Daniel Martínez, el candidato del Frente Amplio a las recientes elecciones en Uruguay ha admitido su derrota, a pesar de que el tribunal electoral aún no ha proclamado presidente electo a nadie, cuando falta por escrutar el 19% de los circuitos electorales.
“La evolución del escrutinio de los votos observados no modifica la tendencia. Por lo tanto saludamos al presidente electo Luis Lacalle Pou, con quien mantendré una reunión mañana. Agradezco de corazón a quienes confiaron en nosotros con su voto”, escribió el candidato oficialista este jueves en Twitter.
“Seguiremos defendiendo la democracia con más fuerza que nunca”.
La primera vuelta de las elecciones presidenciales y parlamentarias de Uruguay se realizó el pasado domingo 27 de octubre. Dado que ninguno de los candidatos presidenciales obtuvo la mayoría absoluta de los votos emitidos, se tuvo que hacer una segunda vuelta (balotaje) el pasado domingo 24 de noviembre de 2019.
Competían Daniel Martínez Villamil, por el oficialismo, y Luis Lacalle Pou por la oposición. El escrutinio primario resultó en una leve ventaja para Lacalle Pou. La diferencia con Martínez fue muy pequeña, menor a la cantidad de votos observados (que no son contabilizados en el escrutinio primario). El ganador se determinaría entonces al finalizar el escrutinio departamental. La Corte Electoral de Uruguay dio como fecha final de anuncio del ganador entre el jueves 28 y el viernes 29 de noviembre.
Luis Lacalle Pou, el virtual ganador, se lanzó a la contienda recomponiendo el espacio opositor y tratando de romper con quince años de gobierno del Frente Amplio. Según analistas, pudo canalizar el descontento popular, expresado básicamente en el estancamiento económico y el temor por la inseguridad.
Ese tema, junto a la educación y la economía fueron los de mayor preocupación entre los votantes, seguidos por la cultura y la política ambiental. La mujer en política fue otro de los temas trascendentes de la agenda: siguen apareciendo nuevos rostros femeninos en todos los partidos. La violencia de género ha ido ganando cada vez mayor espacio.
Partidarios de Lacalle Pou salieron a las calles a festejar agitando banderas del Partido Nacional, de Uruguay y de otras fuerzas que lo apoyaron en el balotaje.
“Cambiamos a un gobierno que será demócrata, que tendrá valores, que zurcirá las diferencias entre los uruguayos para que seamos todos iguales”, dijo Aída Araújo, una escribana de 60 años mientras ondeaba una bandera uruguaya y hacía sonar una corneta.
Frente a la sede del sector partidario de Lacalle Pou cientos de automóviles desfilaban haciendo sonar sus bocinas y la llegada de cada dirigente del sector era celebrada con euforia por los militantes.
Cuando sea oficializada por la Corte Electoral, la victoria de Lacalle Pou terminará con 15 años de hegemonía del Frente Amplio.
Lacalle Pou es un abogado aficionado al surf de 46 años, exsenador e hijo del expresidente Luis Lacalle Herrera (1990-1995). Llegó al balotaje como candidato del Partido Nacional pero tras la primera vuelta selló un acuerdo con otras cuatro fuerzas que van desde la derecha a la centroizquierda.
Martínez es un ingeniero aficionado al ciclismo de 62 años y exalcalde de Montevideo.
En la primera vuelta de las elecciones, celebrada el 27 de octubre, Martínez fue el candidato más votado con 39% de los sufragios mientras que Lacalle Pou obtuvo 28,6%.
Sin embargo, tras la votación Lacalle Pou logró el respaldo del Partido Colorado (con 12% de los votos), de Cabildo Abierto (con 11%) y de los pequeños Partido de la Gente y Partido Independiente (1% cada uno).
Durante los tres gobiernos consecutivos del Frente Amplio la economía creció, el poder adquisitivo de los salarios experimentó una fuerte suba y se sancionaron leyes que garantizaron derechos como el casamiento gay, el aborto y la venta de marihuana en farmacias.
Sin embargo, el tercer gobierno de la coalición de izquierda, encabezado por el presidente saliente Tabaré Vázquez, ha tenido problemas importantes y finaliza con un índice de aprobación muy inferior a los anteriores. Una reforma educativa fracasó, el vicepresidente Raúl Sendic debió renunciar en 2017 jaqueado por casos de corrupción, la inseguridad creció hasta alcanzar un récord de 414 homicidios en 2018, la economía se estancó, se perdieron 50.000 puestos de trabajo, el desempleo subió al 9% y el déficit fiscal trepó al 4,9%.
AP / OnCuba