Con la consigna “La vida está en riesgo: ¡Basta! Al clóset no volvemos nunca más”, cientos de miles de personas se movilizaron este sábado en la Marcha del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTQI+ a lo largo y ancho de Argentina y en diversas ciudades del mundo.
La movilización fue una respuesta directa a las declaraciones del presidente argentino, Javier Milei, en el Foro Económico de Davos, donde vinculó la “ideología de género” con el abuso infantil.
El pasado 23 de enero, durante su intervención en Suiza, Milei citó un caso judicial de una pareja homosexual en Estados Unidos condenada por abusar de sus hijos adoptivos, estableciendo una conexión falaz entre las personas LGBTQ+ y la pedofilia.
“Quiero ser claro: cuando digo abusos, no es un eufemismo, porque en sus versiones más extremas, la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto, quiero saber quién avala esos comportamientos”, vociferó el mandatario en una alocución cargada de prejuicios y fake news.
Días después, la comunidad LGBTQ+ en Buenos Aires convocó una asamblea relámpago. Miles de personas se congregaron espontáneamente en el Parque Lezama de la capital, un lugar emblemático para el partido de Milei, La Libertad Avanza.
En un comunicado, la asamblea, compuesta por organizaciones vinculadas a la agenda de género y diversidad, rechazó las “incitaciones al odio” del presidente y convocó a la marcha.
Convocatoria expandida
“La respuesta a la violencia económica, a la persecución política y a la represión sexual del Gobierno de Javier Milei tiene los colores de nuestra comunidad. Juntes y en alianza a lo largo de todo el país, articulando todas nuestras diferencias, nos necesitamos ahora. ¡Difundí, organizate, participá!”, invitaba la asamblea antifascista LGBTIQ+.
Respaldaron la convocatoria y llamaron también a marchar organizaciones de derechos humanos como Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, centrales sindicales como la CGT y la CTA, así como figuras destacadas de la cultura y la política.
En el transcurso de la semana, la convocatoria se expandió. La invitación no se limitó a las identidades sexuales. De hecho, comenzó a circular días antes por las redes un mensaje que decía: “No hace falta que seas LGBTIQ+ para marchar. Es clave unirnos todes”.
En la capital argentina, epicentro de la marcha, una multitud copó la Avenida de Mayo en toda su extensión, uniendo el Congreso de la Nación con la Plaza de Mayo, donde se encuentra la Casa Rosada, sede del gobierno. Además, otras arterias aledañas también se inundaron de manifestantes.
Aunque predominaban los colores del arcoíris, la atmósfera era distinta a la de la marcha del Día del Orgullo tradicional que se realiza anualmente en ciudades de todo el mundo.
Para cuidar los colores
Aquí, el espíritu no era festivo, sino de urgencia, alerta por los derechos en peligro. La mejor definición sobre lo vivido en Buenos Aires se la escuché a dos padres que caminaban entre la multitud con su pequeña hija. Al ver el despliegue de colores, la pequeña preguntó si era “la fiesta de los colores”. Con ternura, ellos le respondieron: “Es una fiesta para cuidar los colores”.
Las pancartas y carteles también protagonizaron la jornada. Además de consignas denunciando el discurso de odio de Milei hacia la comunidad LGBTIQ+ y el feminismo, se vieron reclamos contra el desmantelamiento de derechos esenciales.
Los carteles exigían acceso a la salud pública, alertaban sobre el recorte brutal al presupuesto de la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis, y reclamaban la preservación del cupo laboral trans, la identidad de género y la educación sexual integral (ESI).
Otras iniciativas también llamaron la atención, como las gorras rosas con la frase bordada “Make Argentina Gay Again”, una ingeniosa resignificación del lema trumpista “Make America Great Again”. Lo que en su origen evocaba un llamado al nacionalismo conservador, en la tierra del tango se transformó en una declaración de resistencia y orgullo.
Derecho a la felicidad
La exmandataria argentina Cristina Kirchner comentó en su cuenta de X que “La deshumanización expresada por Milei, al desconocer que los sentimientos no tienen género, galvanizó en el deseo y el DERECHO A LA FELICIDAD, de elegir con libertad la pareja con quien compartir la vida y, si lo desean, formar su familia. DERECHO A LA PROSPERIDAD Y A LA FELICIDAD SON LOS LÍMITES que Milei no solo no podrá violar, sino a los que, además, deberá dar respuesta más temprano que tarde”.
Si bien la Ciudad de Buenos Aires fue el epicentro, la marcha se replicó en más de un centenar de localidades argentinas y en las afueras de embajadas y consulados argentinos en ciudades de todo el mundo, desde Madrid, Barcelona, Berlín, París y Londres hasta Montevideo, Santiago de Chile y Ciudad de México.
No quedaron dudas de la masividad de la marcha. Fue tan contundente que el gobierno nacional optó por mantenerse al margen y evitó aplicar el protocolo antipiquetes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
La respuesta dejó clara la necesidad urgente de enfrentar y frenar el avance de discursos de odio y discriminación como el del presidente argentino Javier Milei.