Túnez es noticia dentro del mundo árabe por una nueva ley que penaliza el racismo. El artículo 2 de la ley estipula entre un mes y tres años de prisión a las personas que cometan algún tipo de “distinción, exclusión, restricción o preferencia basada sobre la raza, el color, el origen o ascendencia o cualquier otra forma de discriminación racial admitida por los estándares internacionales”.
El día después de la adopción, el martes 9 de octubre, de la nueva ley que criminaliza el racismo, la primera en el mundo árabe, el Ministerio de Asuntos Exteriores tuiteó que “este nuevo logro honra a Túnez”. El país ya había sido pionero en la abolición de la esclavitud, en 1846, dos años antes de Francia y que todo el mundo árabe.
“Hoy es el día más feliz de mi vida desde la Revolución. Es el primer paso para compensar décadas de discriminación contra la minoría negra en Túnez”, comentó al diario El País de España, Huda Mziudet, una periodista e investigadora local.
Los más perjudicados por la discriminación han sido las personas de piel oscura. El pico de violencia se dio en 2016, cuando tres ciudadanos congoleses fueran apuñalados en pleno centro de la capital.
“Este es un momento histórico, un punto de inflexión para Túnez”, dijo Jamila Ksiksi, miembro afiliada del partido islamista Ennahda y defensora principal del proyecto de ley en la Asamblea de Representantes del Pueblo (ARP).
Ksiksi es una de las figuras de esta lucha. Proveniente de la minoría de afrodescendientes tunecinos, que representan aproximadamente el 15 por cienro de la población, ha declarado que ella misma ha sido víctima sistemática de segregación: “Sí, a menudo he tenido comentarios racistas, como todos los otros negros en Túnez”, admitió al Le Monde de Francia. “Pero eso solo reforzó mi determinación de luchar.”
Ksiksi invitó a sus colegas parlamentarios a reconocer la realidad del racismo “anti-negro” en Túnez y en toda África del Norte, un gran tabú en el debate público. Los partidos de la derecha han dicho que esta ley forma parte de una “agenda extranjera” de la que estaría detrás, en particular, la Unión Europea.