Dos aviones de combate de la Fuerza Aérea de Estados Unidos volaron este martes sobre el Golfo de Venezuela, en otro gesto de presión de Washington en la zona, mientras el presidente Donald Trump declaró que los días de Nicolás Maduro en el poder “están contados”.
El sobrevuelo, registrado por el servicio de seguimiento Flightradar24, se produjo alrededor del mediodía en una zona a unos 160 kilómetros al noreste de Maracaibo, la segunda ciudad más poblada de Venezuela, detalló la agencia española EFE.
Los cazas, identificados como F-18 de la variante F —biplaza— realizaron maniobras en forma de tirabuzón antes de dirigirse hacia el norte, en dirección a un punto cercano a Aruba, donde se presume se encuentra el portaaviones USS Gerald Ford, el mayor y más sofisticado de la flota estadounidense.
Reportes sobre el vuelo de este martes confirman lo ocurrido como una violación del espacio aéreo venezolano, si bien Caracas no se había pronunciado al respecto. Otros, citando a un funcionario estadounidense, refieren que las aeronaves “permanecieron en el espacio aéreo internacional durante su vuelo”, algo que desmienten los sistemas de radares.
De acuerdo con un despacho de la agencia AP, el funcionario citado dijo que se trató de un “vuelo de entrenamiento rutinario” y que la maniobra no tenía la intención de ser provocativa. No obstante, el propio reporte afirma que los aviones estuvieron más de 30 minutos volando sobre las aguas del Golfo, lo que da cuenta de la gravedad del movimiento.
| Dos aviones cazas de EEUU sobrevolaron durante 40 minutos el espacio aéreo de Venezuela. https://t.co/0fRw19cJH6
— Mundo en Conflicto (@MundoEConflicto) December 10, 2025
Operación Lanza del Sur
La incursión aérea se enmarca en la operación Lanza del Sur, desplegada por Washington desde finales de verano con unos 15 mil efectivos en aguas cercanas a Venezuela. El Pentágono sostiene que se trata de una campaña contra el narcotráfico internacional, pero Caracas denuncia que es un plan encubierto para forzar un cambio de gobierno.
El despliegue incluye destructores, un submarino nuclear, el portaaviones Gerald R. Ford y más de 4 mil marines, lo que constituye el mayor movimiento militar estadounidense en el Caribe en décadas.
La intrusión de los F-18 se produjo pese al riesgo de que Venezuela empleara sus baterías antiaéreas de fabricación rusa. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, aseguró que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) está preparada para responder “dignamente” ante cualquier agresión.
“Tenemos la determinación de pelear, de luchar, de batallar por nuestra libertad, reforzada con armas y con conciencia moral”, dijo Padrino este martes en un acto conmemorativo de la Batalla de Ayacucho.

Trump juega a la incertidumbre
En paralelo, el presidente Donald Trump afirmó en una entrevista con el medio estadounidense Politico que Maduro tiene los días “contados” y evitó descartar una intervención terrestre.
“No quiero confirmarlo ni descartarlo. No quiero hablar de eso”, respondió al ser consultado sobre la posibilidad de enviar tropas estadounidenses a territorio venezolano.
Trump ha dicho que “pronto” comenzarían los ataques contra el narcotráfico dentro de Venezuela, reforzando la percepción de que Washington prepara acciones más allá del Caribe.
Este martes, el jefe negociador del gobierno venezolano, Jorge Rodríguez, aseguró que Venezuela se defenderá “con absoluta certeza” ante cualquier agresión por tierra, cielo o mar.
“Somos gente de paz, pero tengan la certeza de que llegado el caso de que una agresión ose entrar a territorio sagrado de Venezuela, vamos a luchar”, expresó Rodríguez en la Asamblea de los Pueblos transmitida por la televisión estatal.
Maduro, por su parte, afirmó que cuenta con más de 200 mil militares y con la Milicia Bolivariana, que según cifras oficiales supera los ocho millones de integrantes, para enfrentar cualquier escenario.
Apoyo desde Moscú y cuestionamientos en EEUU
En paralelo, el Gobierno venezolano agradeció el respaldo de Rusia, cuyo Ministerio de Asuntos Exteriores manifestó “preocupación” por las amenazas de Estados Unidos.
La portavoz María Zajárova advirtió que un conflicto de gran escala en el hemisferio occidental tendría consecuencias impredecibles.
El canciller Yván Gil calificó la declaración como un “firme rechazo” al intervencionismo estadounidense y destacó la importancia de la alianza con Moscú en medio de la crisis que afecta especialmente el transporte aéreo, tras la suspensión de por parte de un grupo de aerolíneas de sus operaciones en Venezuela.
En los últimos meses el Comando Sur estadounidense ha realizado más de 25 ataques contra embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico en el Caribe y el Pacífico oriental, con un saldo de más de 80 muertos.
El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, y otros políticos han exigido especialmente transparencia sobre un operativo del pasado septiembre en el que, según denuncias, militares estadounidenses remataron a sobrevivientes de una presunta narcolancha.
De acuerdo con el influyente diario The New York Times, el argumento de la Administración Trump de que Estados Unidos está en un conflicto armado con los cárteles y el uso del mismo para justificar los ataques, es rechazado no solo por los rivales políticos de Trump sino también por juristas y expertos en derecho internacional.
“El ejército no puede atacar a civiles que no supongan una amenaza inminente de violencia, aunque sean sospechosos de cometer delitos”, aseguró el Times.
En noviembre, una conversación telefónica entre Trump y Maduro, descrita como cordial por fuentes consultadas por The Washington Post, no logró reducir la crispación bilateral.
Washington mantiene acusaciones contra Maduro y altos funcionarios venezolanos de liderar el Cartel de los Soles, mientras Caracas insiste en que se trata de una campaña de presión política y que tal narcoentidad solo vive en la imaginación de la Casa Blanca y el Pentágono.











