Estudios efectuados la pasada semana al expresidente uruguayo José Pepe Mujica mostraron que de su patología de esófago “no hay evidencias”, pero sí consecuencias del tratamiento recibido, afirmó su doctora personal, Raquel Pannone, en declaraciones a la prensa este martes resumidas por la agencia española EFE.
“La radioterapia fue muy buena y tenemos fuertes convicciones de que el cáncer se curó, que no tiene más. Le hicimos varias veces tomografías en estos días en diferentes lugares y eso muestra que no hay evidencia del tumor”, afirmó la galena.
Sin embargo, las dificultades para alimentarse generadas por el tratamiento de radioterapia que recibió a raíz de un tumor maligno en el esófago empeoraron la función renal del ex presidente, sostuvo Pannone.
La facultativa explicó que el líder de la izquierda uruguaya padece de una patología renal “y las consecuencias de la radioterapia generaron que le cueste más alimentarse y ha tomado menos líquido. Esto empeoró la función renal”, apuntó .
De acuerdo con esa condición, añadió la doctora, desde el pasado sábado Mujica se encontraba recibiendo suero en algunas horas del día para facilitar la hidratación. Este lunes fue derivado al sanatorio Casmu, donde se le hicieron estudios a raíz de ese hecho.
Asimismo, Pannone indicó que los resultados de los estudios podrían mostrar una mejora o que sigue en la misma situación, lo cual llevaría a que el ex presidente deba recibir suero unos días más.
“Está frágil. Tiene casi 90 años, tiene patologías de base y esto hace que esté más debilitado. Si logramos que tome agua, que se recupere, eso va a mejorar”, enfatizó la doctora.
En abril, el ex mandatario que estuvo al frente del país sudamericano de 2010 a 2015, comunicó que padecía de un tumor en el esófago y explicó que se trataba de algo “doblemente complejo” porque padece una enfermedad inmunológica desde hace más de 20 años que, entre otras consecuencias negativas, ha afectado el funcionamiento de sus riñones.
El ex guerrillero del movimiento Tupamaro, que padeció 12 años de cárcel, y cuyos discursos en foros internacionales se distancian de la corrección política para decir verdades incómodas, vive retirado en su antigua chacra, en Rincón del Cerro, en las afueras de Montevideo, junto a sus verduras y gallinas, como gusta decir.