Las grúas colocan carga sobre la cubierta, se escucha el chirrido de herramientas eléctricas y los trabajadores van de aquí para allá en el laberinto de pasillos del rompehielos alemán RV Polarstern, preparativos para un largo viaje que según sus organizadores no tiene precedentes en alcance y ambición.
En un par de meses, el enorme buque partirá rumbo al Ártico lleno de provisiones y equipo científico para una misión de exploración del norte helado del planeta. El rompehielos será la base para científicos de 17 naciones que estudiarán el impacto del cambio climático sobre el Ártico y cómo podría afectar al resto del mundo.
“Hasta ahora siempre hemos estado afuera de esa región y carecemos incluso de las observaciones básicas de los procesos climáticos en el Ártico central durante el invierno”, dijo Markus Rex del Instituto Alfred Wegener de Alemania, que encabezará la expedición, cuyo costo se estima en 140 millones de euros (158 millones de dólares).
“Vamos a cambiar eso por primera vez”, le dijo Rex a The Associated Press durante una entrevista el miércoles a bordo del Polarstern en el muelle en Bremerhaven, Alemania.
Los científicos planean llevar el barco hasta el Océano Ártico, anclarlo a un témpano y permitir que el agua se congele alrededor de ellos, quedando atrapados en la amplia capa de hielo que se forma sobre el polo norte cada invierno.
A medida que las temperaturas desciendan y las horas de luz disminuyan, correrán contra el tiempo para erigir campamentos temporales de investigación invernal sobre el hielo, lo que les permitirá realizar pruebas que no sería posible efectuar en otras épocas del año o con sensores vía satélite.
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“Podemos hacer mucho con robots y otras cosas, pero a fin de cuentas la observación manual y visual, y también las mediciones, eso es aún lo que necesitamos”, dijo Marcel Nicolaus, físico alemán del hielo marino que formará parte de la misión internacional. “Necesitamos salir, establecer ese campamento en el hielo”.
Docenas de científicos de Estados Unidos, China, Rusia y otros países estarán a bordo del Polarstern, rotándose cada dos meses mientras otros rompehielos traen consigo suministros frescos y un nuevo grupo de investigadores.
El viaje es considerado una oportunidad única para muchos científicos, incluidos los veteranos de múltiples expediciones al Ártico.
La misión MOSAiC, siglas en inglés de Observatorio Multidisciplinario flotante para el Estudio del Clima del Ártico, recibe financiamiento sustancial de instituciones estadounidenses como la Fundación Nacional de Ciencias, el Departamento de Energía, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, y la NASA.
Al combinar las mediciones tomadas sobre el hielo con los datos recolectados vía satélite, los científicos esperan mejorar los modelos de cómputo que utilizan para pronosticar el clima.
El trabajo interdisciplinario abarca varios campos de la ciencia, incluyendo la física, la química y la biología. Su propósito general –responder interrogantes cruciales acerca del calentamiento global– significa que no hay tiempo para las rivalidades nacionales, señaló Rex.
“Los distintos intereses geopolíticos no desempeñan un papel en nuestra comunidad de investigación”, afirmó.
Una vez que el Polarstern se traslade a lo profundo de la noche en el Ártico, lejos de la costa norte de Groenlandia, los científicos se encontrarán solos, por lo que una evacuación de emergencia será casi imposible.
“Estaremos aislados”, señaló Rex. “Entonces ningún otro rompehielos puede llegar a nosotros porque el hielo estará demasiado grueso”.