¡Doctor, mi perro está vomitando hace varios días! Esta expresión suele oírse casi a diario en nuestras consultas.
Cada vez que un propietario ve que a su perro le sale algo por la boca, ya sean restos de alimentos o cualquier otra cosa, te dice que su animal está vomitando. Nunca te va decir que está regurgitando.
Si le dices que está regurgitando probablemente asumirá que vómito y regurgitación son lo mismo. Pero como médicos, sabemos que no está en lo cierto. Si no somos capaces de diferenciar estos signos clínicos vamos a cometer errores.
En el perro y en el gato no existe un reflejo para la regurgitación. En cambio sí existe el reflejo del vómito. Por eso hay que pedirle al propietario que describa bien lo que hace su animal.
En la regurgitación el perro puede estar echado. En el gato también aunque son patologías más raras en ellos.
Cuando el animal está regurgitando la patología probablemente esté en la boca, en la faringe, en el esfínter esofágico superior o en el esófago. También el perro puede caminar, puede ir a comer, a beber y de pronto agachar la cabeza y arquear; ahí se produce la salida del contenido esofágico. Aunque, no todas las regurgitaciones son post ingestas; puede haber regurgitación horas después de haber comido. Como en esos casos no hay un reflejo para cerrar o abrir las vías respiratorias puede introducirse comida hacia ellas y producirse una neumonía.
En cambio, el vómito es un mecanismo “reflejo”. Aquí el animal presenta náuseas, inquietud, se le empieza a llenar la boca de saliva, puede haber ptialismo. Pero también empiezan a aparecer una serie de contracciones de la musculatura abdominal con la salida del contenido gastroduodenal por la boca. Como es un reflejo, la vía respiratoria está cerrada. Un animal con vómitos puede aspirar comida pero esto ocurre generalmente cuando están inconscientes o echados. A veces hasta pueden aspirar el vómito.
Pero si lo que está haciendo el animal es vomitar tenemos que buscar patologías digestivas que vayan del cardias hacia atrás en el aparato digestivo o patologías sistémicas. Por eso es importante definir qué es lo que está haciendo el animal realmente para saber hacia dónde tenemos que ir para buscar el problema.
Las patologías que provocan regurgitación son mucho menos frecuentes que las que provocan vómitos y por eso a veces le prestamos menos atención.
¿Qué es la disfagia?
No es más que la dificultad en la deglución. Puede ser producida por un trastorno neuromuscular o por un trastorno de dolor. Cuando existe esta dificultad puede estar presente la regurgitación. Pero hay patologías que cruzan con regurgitación aunque no haya disfagia ni odinosfagia (disfagia con dolor).
La disfagia es un signo clínico que se puede detectar muy fácil. El propietario a veces es capaz de darse cuenta de que su animal tiene incapacidad para deglutir. Si hay dudas se le da de comer o de beber al animal y podemos apreciar si se produce o no la regurgitación.
Causas de disfagia oral:
. Lesiones del hipogloso o trigémino
. Disminución de la motilidad de la lengua
Esta patología es muy fácil de reconocer porque podemos ver que el animal tiene dificultad en la deglución pero también tiene dificultad en la aprensión de los alimentos.
Causas de disfagia faríngea:
Pueden ser causas intraluminares o parietales. Pueden estar en la luz o en la misma pared.
. Aumento del tamaño de las tonsilas ya sea por un cuadro inflamatorio o tumoral.
. Presencia de cuerpos extraños.
. Patologías de la propia pared de la faringe.
También pueden ser masas extraluminares que comprimen a la faringe de afuera hacia adentro como abscesos retrofaríngeos, el linfoma cuando los ganglios están aumentados de tamaño y también puede haber tumores.
Causas de disfagia faríngea de origen neurológico
. Neuropatía del Trigémino – Facial – Glosofaríngeo – Vago que son los pares craneales que inervan toda la zona de la faringe
. Miastenia gravis
. Lesiones del SNC (la deglución está a este sistema)
. Hidrocefalia
Cuando tenemos un edema en la faringe ya sea por un cuerpo extraño o por un trauma, puede haber una disfagia faríngea. Los perros a veces se pelean y se hacen hematomas o abscesos en ese lugar. Pero cuando también hay disfagia faríngea por masas intraluminares o extraluminares, podemos decir que hay disfagia y odinofagia.
Pero cuando hay alteraciones neuromusculares vamos a estar en presencia solamente de disfagia. No hay dolor en la deglución, solo es un trastorno de tipo neurológico.
Otra de las patologías que provocan disfagia y regurgitación es la Disfagia Cricofaríngea, que puede ser congénita o adquirida. La congénita ocurre más bien en razas como Cocker Spaniel o Poodles aunque se puede dar en cualquier raza o mestizo.
También puede ser adquirida por hipertrofia o miositis de los músculos cricofaríngeos. Por traumas, neoplasias o trastornos neurológicos.
En esta disfagia lo que se observa es una falta de coordinación entre la contracción de la faringe y la relajación del esfínter esofágico superior. La primera se contrae para que se abra el segundo y pase el alimento. Es así como debe funcionar normalmente. En este tipo de disfagia lo que va a suceder es que la faringe se contrae, el esfínter sigue cerrado, sigue pasando así varias veces hasta que en algún momento se logra la coordinación. En esta patología la alteración puede suceder en uno o en todos los movimientos deglutorios.
Signos clínicos de Disfagia Cricofaríngea:
En cachorros de menor tamaño los episodios de regurgitación se dan después de la ingesta. Quizá se vean durante la etapa de lactancia, donde los cachorros regurgitan cuando se alimentan y vemos que se les sale la leche por la nariz.
Si pasa en un adulto lo que vemos es disminución de peso más regurgitación, disfagia y movimientos deglutorios repetidos. Aquí el apetito es variable aunque son animales que van a tener mucho apetito porque siempre están mal nutridos. Cuando los encontramos sin apetito puede existir la posibilidad de que tengan neumonía por aspiración con tos y disnea asociadas. La dificultad puede llegar a ser tan severa que quizá no puedan tragar su propia saliva y puede haber ptialismo. Hay halitosis y descarga nasal porque quedan restos de alimento en la nariz que se contaminan con las bacterias.
El diagnóstico definitivo para esta patología es mediante la radioscopía.
Para definir un tratamiento se concluye si es congénito o adquirido. Cuando es lo primero lo que se hace es la miotomía del cracofaríngeo. Se deja más abierto el esfínter esofágico superior.
Cuando es adquirido se tiene que buscar la causa.
Causas de regurgitación:
Megaesófago
Esofagitis
Cuerpos extraños
Constricciones esofágicas
Anormalidades motoras
Intususpección
El paciente con vómitos:
El centro del vómito se encuentra en el Bulbo Raquídeo y este se produce por el estímulo de un grupo de neuronas ubicadas allí. El vómito poder ser estimulado por vía neural o humoral.
Cuando se nos presenta un paciente con vómitos lo primero a hacer es diferenciar entre vómito o regurgitación. Para ello hay que tener en cuenta varias cosas.
Si el vómito es alimenticio y se produce después de una ingesta de alimentos, se puede pensar en una gastritis aguda ya sea de origen infeccioso, tóxico, cáustica o por abusos dietéticos.
Si el vómito es alimentico y se produce más de 12 horas post ingesta se puede pensar en cuadros de retención gástrica, trastornos motores o un proceso de obstrucción física a nivel pilórico.
Si el vómito no es alimenticio y no tiene relación con la ingesta, se puede pensar en enfermedades sistémicas, una obstrucción gástrica o una intestinal proximal. Puede también estar causado por drogas, sustancias tóxicas. Pero si el vómito es intermitente se puede pensar en gastritis crónica o también en una obstrucción intestinal distal. Esta última se refiere al íleon.
¿Qué características tiene el vómito?
Cuando aparece sangre que puede ser fresca o digerida se debe pensar que hay una lesión en la mucosa gástrica. Debemos saber además que no solo se deben usar antieméticos sino también antiácidos y protectores de mucosas.
Si el vómito es fecaloide es muy probable que el animal tenga una obstrucción en el aparato digestivo. Lo más raro puede ser que tenga una torsión o una necrosis de mesos. Aquí hay que pensar siempre en procesos obstructivos.
Si el vómito es no productivo, o sea, que el animal tiene toda la mímica del vómito y de la boca no sale nada, una opción es que sea altamente vomitador y que no haya tiempo para que se unte desecación gástrica en el estómago y la otra que sea una Dilatación Torsión Vólvulo Gástrica (DTGV).
Cuando se presenta un paciente con vómitos hay que tener en cuenta además la especie, la raza, el sexo, la edad.
En la anamnesis es importante preguntar si está vacunado, desparasitado, cuál es su dieta, su hábitat y si convive con otros animales y si hay otros signos clínicos. Luego se hace el examen objetivo general y particular.
Hay que tener en cuenta que los animales cuando son jóvenes juegan con cualquier cosa y pueden ingerir objetos extraños.
Con el vómito también se pueden encontrar diarreas crónicas y pérdida de peso.
Cuando hablamos de vómito podemos estar o no frente a una patología primaria. Si lo vemos destruir piedras o cualquier objeto extraño quizá sí estemos frente a una patología primaria pero si no, debemos hacer los exámenes correspondientes.
Los gatos no son animales tan activos como los perros. A estos últimos podemos encontrarles en los intestinos desde una semilla de mango hasta juguetes de niños o monedas, Y lo digo por experiencia propia. Por eso se debe tener especial cuidado con animales jóvenes o animales que vivan en un ambiente de estrés que los lleve a ingerir lo primero que tengan delante.