A muchas gatas se les dificulta el parto con autonomía y necesitan intervención manual o instrumental del obstetra veterinario para asistirlas. En esos casos, estamos en presencia de un parto distócico.
Principales causas
Causas medioambientales: Aunque no se les da mucha importancia, los factores medioambientales se deben tener en cuenta. Intervenciones humanas como cambiar a la gata del lugar que ella había elegido para parir puede afectar el curso del proceso. Locales con mucho tránsito de personas o animales pueden provocar estrés e interrumpir el parto. La gata puede incluso retardar su parto en un intervalo de 24 a 48 horas o anular por completo le mecanismo hormonal. Lo que pudo ser un parto normal pasa a convertirse en un parto distócico.
Causas maternas: Se refiere a alteraciones de la pelvis que se pueden presentar en animales generalmente muy jóvenes a los que se les obliga a tener crías. Son animales muy pequeños que no tienen terminada su parte anatómica y se dificulta el paso de los cachorros a través del canal de parto. En consecuencia, se provoca una distocia.
También se pueden presentar problemas en las partes blandas del canal de parto y fallas en las contracciones uterinas al no haber un buen mecanismo hormonal que produzca contracciones regulares para el nacimiento de los cachorros.
Causas fetales: Puede haber alteraciones de volumen y de posición en los animales que producen una distocia.
¿Qué puede provocar las alteraciones en la cintura pelviana de la gata?
En primer lugar, la edad. Animales demasiado jóvenes no han tenido el tiempo necesario para desarrollar su cintura pelviana. La inmadurez que se produce en el desarrollo pelviano se suele dar en gatas muy jóvenes y esto dificulta el buen curso del parto. Del mismo modo, gatas que han quedado embarazadas muy viejas pueden presentar alteraciones en el canal duro de parto.
Por otro lado, en la pelvis se pueden presentar fracturas que llevan al desarrollo de un parto distócico.
Son muy frecuentes en especies felinas enfermedades óseas que producen alteraciones en la conformación normal de la pelvis.
Examen clínico en la hembra para verificar la posibilidad de parto normal o no
Verificar el estado de las mucosas, observar si están rosadas y bien hidratadas. Comprobar que la gata tenga una temperatura rectal adecuada, entre 38º y 38.5º. Debe tener un adecuado estado de hidratación también. Verificar el estado del aparto cardiorrespiratorio y realizar una ecografía del aparto genital si es posible, sobre todo del aparato genital blando (útero, vagina y vulva).
Mediante la ecografía se debe chequear la viabilidad fetal, que es muy importante. El estrés fetal comienza a producirse cuando la frecuencia cardiaca de los cachorros es inferior a las 180 pulsaciones por minuto. Cuando hay una frecuencia de 190 pulsaciones por minuto y todavía no hay síntomas de parto, hay una señal de alarma que indica que el parto puede ser distócico.
Examen radiológico próximo al momento del parto
En primer lugar, se mira el desarrollo fetal para determinar el tamaño de los fetos y su relación con la cintura pelviana. Así evaluaremos si es posible el nacimiento normal de los cachorros.
El número de fetos también merece atención. A veces hay uno solo y significa que tenemos un espacio amplio en el útero donde el cachorro puede moverse con facilidad. Esto dificulta el nacimiento en algunos casos. Un feto solo suele estar relacionado con una gestación prolongada y un aumento del tamaño fetal. El tamaño fetal muchas veces es mayor que el tamaño de la pelvis, lo cual puede producir una distocia. En estos casos de cachorros únicos, la probabilidad es de un 50 % de partos normales y un 50 % de partos distócicos.
No obstante, cuando el número de fetos es alto también hay riesgo de parto distócico. Un número de fetos elevado en felinos es de cuatro o cinco cachorros por cría, lo que puede provocar un agotamiento de la madre en el momento del parto. El agotamiento puede llegar a provocar distocias por atonía, donde no funcionan adecuadamente las contracciones o la prensa abdominal que las facilita. Todo esto se puede controlar con el examen radiológico, que también indica cómo están posicionados los fetos. Quizá alguno, por su posición, pueda dificultar el nacimiento y es importante que los obstetras lo sepamos de antemano.
La evaluación del tamaño cefálico fetal y su relación con la pelvis ayuda a determinar si es posible lograr un buen nacimiento.
Mediante el examen radiológico también se puede determinar en algunos casos la presencia de fetos muertos o momificados.
Este examen no permite verificar la viabilidad de los fetos dentro del útero y puede hacerse a partir de los 45 días del embarazo, que es cuando comineza la clasificación de los huesos, a diferencia del examen ecográfico, que permite llegar a determinar la viabilidad de los fetos.
En el examen radiológico se puede verificar el cráneo fetal a partir de los 45 días, la pelvis a partir del día 53 y los dientes a partir del día 58. En caso de no poder hacer una ecografía, la presencia de la clasificación de los dientes a partir del día 58 nos indica que estamos en condiciones de realizar una cesárea sin correr el riesgo de tener cachorros prematuros.
Examen ecográfico
Es el método más preciso para determinar el desarrollo de un parto. Se puede ver claramente el desarrollo fetal, el número de fetos y su posición. Además, el tamaño cefálico, que es muy importante, porque cuando está entre los 27 y 30 mm de diámetro cefálico, estamos ante una gestación a término.
La ecografía nos permite verificar la cronología de la gestación de acuerdo con el desarrollo de los cachorros; es decir, permite determinar aproximadamente cuántos días de gestada tiene la gata. Con el ecógrafo podemos además determinar la frecuencia cardíaca y la viabilidad fetales. Estas están estrechamente relacionadas; una frecuencia cardíaca por debajo de las 180 pulsaciones por minuto indica la pérdida de la viabilidad fetal.
El examen ecográfico a los 28 días permite ver si la gestación es positiva o no. Con él podemos verificar fundamentalmente la presencia de la adhesión entre la placenta y el útero.
Por otro lado, con una ecografía a los 45 días comprobamos la continuación de la gestación. Se precisa además si los fetos que fueron contados a los 28 días continúan con el desarrollo adecuado. Después, se realiza una ecografía el día 58 y a partir de ahí, y según criterio médico, se realizan una o dos ecografías por día para determinar la frecuencia cardíaca de los cachorros y comprobar si estamos ante una situación de estrés fetal en la que intervenir.
Diagnóstico de las distocias
Cuando se está evaluando una felina a punto de parir hay que realizar una correcta anamnesis, ante todo. Verificar la edad de la gata, su raza. Cuántos días de gestación tiene, si ha tenido partos distócicos y si se debieron a atonías primarias o secundarias. En caso positivo, es muy probable que pueda volver a producirse una distocia. Debemos verificar el momento en que la gata fue servida.
Es importante preguntar si la hembra ha tenido enfermedades durante la gestación y si ha recibido tratamientos hormonales durante el proceso. La hora del inicio del parto también es importante. Debemos verificar el nacimiento del último cachorro; si hay más cachorros dentro y cuántas horas hace que disminuyó su temperatura corporal, en caso de que haya ocurrido.
Al realizar el examen de la gata es imprescindible verificar su estado general. Monitorear su aparato cardiorrespiratorio, su temperatura corporal, sus mucosas y, muy importante también, sus secreciones vulvares; de las que debemos considerar color, olor, cantidad. Una secreción de olor fuerte y color verde oscuro indica un desprendimiento placentario prematuro, con muerte fetal o infección uterina. En estos casos el método diagnóstico es la ecografía o la radiología. En caso de haber una secreción sanguinolenta por la vulva, estamos en presencia de un aborto, una ruptura o una hemorragia uterina.
Las contracciones uterinas, así como su duración, frecuencia e intensidad también son elementos importantísimos.
La ecografía y la radiología son elementos clave para determinar si un parto es o no distócico. Siempre es más conveniente la ecografía; aunque en muchas clínicas veterinarias no se cuenta con ninguno de estos elementos para el diagnóstico.