las empresas. Asimismo, es importante destacar que la aparición de herramientas de inteligencia artificial está cambiando la definición tradicional de buscadores de internet.
Es incuestionable que Google ha conseguido alcanzar un gran éxito de implantación en el mercado. Los usuarios han decidido aceptar la mayoría de las soluciones ofrecidas en función de las necesidades y la conveniencia. Ahora bien, es su responsabilidad también el ser conscientes del precio que se paga al aceptar los términos de servicio y el coste oculto de las aplicaciones gratuitas –nuestra privacidad–.
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Buscadores de internet alternativos a Google Search: Bing, DuckDuckGo, Kagi, Ecosia, Brave, Firefox.
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Servicio de correo electrónico alternativos a Google Mail: ProtonMail, Tuta, Mailfence, Outlook.
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Almacenamiento en la nube alternativos a Google Drive/Cloud: Tresorit, Arsys, Sync.com, Nextcloud, iCloud, Dropbox.
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Herramientas integradas alternativas a Google Workspace: Microsoft Office (Word, Excel, PowerPoint), Zoho Office, LibreOffice, CryptPad.
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Plataformas de compras alternativas Google Shopping: Amazon, eBay, Etsy.
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Noticias (Google News): Flipboard, Feedly, Apple News.
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Plataformas de vídeos alternativas a YouTube: Vimeo, Twitch, Dailymotion.
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Mapas alternativos a Google Maps: OsmAnd, Waze, Mapbox.
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Analítica de datos alternativas a Google Analytics: Matomo, Fathom Analytics, Publytics.
Gustavo Porporato Daher, Profesor de Economía Financiera y Contabilidad, Universidad Autónoma de Madrid
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.