No es extraño encontrarse en la clínica casos de gatos que llegan a consulta con salivación excesiva o con una pérdida de peso exagerada, cuya causa el tutor atribuye a que el animal lleva un buen tiempo sin comer. Ambos son signos de una posible Gingivoestomatitis; un padecimiento frecuente en felinos. Es un problema tanto para el tutor como para el especialista veterinario, porque hasta ahora no hay un tratamiento que sea 100 % efectivo.
Desgraciadamente, la mayoría de los gatos al llegar a consulta llevan mucho tiempo con la enfermedad sin que el tutor se haya dado cuenta. No es común que el dueño esté abriéndole la boca al gato para ver su estado interior. Podemos percatarnos de que algo no anda bien cuando percibimos que el animal tiene dolor, ha dejado de comer o vemos sialorrea (o salivación excesiva). Un signo importante es que el animal se deja de acicalar por el dolor, y se le hacen bolas de pelo. El animalito comienza bajar de peso y su estado general de salud no es bueno.
La Gingivoestomatitis, como padecimiento inflamatorio, inmunomediado, erosivo y severo a nivel de la mucosa oral, tiene una duración mayor de seis meses.
Sinonimias
Alrededor de esta patología podemos encontrar diferentes nombres en la bibliografía, pero todos se refieren a lo mismo:
- Gingivoestomatitis linfoplasmocítica
- Estomatitis
- Estomatitis linfoplasmocitaria
- Gingivitis linfoplasmocítica
- Estomatitis plasmática
- Estomatitis necrotizante
- Estomatitis paradental ulcerativa crónica
- Faucitis ulceroploliferativa
- Gingivoestomatitis crónica felina
- Gingivitis-estomatitis-faicitis crónica
La Gingivoestomatitis linfoplasmocitaria es la más usada en la literatura especializada y en los diagnósticos clínicos, porque define lo que se ve desde el punto de vista histopatológico, y porque da una precisión mayor del hallazgo principal.
Por la localización hay dos tipos: Gingivoestomatitis alveolar labial o bucal y la inflamación proliferativa, que está principalmente en el arco palatogloso.
Etiología
Hay muchos factores alrededor de la Gingivoestomatititis, pero aún no se conoce a ciencia cierta cuál es el más importante. Incluso se han aislado virus y bacterias.
La teoría más reciente es que de alguna forma ocurre una reacción, quizá contra un cuerpo extraño, en el esmalte dentario del animal. Algo que se impregna en esa región provoca que el organismo trate de evitar que esos dientes se integren al cuerpo extraño y, por tanto, se genera una reacción inflamatoria exacerbada.
Cuando se presenta la patología es muy importante descartar virus. Se ha demostrado la presencia de calicivirus felino (CVF) como causa de la Gingivoestomatitis felina. En este caso, se asocian la proliferación y la ulceración a nivel del arco palatogloso.
Hogares con gran número de gatos pueden generar mucho estrés en los felinos que conviven, sea por competencia o por jerarquización. En estos ambientes, los felinos pueden inmunodeprimirse o contraer CVF porque el nivel de contagio del virus es muy alto, más en situaciones de hacinamiento.
No obstante, en otros tipos de virus, como VIH o Leucemia Felina la incidencia de la Gingivoestomatitis en gatos no es tan alta.
Por otro lado, en animales en proceso de inmunosupresión deben analizarse las bacterias. Las que más están presentes en animales con gingivoestomatitis son la Pasteurella multocida y Peptostreptococcus, entre otras. Hasta pseudomonas se han encontrado en la cavidad oral de gatos con esta enfermedad. Cuando hay gingivoestomatitis se produce una disminución en las bacterias de la microbiota del animal, y esto favorece el crecimiento de otro tipo de bacterias oportunistas.
Otra causa a considerar es la enfermedad periodontal, que también genera este tipo de condiciones en los gatos. Además, es importante tener en cuenta la hipersensibilidad al alimento. Una gran cantidad de alimento húmedo genera retención de restos de comida y, con ello, la proliferación de bacterias en la cavidad oral. A muchos gatos que padecen de enfermedad renal se les introduce agua a través de los alimentos húmedos, por eso es muy importante valorar esta situación en algunos casos.
La teoría de la autoinmunidad tiene mucho peso en la etiología de la enfermedad porque se ha demostrado la presencia de linfocitos TCD3 en el epitelio y en el estroma subepitelial y Linfocitos B sobre todo en el estroma subgingival.
Signos clínicos de la Gingivoestomatitis crónica:
Disfagia, dolor, inflamación, ulceración, falta de acicalamiento, anorexia, pérdida de peso, sialorrea, halitosis, úlceras por contacto, sangrado, linfoadenomegalia submandibular, mucositis caudal (fauces), dificultad para comer, lesiones en faringe, lengua y glándulas salivales, esofagitis, pérdida de piezas dentarias.
Estudios complementarios
El hemograma a gatos que padecen la patología puede arrojar una leucocitosis con neutrofilia y desviación a la izquierda por la inflamación que tiene el paciente. En ocasiones, puede haber monocitosis, porque se trata de un padecimiento crónico y podría incluso existir linfocitosis relacionado con alteraciones virales.
Cuando se trata de una condición de mucho tiempo y el paciente no está comiendo, puede hallarse incluso una neutropenia.
En ocasiones no se encuentra alteración a nivel de la serie blanca porque la lesión está muy localizada como para generar la suficiente quimiotaxis y, así, arrojar alteraciones desde el punto de vista sistémico.
Se puede encontrar anemia normocítica normocrómica por la no ingestión de alimentos.
En la química sanguínea, si hay alteraciones de tipo autoinmune, se encuentra una hipoproteinemia por una hiperglobulinemia. El 10 % de los gatos que presentan esta enfermedad cursan con azotemia.
Es muy importante hacer pruebas retrovirales. Se pueden hacer incluso cultivos para determinar ciertos tipos de bacterias. La biopsia es la definitiva para la patología, porque en aquellas lesiones que sean asimétricas se puede hasta sospechar de un cáncer.
Las radiografías son de extrema importancia en estos casos, porque permiten ver cómo están los dientes y la extensión del padecimiento, cómo está la resorción de la raíz, si existe o no una destrucción del nivel óseo que pudiera sugerir un osteosarcoma. Con ella, se puede verificar si quedaron raíces después de una extracción.
El diagnóstico definitivo se hace a través de la histopatología, donde se va a encontrar un infiltrado de linfocitos, mastocitos, células plasmáticas y neutrófilos.
Tratamiento
Lo primero y más importante es la limpieza dental, la cual está indicada en todos los pacientes sin depender del grado de gingivoestomatitis que tengan. Las limpiezas son muy útiles, pues se retiran las piezas en mal estado. También restablece el balance de las bacterias que existen con la respuesta inmune. A veces es suficiente con una limpieza dental adecuada. Con la limpieza y una buena antibioterapia unos días antes, se evita la migración de bacterias hacia el intestino, luego al torrente sanguíneo y se evita que generen alteraciones cardiacas o articulares.
Antibioterapia recomendada:
Amoxicilina + Ácido clavulánico 15mg/kg/12horas/oral
Clindamicina 5-11mg/kg/12horas/oral
Cefalexina 10-15mg/kg/12horas/oral
Doxiciclina 10mg/kg/24horas/oral
Metronidazol 15-20mg/kg/12horas/oral
Cefovecin 8mg/kg/s.c/14 días
Ni la amoxicilina ni la clindamicina generan mucha resistencia. Hay que tener cuidado con el uso indiscriminado de Cefovecin, porque ya se han encontrado bacterias resistentes a esta cefalosporina.
Al tratarse de una situación autoinmune, los gatos responden bien a los glucocorticoides. El de mejores resultados es la prednisolona, a dosis de 2-8mg/gato cada 48 horas o 4 mg/ gato dos veces por semana.
En los gatos a los que no se les pueda dar el corticoide de forma oral, se puede usar el Acetato Sódico de Metilprednisolona 10-20mg/gato/3-4 semanas.
Hay dos tipos de interferones: el Alfa humano y el Omega Felino, que se pueden usar también. El Alfa humano se debe usar a 30UI por vía oral cada 24 horas, por siete días. Luego se descansa una semana y se reinicia el tratamiento.
Se pueden utilizar también inmunomoduladores como la Ciclosporina a razón de 2.5mg/kg/12horas/oral. Si el paciente mejora, se da por un mes y luego se da por intervalos de tres o cuatro veces al año. Desafortunadamente, la Ciclosporina no es palatable para los gatos.
¿Cómo manejar el dolor?
Para el dolor se pueden usar analgésicos. En este caso podemos optar por AINES como el meloxicam a razón de 0.1mg/kg/24horas. Si el paciente tiene problemas renales, se puede usar incluso a una dosis de 0.01mg/kg/24horas/oral. El meloxicam no se debe dar de forma simultánea con los corticoides.
Dentro de los opioides y como uno de los mejores analgésicos se puede usar la Buprenorfina en dosis de 0.006-0.01mg/kg/cada 8-12horas, por vía sublingual. Es bastante palatable para el gato. Con este medicamento hay que tener precauciones en pacientes con enfermedad renal, biliar o pacientes que tengan una edad avanzada. Es posible que los pacientes que la usen lleguen a presentar midriasis y alteraciones en la conducta.
El uso de canabinoides es muy bueno también en el caso de dolor. Específicamente para esto se usan dosis de 2mg/kg/12horas/oral.
La extracción dental es casi lo más importante para resolver el problema, pero es muy importante en estos casos hacer bloqueos para prevenir el dolor. Aquí se puede usar la lidocaína, bupicaína, entre otros. Según la teoría la extracción debe ser parcial para emplear menos tiempo en anestesia. Lo ideal es quitar los premolares y los molares y ver cómo va respondiendo el paciente en el transcurso de los meses. De no tener un buen resultado, pues se procede entonces a retirar todas las piezas.