Según mi humilde punto de vista, somos los cubanos comunes y corrientes, TODOS, los que más vamos a sufrir con todo este embrollo del cese del otorgamiento de las visas de turismo válidas por cinco años.
Ha sido una decisión soberana del gobierno norteamericano (nunca dije que el exilio de Miami fue el culpable ni el que la dictó ni el que la inventó), que atañe a ciudadanos del mundo entero. Tampoco dije que es una medida diseñada específicamente contra Cuba. Será, como corresponde, respetada y acatada como debe ser. No otorgarán de ahora en adelante dichas visas, aducen, en reciprocidad al trato que reciben los ciudadanos americanos a manos de otros países. Lo ha decidido el Estado más poderoso del mundo. Es ley. No se me ocurre intentar desobedecerla, impugnarla, denunciarla ni echar a rodar una de esas tantas campañas de recogida de firmas ni nada por el estilo. ES UNA LEY DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA. El argumento esgrimido tiene su lógica: doy lo que recibo y punto. No importa que me guste o no, que me parezca lógica o no. Desacertada, injusta o no. Yo soy una hormiga que ni siquiera es americana. Es cierto que utilicé una frase subida de tono, marginal, para referirme a tal decisión cuando escribí que era un “tronco de hijeputencia”. Lo lamento. Pude expresar mi desagrado y sorpresa de manera más seria y educada. Pero el uso de la frase, cubanísima por cierto, no evapora mis argumentos.
¿Por qué hago hincapié en que seremos los cubanos del montón los que saldremos peor parados?
Porque saben todos los interesados en el asunto, ya sea que estén a favor o en contra del otorgamiento de tales visados, sean cubanos o no, que las relaciones entre los gobiernos de Cuba y EE.UU. han vuelto a deteriorarse de manera acelerada y sostenida hasta el punto de no sostener casi relaciones diplomáticas, con embajadas y consulados en los dos países operando casi en cero.
Conocen que los ciudadanos cubanos, desde hace un tiempo, deben viajar a terceros países para solicitar una visa que les permita viajar a Estados Unidos, con los gastos que toda esa operación conlleva (hacer reservas con una Internet que no está al alcance de todos, pagar billetes de avión, alojamiento, alimentación, telefonía móvil y transportación, más el pago por los trámites en la embajada americana de esos territorios) sin tener seguridad alguna de que les será otorgada. Una inversión que fácilmente puede esfumarse ante una ventanilla, sin derecho siquiera a recibir una explicación del oficial o funcionario que los atiende, porque así también lo dice la ley. Es un gasto excesivo (cercano a los $2000) que no puede afrontar la inmensa mayoría de los que habitan en la isla ni sus familiares en el extranjero, así como tampoco pueden hacerlo muchas instituciones o eventos culturales americanos, que aún teniendo el dinero no pueden usarlo como les apetezca (porque ahí aparecen entonces la OFAC y el Departamento del Tesoro con otra recua de leyes que deben cumplirse). Este “via crucis”, este infierno, salvo raras y contadas excepciones, no lo sufrirán europeos, asiáticos, africanos, latinoamericanos ni australianos que sí tienen embajadas americanas en sus países.
Visas a EEUU: una política parcialmente recíproca que afecta a los cubanos
Sin embargo (ya quisiéramos los de aquí estar “sin embargo”), los ciudadanos americanos no tienen que viajar a terceros países ni someterse a entrevistas en embajadas cubanas para obtener su visa a Cuba. Pagan 100 USD en la Terminal Aérea y en diez minutos tienen la visa estampada en su pasaporte americano. No veo que haya mucha reciprocidad en los dos procesos. Es algo que algunos medios de prensa oficiales y alternativos del primer mundo están escondiendo porque, justamente, se resiente entonces la justificación de la reciprocidad. Si comenzaran a otorgarnos a los cubanos residentes en Cuba una visa de turismo que como máximo llegue a tres meses y pudiéramos abonar esos mismos 100 USD, sin interrogatorio alguno y abordar el avión diez minutos después, entonces sí estaríamos hablando de algo recíproco. Las palabras deberían tener un valor. Tienen un valor.
Muchas abuelas y abuelos cubanos que añoran caer “por allá enfrente” cada vez que pueden o quieren o que alguien les pague un vuelo en avión, para visitar a sus descendientes (o a sus muertos lejos de casa) y recuperar por un tiempito la sensación de los domingos con toda la familia queriéndose o asombrarse del estirón de los más pequeños o insistir en hablarles con el acento del archipiélago que ya casi olvidan y hasta recuperar sabores y olores de la cocina criolla, porque ellos se empinan en tierra que ha sido acogedora pero que no es realmente la de sus progenitores, cada vez más podrán hacerlo menos. Pensemos además que no pocos de esos ancianos y ancianas no están en condiciones físicas de afrontar esos viajes a otros territorios para solicitar su visado (les he visto llegar al aeropuerto de La Habana en sillas de ruedas y ser recibidos en territorio americano en otras sillas de rueda y lo mismo a la inversa), que deben viajar acompañados por otra persona al menos, con lo cual todos los gastos anteriormente expuestos se duplicarían.
Las madres y padres que, en su momento, accedieron a que sus hija/os fueran a residir a la orilla de enfrente con su ex- media naranja o que les vieron irse como pudieron con riesgos enormes para sus vidas a probar fortuna y oportunidades de otra clase, ya no podrán abrazarles tan a menudo.
Otros (tíos, primos, hermanos, esposos, nietos, hijos) que se están comiendo aquí en “el caimán” “un cable”, pero se sabían con la esperanza de poder “MULEAR” tres o cuatro veces al año para sí mismos (o para los que nunca podrán salir, que también están con una mano “alante” y la otra amputada) y hasta poder hacer unos pesitos trabajando por la izquierda para paliar el temporal eterno de esta orilla, dejarán de hacerlo. Muchas cubanas con ese tipo de visa, estando de visita, cuidaron ancianos y operados para que el resto de la familia cubanoamericana pudiera trabajar, en un país que es por sobre todas las cosas, “DE TRABAJO” (allí sí que hay que doblar el lomo y los dueños y gerentes no creen en certificados médicos inventados ni en justificaciones peliculeras).
Los hubo que podaron jardines, pintaron casas de familiares, amigos y conocidos, enmendaron techos, pusieron losas y mosaicos, cargaron en almacenes lo que se les pidiera, recuperaron consolas de aire acondicionado y todo tipo de electrodomésticos, trabajaron la tierra, arreglaron algunos autos con sus conocimientos de mecánica a la cubana y esos trabajitos “noblemente ilegales” les permitieron regresar varias veces a Cuba a poner comida en la mesa y zapatos en los pies de sus muchachos. Y están también los que usaron su importación del año para reconvertirla en CUC a su regreso a Cuba y mantener a sus familias durante unos pocos meses. No veo algo insano ni demasiado terrible en que hayan podido hacerlo. Nos da la medida de lo que está dispuesto a hacer alguien por los suyos sin mendigar ni pedir limosnas con escopeta.
Eliminación de las visas de 5 años: un mini bloqueo para el sector privado cubano
Artistas, científicos, profesores o especialistas de alto grado en muchas áreas, que hemos respetado a cabalidad las exigencias y las leyes de ese país cuando hemos ido, sin engaños ni trampas, sin intentar usar una visa de turismo o de intercambio cultural o académico para hacer dineros de forma ilegal y sí para conocer o confrontar muchas personas y cosas que son maravillosas y de todo ello aprehender, veremos truncado todo ese intercambio que estaba resultando útil para pensar y rediseñar una futura nación cubana. Habría que reconocer en este punto, que también algunos “pillos criollos” engañaron o intentaron engañar al Tío Sam usando sus visas para fines que éstas no amparaban con la ayuda incalculable de otros “pillos” de allí mismo, empañándolo todo. Que siempre hubo un ojo que los vio, un teléfono que los grabó y una boca que “los caminó”, porque se lo buscaron.
En mi caso particular, que jamás he trabajado ni cobrado por ello en mis múltiples visitas, luego de ocho largos años “Bush” en los que me impidieron pisar territorio americano, la visa “Obama” de entradas y salidas múltiples válida por cinco años me permitió reencontrarme con amigashermanas y amigoshermanos a quienes no veía desde hacía mucho tiempo y corroborar que hay amores intensos que nada ni nadie puede desteñir. También hacer nuevos amigos y amigas que sé, lo serán ya para los innings de juego que me van quedando.
Pude hacer mía una gran familia (de la que forman parte mi novia y nuestras hijas) diseminada en Miami y Tampa que me abrió sus casas y sus corazones. Personas trabajadoras, humildes, solidarias, abiertas, cariñosas, lindas. A los que trato en reciprocidad, como merecen, porque nunca he visto con buena cara eso de estar echándose fresco o andar lamentándose de lo difíciles que están las cosas en la isla, para pedirle y en ocasiones exigirle al familiar que ha ido levantando cabeza en otro país, soportando amarguras, tristezas y soledades, que asuma manutención alguna. Jamás, a esta nueva familia (ni a mis hijas mayores, que residen en Estados Unidos) les pedí que me regalaran dinero, ni recargas telefónicas, ni me convertí para ellos en una carga pesada. Cuando he necesitado que me compraran algún artefacto o misceláneas que desafortunadamente no aparecen en Cuba, siempre aparecí con mi dinero ganado y ahorrado con total transparencia y honradez, para devolver el favor y dar las gracias, que ya es algo que se ha ido perdiendo.
Pude conocer a colegas de profesión y lumbreras de áreas bien alejadas de la mía, que son inmensos a escala mundial, recibir de ellos consejos, elogios y críticas, mostrarles mi trabajo y asomarme con estupor y complacencia al de ellos, en Festivales de cine en New York, Chicago, Yale University, San Francisco, Houston, Aspen, Telluride. Estrenar y hacer la promoción de un filme irlandés desde Miami. Comprar equipos que son vitales para el trabajo de cualquier cineasta en la mejor tienda del ramo a nivel mundial: B&H. Visitar museos soñados, lugares sagrados. Morirme de orgullo en Ybor City viendo lo que fueron capaces de hacer desde 1886 aquellos primeros cubanos exiliados y pobrísimos. Escuchar, entender, respetar y querer a muchas personas que no son un calco mío ni clonan mi manera de ver el mundo y que por eso mismo me hicieron crecer hasta límites insospechados porque en la diversidad de ideas y opiniones encuentra uno, caminos que no sospechaba que existían o refuerza los que ya desandaba. Fue bueno aprender de ideas y credos diferentes, sin sentirme conminado a remodelar los míos de manera oportunista. Pude sentarme a conversar largo y tendido (lo digo sin temor alguno, porque es algo que la condición de artista viabiliza y mis decisiones son mías y de nadie más) con pensadores, poetas y creadores que son anticomunistas furibundos y anticastristas furibundos. Jamás hice proselitismo político o ideológico porque eso no es lo mío. Nunca pregunté quién era liberal o conservador, quién votó por Trump o no. Ninguno de ellos me acusó ni maltrató porque yo viajara desde Cuba. Tampoco porque decidiera regresar al sitio en que hago mi vida al final de mis cortas estadías. En algunos temas específicos no pensamos de igual manera pero respeté profundamente todas sus opiniones y ellos hicieron lo mismo con las mías.
Nada de eso podré volver a hacerlo en largos años cuando la visa actual que ahora poseo, llegue a su fin. La medida me afecta, está claro. No creo que tenga culpa que me haga merecerla. Me molesta, claro está. Y también a muchísimas familias cubanas que ya estaban rotas y que a partir de ahora se desgajarán aún más.
Nada puede sustituir el trato persona a persona. Nada como abrazarse, besar, oler, mirarse fijo a los ojos. Ni redes sociales, teléfonos, ni holografías ni videoconferencias. Es vital facilitar que se afiancen los lazos de sangre, no obstaculizar ese entramado. Y es demasiado importante la comunicación entre profesionales de cualquier rama del conocimiento humano. Ganan el mundo y el género humano con todo ello.
Siempre me ha parecido incorrecto e injusto el trato diferenciado que el gobierno de mi país ofrece a los que se han marchado hacia los cuatro puntos cardinales. No me gustaba ni me gusta cuando les llaman gusanos y les tratan como tal. Ni los tristes y agresivos actos de repudio. Ni que durante años perdieran sus propiedades y bienes familiares porque emigraran. Ni que se use a la familia que queda en Cuba como rehén para castigar las “deserciones”. Tampoco que se les obligue a cumplir deberes y obligaciones ciudadanos, sin permitirles ejercer derecho alguno. Que deban pagar altas sumas por poseer un pasaporte del país en el que no escogieron nacer o por prorrogarlo. Ni que se les deje opinar pero no votar. Todo eso no ha producido mucho orgullo ni demasiadas nostalgias entre los cubanos de la diáspora.
Por lo tanto, sé que hay demasiado odio acumulado. Odio que destilan historias reales que cada uno de los dos grandes bandos esgrime, llegado el momento. Cada equipo tiene a buen recaudo y aviva todo el tiempo las barbaridades o los extremos que ha cometido su contrincante. No pienso que haya que hacer borrón y cuenta nueva. Olvidar todos los acontecimientos terribles que el enfrentamiento feroz entre dos posturas políticas e ideológicas han marcado a nuestra nación por más de seis décadas, es imposible.
Pero no veo bien que ese odio irracional que ya es casi genético lleve a algunos pocos (sé que por fortuna, la mayoría de los exiliados cubanos no piensa ni actúa así ) a dar brincos de alegría porque le amarguen aún más la vida a sus compatriotas de abajo o a su costado. No veo bondad alguna en esa postura. No me parece que haya nobleza o solidaridad humana en ella. Por ese camino, esos pocos compatriotas (no dudo de los motivos que tienen para odiar) podrían llegar a armar un buen rumbón si se eliminaran las remesas, la reunificación familiar, si dos tornados y tres grandes huracanes se nos vinieran encima, si nos cayeran a bombas y los niños nuestros, que no nacieron “en tierras de libertad” como escribiera alguien hace unos días, pusieran las bajas colaterales. Y puestos a pedir, para que la alegría sea mayor, que todo eso nos llegara a la vez.
Me siento inmensamente feliz de no desear la infelicidad de otros. Y me emociono con los cientos de miles de cubanos desperdigados por esos mundos de Dios, que a pesar de sus desavenencias con el gobierno de la isla, de no gustarles un montón de cosas, de no parar de desear un país diferente al que hoy existe, no dudaron en tender sus manos a los damnificados del tornado, por ejemplo. Porque una cosa, es una cosa… y otra cosa, otra.
Un comunista cubano de línea dura, residente en la isla… el que peor les caiga, con un pasaporte de un país europeo seguirá yendo de visita a Estados Unidos.
Los funcionarios o dirigentes políticos cubanos que con toda seguridad son odiados por esas personas que ahora vitorean que se acaben las visas, seguirán recibiendo cuando el caso lo amerite, sus visados diplomáticos para poner pie en los Estados Unidos de América.
Nosotros ya no.
*Este texto fue publicado originalmente en la cuenta de Facebook de su autor.
Luis Alberto:
Solo tres precisiones:
1. No es una ley. No fue aprobada por el Congreso. Es una disposición del ejecutivo vía Inmigración.
2. Tampoco la medida es reciproca. Los turistas yumas (y no yumas) pueden estar en Cuba tres meses, al día siguiente vuelan a Cancún o a Bahamas, compran una visa y vuelven a entrar a la Isla por tres meses más.
Ningún cubano con visa podría hacer lo mismo saliendo de EU. Tendría que volver a pasar por el vía crucis de ir a México y gastarse (p gastarle a la familia) un baro por eso. Hasta donde yo conozco, nada mas ocurre en nuestro caso, y es parte de la anomalía de las relaciones, deterioradas, como bien afirmas, bajo esta administración después del proceso que todos conocemos.
3. No hay que arrepentirse por el uso de esa palabreja. Esto lo han logrado cubanos (o hijos de… cubanos) que la merecen porque no les importan las personas sino la misma canalita de siempre, over and over. Ahora les han dado prerrogativas que no tenían bajo Obama (no los llamaban ni para preguntarles la hora). Esto es como un cachumambe…
Es comprensible su postura acorde a su sensibilidad, pero su postura a mi entender es algo ingenua. Si los cubanos por 100 dolares recibieran una visa a USA que cree usted que pasaria? Se iria media Cuba, seria la debacle migratoria, por tanto no se puede ser recíprocos en algunas cosas. Por otra parte, por qué seguir viendo al pueblo cubano como una masa desdichada, que se dedica a sobrevivir entre penurias, que pareciera impuesta por dios, como si este destino fuese divino e incambiable? Los norteamericanos tienen entonces que entender nuestras desgracias cubanas divinas y compadecerse y darnos la limosna de pasear a su pais de vez en cuando para sentirnos personas, al menos por unos dias? Por qué mejor no acabamos con nuestras desgracias cubanas? por que no vamos al meollo del asunto? Creen que los nortemericanos son asi con Cuba porque si, por mala entraña, porque se oponen al comunismo? Desde el punto de vista americano ellos estan presionando al gobierno de Cuba, para que Cuba se vea obligada a tomar medidas que beneficien al pueblo cubano, ya que se ha demostrado que por si mismos, por buena voluntad, no habrán cambios en Cuba. Y el mejor ejemplo fue Obama, que fue todo lo contrario y el gobierno de Cuba se encargo de demonizarlo para no perder a su enemigo. Entonces querido Luis, no es cuestión solo de pensar en las bondades de las migajas que estamos perdiendo con esta medida, no es cuestión solo de la parte emotiva y sensible, porque desde nuestra Cuba se ha fomentado esta separación entre las familias y con el mundo en general, por tanta falta de derechos. Es cuestión también de entender que los cubanos debemos aspirar a ser seres normales, a tener vidas normales, derecho normales, dentro de nuestro país, para luego entonces ser tratados por el resto del mundo como cualquier otro.
Luis Alberto, usted es un gran actor, pero ademas sus profundo analisis muestran a una persona harto conocedora de la realidad del cubano a ambos lados del charco y tienes mucha razon, demasiada razon, solo el cubano de “a pie” el de siempre sera el afectado, los hijos de los “mayimbe” seguiran entrando y saliendo de Estados Unidos con visas de diplomaticos e igual viajaran a Europa, Asia y hasta la Luna como representantes de Cuba, sin temor, ni impedimentos. Mientras el cubano de “a pie” incrementara las carencia y los padecimientos a causa de la nueva politica.
El gobierno cubano necesita de los emigrados cubanos,Cuba esta en crisis y los dolares que aportan a la economia del pais son importanticimos,la respuesta de Cuba,como siempre,es echarle la culpa al bloqueo y no buscar soluciones,pero el problema tiene solucion,antes se decia en Cuba que muchos cubanos residentes en Cuba almorzaban en Miami y despues regresaban,ahora,Cuba deberia comprar algunos Ferrya inscribirlo en otro pais por lo del embargo y ponerlos a funcionar entre La Florida la Hanana y Varadero,facilitar la entrada a los cubanos,no importa el tipo de pasaporte que tengan,permitir la importacion de todo tipo de producctos,alimentos y medicinas libre de impuestos aduanales,si las familias no se pueden encontrar en los EEUU que se encuentren en Cuba,estoy seguro que los fines de semanas,sobre todo,vendrian muchisimos cubanos.
Es muy larga y enredada la cadena de tensiones, afirmaciones y negativas, los permisos o prohibiciones que se han cruzado los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, un país que Fidel Castro nombró como adversario, como enemigo, desde su ascenso al poder y que más de una decena de administraciones norteamericanas han tenido en sus agendas como enemigo. En estos sesenta años han sido muchos los ciudadanos de Estados Unidos que se han quejado de las políticas de su país hacia Cuba cuando los ha afectado. Para los cubanos la opción de protestar una medida, sea la restricción que sea cuando ésta ha sido implementada por el gobierno cubano, es prácticamente nula. En los formularios que se deben llenar para obtener una visa de muchos países aparece una frase que hay personas que no entienden: “La visa n es un derecho, sino un privilegio que le otorga a usted este país”. Y ciertamente así es y, cuando uno vive fuera de Cuba se da cuenta de la razón de esta frase, la cual nunca comprendería una persona que haya vivido sólo en Cuba y que tenga menos de sesenta años. Para protestar por una limitación impuesta por el gobierno de cualquier país hacia los cubanos hay que comenzar por reconocer y comprender en profundidad todas las limitaciones que el gobierno de Cuba impone a sus propios ciudadanos. Para criticar los disparates que pueda cometer un presidente o unos congresistas de otro país habría que comenzar por hacer una evaluación honesta y sin cortapisas de los disparates que ha cometido históricamente el gobierno cubano y de los cuales, en alguna medida, millones de cubanos nos hemos visto en una situación de casi complicidad con nuestro silencio. Hay un viejo chiste de un estadounidense que le cuenta a un cubano que él puede estar en Estados Unidos, ir a la Casa Blanca, sentarse ante el presidente de los Estados Unidos y decirle todo lo que piensa del presidente de los Estados Unidos… y el cubano le dice que uno puede estar en Cuba, irse al Consejo de Estado de Cuba, sentarse ante el presidente del Consejo de Estado de Cuba y decirle todo lo que uno piensa del presidente de Estados Unidos. ¿No ilustra este chiste la posición de los que protestan por la limitación de las visas?
Mira, te voy a rectificar ciertas cosas; y, si quieres podemos debatir::
1- “Sin embargo (ya quisiéramos los de aquí estar “sin embargo”), los ciudadanos americanos no tienen que viajar a terceros países ni someterse a entrevistas en embajadas cubanas para obtener su visa a Cuba. ”
Esto no es cierto. Por ponerte un simple ejemplo: en AL, los ciudadanos norteamericanos tienen que pedir visa para ir a Brasil; y nadie nunca ha armado un escándalo aquí por eso. Te digo más, a partir del año 2021 los ciudadanos norteamericanos tendrán que pedir visa para entrar en el espacio Schengen. Tampoco nadie se ha rasgado las vestiduras por eso.
En el caso específico de Cuba, debiso a las leyes de EEUU, los ciudadanos deben obtener una autorización del Departamento del Tesoro, o están en riesgos de sufrir multas u otras sanciones a su regreso a EEUU. Que esto no pase, que el Departamento del Tesoro se haga el de la vista gorda, etc,etc, es otra cosa, pero eso es lo que está escrito en la ley, así que la cosa no es tan sencilla como la pintas.
2- “Lo ha decidido el Estado más poderoso del mundo. Es ley. No se me ocurre intentar desobedecerla, impugnarla,”
Gran error. Lo ha decidido una nación soberana, como cualquier otra nación soberana de este mundo que tiene la potestad de decidir las condiciones bajo las cuales los ciudadanos extranjeros tienen que entrar a su territotio.; y para impugnarla está la Corte Suprema. Tu tienes perfecto derecho a no estar de acuerdo y expresarlo y dar cuantas razones consideres necesarias para defender tu punto de vista, pero hasta ahí. Ni a ti, ni a nadie le están violando ningún derecho con esa disposición, absolutamente ninguno.
3-“Las madres y padres que, en su momento, accedieron a que sus hija/os fueran a residir a la orilla de enfrente con su ex- media naranja o que les vieron irse como pudieron con riesgos enormes para sus vidas a probar fortuna y oportunidades de otra clase, ya no podrán abrazarles tan a menudo.”
Amigo, eso sucede en Cuba hace más de medio siglo; y otrora con menos posibilidades que lo que ocurre ahora. Y no incluyo a los cubanos que murieron sin volver a ver a los suyos a la canallada de negar la entrada al país de por vida a ciudadanos cubanos; no incluyo a los que estuvieron décadas sin poder ver a sus familiares (mi madre pasó 30 años sin ver a su hermana mayor), o actualmente los que tienen la posibilidad de abrazar a sus seres queridos en 8 años como mínimo.
4- Las relaciones se han deteriorado por culpa del gobierno cubano fundamentalmente, y tú lo sabes.
5- Esos trabajitos “noblemente ilegales” les permitieron regresar varias veces a Cuba a poner comida en la mesa y zapatos en los pies de sus muchachos. Y están también los que usaron su importación del año para reconvertirla en CUC a su regreso a Cuba y mantener a sus familias durante unos pocos meses.
Vamos, Luis Alberto ¿También vas a apoyar que se vaya a otro país, al que sea, a violar sus leyes? ¿Desde cuándo se tiene derecho a eso? Aquí el ‘problema no está en los EEUU, está en la desastrosa situación cubana donde los sueldos son misérrimos, la iniciativa individual coaccionada y la prosperidad y la riqueza criminalizadas y estigmatizadas, aunque sean a costa de partirse el espinazo trabajando. Roza la desfachatez el que tú pretendas que los problemas que causa la desastrosa gestión castrista se resuelvan violando las leyes norteamericanas, evasión de impuestos incluida, que aquí en EEUU no se le perdona a nadie. Yo creo que tú estás lejos de saber las consecuencias desastrosas que puede tener este proceder, la menor de las cuales sería que no volvieran a entrar en EEUU jamás. Para usar una frase cubana: aquí “te dan soga el tiempo que consideren necesario, pero cuando la regogen, estás ahorcado sin remedio. La responsabilidad y la obligación de hacer prosperar a los cubanos, hacer que no pasen necesidades y hacer que tengan una vida, no digamos ya próspera, sino una vida normal, es en primerísimo lugar, del gobierno cubano, no del gobierno de ninguna otra nación. ¿O para qué están los gobiernos entonces? ¿Para causar problemas o para resolverlos? El gobierno cubano jamás ha sentido la obligación de dar explicaciones a sus ciudadanos. Hace más de medio siglo que hace exactamente cuanto le da la gana. Ahora mismo les ha colgado una constitución que da arqueadas de puro orwelliana ¿Y las consecuencias cada día más desastrosas de eso tiene que asumirlas el gobierno de otra nación? Seamos serios, por favor. En cuanto a eso que dices de los intelectuales y profesores, te recuerdo que por algo no existe un único tipo de visas. Hay visas muy específicas para esos casos.
Y ahora te voy a refrescar la memoria. Esto de los tres meses es exactamente lo que había antes , excepto por este problema en la embajada y el tener que ir a otro país. Y el cubano viajaba y nadie llenaba una palangana llorando por eso. Algo que se te olvida: el cubano que viajaba por tres meses tenía derecho a prórroga, pero tenía que pagarle al gobierno de Cuba una cantidad entre 100 y 150 dólares por cada mes de prórroga que estaba en EEUU. Lo sé por experiencia personal. Esto podía hacerlo aquí en la agencia de viajes, o a su regreso a Cuba, pero tenía que pagarlo, como si la madre que yo tenía en mi casa fuera una esclava alquilada por la que tenía que pagarle al mayoral. eso no lo hace el gobierno de EEUU con sus ciudadanos, es más, no se le ocurriría jamás hacerlo. Por esta extorsión canalla nadie armó nunca una recogida de firmas. Claro que una visa por 5 años es mejor, pero el que EEUU o la nación que sea, decida que el tiempo que pasen en su territorio los cubanos sea el mismo que pueden pasar en Cuba sus ciudadanos no tiene absolutamente nada de absurdo ni de descabellado ni de injusto.
El que un ciudadano norteamericano o de cualquier nación de este palneta tenga que entrar en Cuba con un pasaporte cubano, cuando el de su nacionalidad debiera bastarle, es clamorosamente amoral y arbitrario. Nada, absolutamente nada justifica eso, como no sea la rapiña de dólares para seguir manteniendo el desastre, cosa que también justifica los precios de robo del citado pasaporte que es más una cruz que otra cosa fuera de Cuba.
Tú quieres que todo suceda como si Cuba fuera un país normal, como si la situación en que el gobierno ha puesto a vivir a su pueblo fuera normal, y no lo es en absoluto. Tú has vivido y viajado lo suficientemente para saberlo, y muchos de tus escritos con los que estoy muy de acuerdo lo demuestran, pero en este has apelado más al sentimentalismo que a la racionalidad, lo cual te hace decir cosas que, si las piensas con ecuanimidad, no las hubieras escrito ni hubieras caído en las contradicciones que caes, las cuales no entro a analizar por razones de espacio.
Me voy a salir un poco del tema porque quiero hacer una pregunta a los de OnCuba.
¿Por qué cuando el mismo Luis Alberto García se ha hecho eco o criticado el mismo de alguna forma al Estado cubano uds. no lo publican?
¿Por qué lo hacen justo ahora cuando apoya erradamente la posición del gobierno?
Si se observan sus posts en FB verán lsa muchas críticas que ha hecho al estado y uds como que están un poco parcializados en su selección ¿no?
Felicidades Luis Alberto por un post tan sentido , hermoso y que refleja el punto de millones d cubanos , como de costumbre no faltan los obcecados que comentan y demuestran como el odio y el resentimiento puede nublar el pensamiento , el sentido común y la sensibilidad humana . gracias por el agradable momento de leer tus líneas
Bueno se me paso comentar que no es una visa lo q tendrán q pedir los estadounidenses para viajar a Europa sino un tipo de autorizo como security control muy simple , Luis Alberto , no tienes que disculparte con EL REAL CUERPO DE VOLUNTARIOS por la frase usada con toda precision , y no estas defendiendo una posición del gobierno cubano sino de los cubanos dignos y valerosos , seguro viste la película Inocencia , a mi siempre me recuerdan esos VOLUNTARIOS a los que hacen ciertos comentarios agresivos , abusivos y despiadados con los mismos Cubanos q me parece estar viendo una version 2.0 del REAL CUERPO DE VOLUNTARIOS
Para tener una posición completamente libre hay que romper con la dictadura. Como decía Vaclav Javel, un abismo no se cruza en dos pasos.
Por alla arriba Rosa se pregunta:
Los norteamericanos tienen entonces que entender nuestras desgracias cubanas divinas y compadecerse y darnos la limosna de pasear a su pais de vez en cuando para sentirnos personas, al menos por unos dias?
El tema de Cuba es tan complicao… Ahora, yo pienso que los americanos NO tienen q compadecerse o darnos limosna alguna, Yo realmente pienso que ellos lo que tienen que hacer es NADA, ni para bien ni para mal jaja pero bueno, ahi hay muchos votos en juego, algunos millones en fondos y mucho de que hablar en los medios en fin, gente poderosa que ha vivido y vive de nuestra miseria, desde ambos lados del charco.. Cuba no es un pais normal no, pero tampoco es tratado normal por los que ponen las reglas del juego en este mundo con el empujon de un lobby de cubanos en el congreso que nunca han cogio un bache en Cuba.
Estoy a favor de que se abra la pila para Cuba y le den la oportunidad a ver que bola… Soy joven y no alcance los niveles de rencor y odio hacia uno u otro bando, soy practico y objetivo y no le encuentro logica al tema de la relacion de CUBA/USA, solo veo intereses misxtos de un grupito con mucho poder, sin escrupulos.
A Trump “le gusta mucho el socialismo de Vietnam”. Hace solo unas decadas atras murieron 58,000 americanos alla, cuantos han muerto a manos de un cubano comunista. Ni hablar de Arabia Saudita, otro yunta de Trump.
Y entonces?