El gabinete de Japón aprobó el viernes un proyecto de ley que permitiría el ingreso de trabajadores extranjeros de clase obrera, mientras la cada vez más envejecida población se enfrenta a la falta de mano de obra.
El proyecto es una importante revisión a la política de mano de obra extranjera. Desde hace mucho el país se ha resistido a aceptar trabajadores extranjeros, excepto en el caso de médicos, maestros y personal para sectores altamente calificados.
La propuesta crearía dos categorías de visa para extranjeros que puedan trabajar en más de una decena de sectores donde falta personal, como enfermería, agricultura, construcción y servicios. El gobierno espera que la iniciativa sea promulgada en abril.
En un intento por calmar a los nacionalistas, el primer ministro Shinzo Abe negó que el relajamiento de la política económica sobre trabajadores extranjeros implique que Japón esté abriendo indiscriminadamente sus puertas a los inmigrantes.
Sondeos de la prensa muestran que la gente está dividida sobre el tema. Los que se oponen al plan están preocupados sobre un posible aumento de la delincuencia y que los japoneses se queden sin empleos, mientras que quienes apoyan la medida consideran que los trabajadores extranjeros son necesarios en sectores donde falta personal.
De acuerdo con el proyecto, quienes soliciten la primera categoría de visa necesitarán ciertas habilidades y hablar japonés, no podrán llegar con su familia y podrán quedarse hasta cinco años. La segunda categoría será para las personas más calificadas, que podrán llegar con su familia y que al final podrán solicitar la residencia permanente.
Algunos de los empleos que se ofrecían a los extranjeros eran para “técnicos entrenados” o estudiantes que estaban en programas de intercambio, considerados éstos últimos mal pagados.
El gobierno calcula que el número de trabajadores de clase obrera podría ser de medio millón en una década.