La vacunación contra la COVID-19 en América Latina avanza de forma desigual, y si bien la caída en los contagios registrada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una buena noticia, no lo es tanto para países en los que ni siquiera ha llegado la primera dosis.
Los datos de la misma OMS con respecto a todo el continente americano muestran que hasta este viernes se habían registrado 48.956.948 casos positivos del coronavirus y 1.159.854 fallecimientos, con una curva descendente de ambas cifras, pero con una gran preocupación por aquellos países en donde no se ha iniciado la inoculación con cualquiera de las vacunas ya autorizadas.
Sin embargo, en ese conjunto de países hay subdivisiones. En Uruguay, por ejemplo, aún no hay certeza de la llegada de las 3,8 millones de dosis de Pfizer y Sinovac –además de las 1,5 millones de dosis que ya tiene aseguradas del mecanismo Covax–, pero el hecho de tener contratos firmados le da cierta garantía al Gobierno de comenzar a vacunar al menos al 3 % de su población desde marzo.
No es el caso de Nicaragua, donde hasta el momento no se ha informado sobre avances en negociaciones con laboratorio alguno y es muy probable que el Gobierno de Daniel Ortega esté esperando el envío de los compuestos de Covax, que podrían no llegar hasta junio. El Gobierno nicaragüense también ha dado a entender que espera la llegada de los viales de Sputnik V desde Rusia, pero tampoco ha dado fechas para ello.
Aunque en Guatemala y Honduras también esperan con ansias los compuestos de Covax, mecanismo liderado por la OMS, al parecer han hecho negociaciones para que les lleguen dosis de laboratorios como Pfizer y AstraZeneca. El resto de Centroamérica está vacunando, pero la OMS ya ha advertido que la COVID-19 se puede volver más agresiva si no se ataca de manera uniforme en contextos regionales.
Los esfuerzos de Panamá, Costa Rica y El Salvador se podrían venir abajo si Nicaragua, Guatemala y Honduras no toman más temprano el “tren” de la vacunación, una preocupación que llevó este viernes al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) a anunciar que apoyará a Centroamérica y República Dominicana con hasta 800 millones de dólares para comprar inmunizantes.
El caso de Cuba es aparte. La Isla ha decidido desarrollar su propia vacuna y ya hay cuatro candidatas que están en fase 2 de ensayos clínicos. Además, Cuba no está suscrita a Covax, por lo que no recibirá vacunas de la OMS.
Otro candidato vacunal cubano contra la COVID-19 pasa a la fase II de ensayos clínicos
Misión: fortalecer Covax
Treinta y tres países de América Latina están suscritos al mecanismo Covax y la lucha de los de menores recursos contra la COVID-19 dependerá casi exclusivamente de las dosis que la OMS les otorgue. Es por eso que el titular del ente sanitario de la ONU, Tedros Adhanom Ghebreyesus, agradeció recién que países como EE.UU., Francia, Alemania y Reino Unido hayan anunciado nuevos compromisos con Covax para el reparto global de vacunas anticovid.
“Hay un movimiento creciente a favor de la equidad en el reparto de las vacunas, y doy la bienvenida a los líderes mundiales, que están respondiendo al desafío”, destacó en un comunicado el dirigente etíope.
Estados Unidos anunció el jueves pasado que donará “inmediatamente” 2.000 millones de dólares para el desarrollo y la distribución equitativa de las vacunas, y aportará otros 2.000 millones más en los próximos meses, en un intento de asumir el liderazgo internacional contra la pandemia. Con la nueva Administración de Joe Biden, el país norteño se sumó a finales de enero a Covax, en un giro de 180 grados con respecto a la política del anterior presidente, Donald Trump.
El empuje de potencias como EE.UU. servirá para que la OMS pueda suplir de vacunas al tercer mundo y así contribuir a una lucha contra la COVID-19 en más igualdad de condiciones, o por lo menos para evitar que la enfermedad se cebe contra los más pobres.
Y precisamente en Estados Unidos el reparto de 6 millones de vacunas se encuentra retrasado por el temporal de nieve y frío que azota a varias partes del país, según informó este viernes la Casa Blanca.
“Tenemos un retraso de unas 6 millones de dosis debido al tiempo. Los 50 estados han resultado afectados, las 6 millones de dosis representan unos tres días de retraso en la distribución. En mucho estados han podido cubrirlo con inventario existente”, dijo Andy Slavitt, uno de los asesores del Gobierno sobre la pandemia.
A los inconvenientes de las diferentes empresas transportadoras y de logística como FedEx, UPS y McKesson, se suman los cierres de carreteras por el temporal, que han impedido que se distribuyan las vacunas desde “los sitios de fabricación a la distribución y puntos de transporte”.
EFE / OnCuba