El Gobierno ecuatoriano declaró este martes un estado de excepción por 60 días en todas las cárceles y ordenó la incursión de más de 2 000 militares y policías en la Penitenciaría del Litoral, considerada la cárcel más peligrosa del país, con el fin de retomar el control luego de los enfrentamientos con armas de fuego que se vienen registrando allí desde el sábado.
La Fiscalía General dijo que el número de presos fallecidos tras esos incidentes aumentó a 18. Otras 11 personas, incluido un policía, resultaron heridas.
Un comunicado de las Fuerzas Armadas indicó que en cumplimiento del estado de excepción desde la madrugada del martes se ingresó a ese centro penitenciario para requisar armas.
El ministro del Interior informó que estaba en marcha la intervención con grupos tácticos que han logrado tomar el control de tres pabellones de la Penitenciaría, donde no ha habido resistencia de los presos.
Una vez que estén sometidos todos los pabellones, dijo, ingresarán las unidades de criminalística para verificar “cuántos fallecidos tenemos…No vamos a salir hasta que se complete todo el trabajo”, agregó.
Esta cárcel está a 270 kilómetros al suroeste de Quito, en Guayaquil, la ciudad que registra los mayores índices de violencia y asesinatos. El reclusorio tiene capacidad para unos 9 500 presos, pero hasta el primer trimestre de este año sobrepasaba ese número por casi 3 000.
En otras cárceles los presos mantienen una huelga de hambre desde el lunes y retienen a un centenar de guardias penitenciarios en demanda de mejores condiciones sanitarias y de alimentación.
Las 53 cárceles que tiene Ecuador cuentan con capacidad para albergar a 30 000 presos en total. No obstante, hay una sobrepoblación carcelaria de 1 187 reclusos, según el último censo. Un 16 % no ha ido sentenciado en los tribunales.