Los talibanes tomaron hoy miércoles otras tres capitales provinciales afganas y un cuartel general del ejército local, completando una ofensiva en el noreste del país y obteniendo el control de dos tercios de la nación mientras Estados Unidos y la OTAN finalizan su retirada.
La caída de las capitales de las provincias de Badakhshan, Baghlan y Farah ejerció una presión cada vez mayor sobre el gobierno central para detener el avance habiendo perdido una base importante en Kunduz.
Si bien la capital de Kabul no se ha visto directamente amenazada, la velocidad de la ofensiva plantea interrogantes sobre cuánto tiempo puede el gobierno afgano mantener el control. Puede eventualmente verse obligado a retroceder para defender la capital y algunas otras ciudades.
“Creo que lo que le diría al presidente Ghani es que si permanece disperso por todas partes, los talibanes podrán seguir aplicando su enfoque actual con éxito”, dijo Ben Barry, investigador principal de guerra terrestre en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos. “Tienes que hacer un poco más que detener a los talibanes. Tienes que demostrar que puedes hacerlos retroceder”.
El éxito de la ofensiva de los talibanes también pone en tela de juicio si alguna vez volverían a unirse a las conversaciones de paz, estancadas durante mucho tiempo. En cambio, los talibanes podrían llegar al poder por la fuerza y el país podría dividirse en luchas entre facciones, como ya ocurrió después de la retirada soviética en 1989.
El ejército estadounidense, que planea completar su retirada para fin de mes, ha realizado algunos ataques aéreos, pero en gran medida ha evitado involucrarse en la campaña terrestre. La última evaluación de inteligencia militar de Estados Unidos es que Kabul podría verse sometida a presión insurgente dentro de 30 días y que si las tendencias actuales se mantienen, los talibanes podrían obtener el control total del país en un par de meses, según un funcionario de defensa de Estados Unidos que discutió la situación bajo condición de anonimato.
Mientras tanto, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, cuyo país está contemplando operar y proteger el aeropuerto de Kabul luego de la retirada de las tropas estadounidenses y de la OTAN, dijo a la televisión CNN-Turk que podría reunirse con los líderes talibanes. “Si no los controlamos al más alto nivel, no nos será posible garantizar la paz en Afganistán”, declaró.
Humayoon Shahidzada, un legislador de la provincia occidental de Farah, confirmó que hoy miércoles cayó la capital de su provincia. Los talibanes arrastraron por la calle el cadáver descalzo y ensangrentado de un miembro de las fuerzas de seguridad afganas, gritando: “¡Dios es grande!”. Llevaban rifles M-16 y conducían camionetas Humvees y Ford donadas por los estadounidenses.
Un funcionario afgano que habló bajo condición de anonimato dijo que la capital de Baghlan, Poli-Khumri, también cayó. Los insurgentes capturaron antes otras seis capitales de provincia en menos de una semana. El miércoles, el cuartel general del 217º Cuerpo del Ejército Nacional Afgano en el aeropuerto de Kunduz cayó ante los talibanes.
Associated Press/OnCuba