El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, logró la reelección para un segundo mandato este lunes y, aunque perdió la mayoría parlamentaria, sacó un resultado sorprendentemente sólido pese a una serie de escándalos que empañaron su imagen de icono liberal.
El Partido Liberal de Trudeau tendrá el grupo parlamentario más grande, lo que le da opción de formar gobierno. Sin embargo, al no obtener la mayoría, la formación quedará a expensas de un partido de la oposición para poder aprobar leyes.
“No es lo mismo que en 2015. No todo se debe al líder”, dijo Robert Bothwell, profesor de historia de Canadá y relaciones internacionales en la Universidad de Toronto. “Trudeau es primer ministro porque el resto del partido fue capaz de reponerse y vencer. Aunque Trudeau merece crédito por lo que ha ocurrido, va a tener que demostrar cualidades que aún no ha mostrado”.
Con todo, el resultado es un triunfo para Trudeau, cuya imagen impoluta sufrió un revés tras la publicación el mes pasado de fotografías antiguas en las que aparecía con la cara pintada de negro y café.
Trudeau se disculpa por pintarse cara de café en 2001 en fiesta de disfraces
“Estoy sorprendido por lo bien que lo ha hecho Trudeau”, manifestó Nelson Wiseman, profesor de políticas en la Universidad de Toronto. “No creo que nadie esperase que Trudeau obtuviera una mayoría, pero no están tan lejos”.
Con el recuento todavía en marcha en la madrugada del martes, los liberales tenían 156 escaños, a 14 de los 170 que dan la mayoría en la Cámara de los Comunes de 338 diputados.
“Esta noche, los canadienses rechazaron la división y la negatividad. Rechazaron los recortes y la austeridad. Eligieron una agenda progresista y una acción firme contra el cambio climático”, dijo Trudeau en la madrugada del martes.
Su discurso se produjo, inusualmente, a la vez que el de su principal rival, el candidato del Partido Conservador Andrew Scheer, lo que obligó a las televisoras a dejar de emitir las palabras de Scheer. Pero el primer ministro adoptó un tono conciliador: “A aquellos que no han votado por nosotros, sepan que trabajaremos cada día por ustedes, gobernaremos para todo el mundo”, apuntó.
Thank you, Canada, for putting your trust in our team and for having faith in us to move this country in the right direction. Regardless of how you cast your vote, our team will work hard for all Canadians.
— Justin Trudeau (@JustinTrudeau) October 22, 2019
Las elecciones en Canadá se definieron en lo que fue, en esencia, una disputa entre el atractivo y carismático Trudeau y el modesto líder del Partido Conservador Andrew Scheer, quien parecía el antídoto perfecto a la fanfarria y nivel de celebridad del primer minstro.
Trudeau reafirmó el liberalismo en 2015, después de casi 10 años de gobiernos conservadores en Canadá, pero una serie de escándalos, aunados a las enormes expectativas sobre él, amenazaron sus posibilidades.
Tal vez con la sensación de que Trudeau estaba en problemas, Barack Obama otorgó un respaldo sin precedentes por parte de un exmandatario estadounidense al instar a los canadienses a reelegir a Trudeau, diciendo que el mundo necesita en este momento de su liderazgo progresista.
Trudeau, hijo del fallecido primer ministro Pierre Trudeau, un ícono del liberalismo, es uno de los pocos líderes progresistas que quedan en el mundo. Ha sido percibido como un rayo de esperanza para los liberales en la era de Trump, incluso engalanando la portada de la revista Rolling Stone con el encabezado “¿Por qué no podemos tenerlo de presidente a él?”.