El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el viernes un plan de dos años y 5.700 millones de dólares para renovar el sistema de salud que atiende a la población pobre de México.
Con el plan se pretende mejorar los servicios de hospitalización y asegurar el suministro de medicinas para los mexicanos pobres que no están cubiertos por uno de los dos principales programas federales de servicios médicos.
México cuenta con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para los trabajadores del sector privado cuyos empleadores pagan su atención médica, y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) para los empleados del gobierno.
Los agricultores, los trabajadores independientes y los vendedores callejeros no suelen estar afiliados a esos sistemas, y son atendidos en diversas clínicas estatales y locales. Sin embargo, bajo el nuevo plan, podrían recibir atención en un hospital del IMSS o del ISSSTE.
López Obrador anunció también que el gobierno federal asumirá la responsabilidad de atender a toda la población en ocho estados del empobrecido sureste de México.