El papa Francisco opinó el miércoles que el miedo a los migrantes “nos vuelve locos”, al inicio de un viaje a Panamá, en medio de un enfrentamiento en torno al muro fronterizo que propone el presidente Donald Trump y una nueva caravana de migrantes centroamericanos se dirige hacia el norte.
Durante el vuelo a Panamá para la Jornada Mundial de la Juventud, donde espera dejar atrás los escándalos por abusos sexuales que remecen su pontificado, Francisco respondió a preguntas de los periodistas sobre el muro fronterizo.
“Es el miedo lo que nos vuelve locos”, dijo.
Para el primer papa latinoamericano, hijo de inmigrantes italianos a Argentina, la suerte de los migrantes y refugiados es una piedra angular de su prédica. También se prevé que alentará a los jóvenes reunidos en el evento trienal que busca avivar la fe de la próxima generación de católicos.
El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, dijo que el mensaje de Francisco encontrará eco entre los jóvenes centroamericanos que ven en la migración a Estados Unidos la única salida a la violencia y la pobreza: “la juventud migra por la casi nula respuesta de sus países de origen, que los lanza a cifrar sus esperanzas en otros países, exponiéndolos al narcotráfico, la trata humana, la delincuencia”.
Se prevé que el papa exhorte a los jóvenes a crear sus propias oportunidades y a los gobiernos a hacer su parte.
La visita tiene lugar en momentos que el gobierno en Washington está parcialmente paralizado debido a un enfrentamiento entre el gobierno y el Congreso en torno a los fondos para el muro prometido por Trump.
Francisco ha reclamado “puentes, no muros”. Después de oficiar una misa en 2016 en el lado mexicano de la frontera, dijo que quien busque construir un muro para excluir a los migrantes “no es cristiano”.
Se prevé que las multitudes serán menores que lo habitual en esta Jornada Mundial de la Juventud –apenas 150,000 personas se habían registrado hasta la semana pasada–, pero miles más acudirán sin duda a los eventos principales con el papa, que incluyen una vigilia y misa el domingo.
El Vaticano reconoció que la fecha en enero no coincide con vacaciones escolares en Europa o América del Norte, que habitualmente envían enormes contingentes al encuentro.
El primer viaje de Francisco en un año que abunda en giras papales al extranjero se produce en un momento crucial de su pontificado, cuando la jerarquía católica enfrenta una crisis de credibilidad por encubrir durante décadas los abusos sexuales contra jóvenes por parte de sacerdotes.