La audiencia de confirmación de la jueza Amy Coney Barrett para la Corte Suprema de Estados Unidos comenzó hoy lunes mientras el Senado, de mayoría republicana, se aprestaba a reemplazar a la fallecida magistrada Ruth Bader Ginsburg.
La elección del presidente Donald Trump tiene la intención de cimentar una mayoría conservadora en el máximo tribunal del país antes de las elecciones del 3 de noviembre.
Barrett llevaba mascarilla, igual que las aproximadamente 100 personas presentes en la sala de audiencias.
Salvo que ocurra algo inesperado, los republicanos parecen contar con los votos suficientes para confirmar a la jueza conservadora de 48 años para un puesto vitalicio en la Corte Suprema.
La Comisión de Asuntos Jurídicos del Senado, que se reunió en un feriado federal, arrancó cuatro días de declaraciones y testimonios en un entorno que se ha visto afectado por la pandemia de coronavirus. Algunos senadores participaron por vía remota. La sala de audiencias fue acondicionada teniendo en cuenta las inquietudes de salud.
El senador Lindsey Graham inició la audiencia reconociendo que “el problema de la COVID-19 en Estados Unidos es real”. Pero señaló que “tenemos un país que necesita avanzar de manera segura”.
Graham reconoció lo obvio: “Esta va a ser una larga y polémica semana”.
Los demócratas no perdieron tiempo y señalaron que la nominación de Barrett era una amenaza a la Ley de Cuidado de Salud Asequible. Si Barrett es confirmada rápidamente, podría estar en la Corte Suprema cuando se atienda la impugnación más reciente a la ley, conocida como Obamacare, el 10 de noviembre, una semana después de las elecciones presidenciales del país.
“La cobertura de salud para millones de estadounidenses está en riesgo con esta nominación”, aseveró la senadora Dianne Feinstein, la principal demócrata de la comisión.