Sacerdotes católicos y pastores cristianos y evangélicos en diversos estados mexicanos han tenido que cerrar iglesias y sufrir extorsiones, cobros de piso y peaje, hostigamiento, desplazamiento interno y exilio por la violencia de grupos criminales.
Omar Sotelo, director del Centro Católico Multimedial, dijo que “en este sexenio van 10 sacerdotes asesinados y ocho agredidos. En 2023, con datos recabados en campo, hubo 900 extorsiones vía telefónica y electrónica”.
Los asaltos a iglesias han aumentado; han sido violentados al menos 26 templos a la semana, situaciones en las que se mezclan la violencia ordinaria con la del crimen organizado, dijo.
Los religiosos no los denuncian formalmente bien porque se trata de una pérdida de tiempo o porque hay represalias.
Toda esa violencia no es privativa de esta administración. Los sexenios de mayor incidencia fueron los de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pero este sexenio no se ha quedado atrás.
El pastor Abner López, de Cristianos por el Cambio, dijo que en la zona Mariscal, en Chiapas, la situación de violencia se ha complicado mucho justamente por el cobro de extorsiones, lo cual ha llevado a cerrar diversos templos.