La compañía de Donald Trump y su jefe de finanzas fueron acusados hoy jueves en lo que los fiscales llamaron un esquema de fraude fiscal “arrollador y audaz” en el que el ejecutivo recaudó más de 1.7 millones de dólares en compensaciones extraoficiales.
Trump no fue acusado, pero los fiscales señalaron que firmó algunos de los cheques del supuesto plan. Es el primer caso criminal que sale de la investigación de dos años de las autoridades de Nueva York sobre los negocios del expresidente.
Según la acusación formal, desde 2005 hasta hoy la Organización Trump y su director financiero, Allen Weisselberg, engañaron al estado y a la ciudad con los impuestos al conspirar para pagar a altos ejecutivos lucrativos beneficios complementarios y otros medios.
Weisselberg fue acusado de defraudar al Gobierno Federal, al estado y a la ciudad con más de un millón de dólares en impuestos impagos y rembolsos de impuestos a los que no tenía derecho.
El cargo más grave contra Weisselberg, el de hurto mayor, conlleva de cinco a quince años de prisión. Los cargos de fraude fiscal contra la empresa se castigan con una multa del doble de la cantidad de impuestos no pagados.
Weisselberg, de 73 años, tiene un conocimiento profundo de las actividades financieras de la Organización Trump. Los cargos en su contra podrían dar a los fiscales los medios para presionarlo para que coopere con la investigación y les diga lo que sabe.
Tanto Weisselberg como los abogados de la Organización Trump se declararon inocentes. Weisselberg recibió la orden de entregar su pasaporte y fue puesto en libertad sin derecho a fianza. En un comunicado, Trump calificó el caso como una “cacería de brujas política por parte de los demócratas de la izquierda radical”.
Los abogados de Weisselberg dijeron que “luchará contra estos cargos”. El caso está liderado por el fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus Vance Jr., y por la fiscal general de Nueva York, Letitia James. Vance, quien deja el cargo a fin de año, ha estado investigando una amplia gama de asuntos que involucran a Trump y a la Organización Trump, como pagos en efectivo a mujeres en nombre de Trump y si la compañía falsificó el valor de sus propiedades para obtener préstamos o reducir sus facturas de impuestos.
La noticia se produce cuando Trump ha estado indicando un posible regreso a la presidencia en 2024. Ha aumentado sus apariciones públicas, incluida la celebración de sus primeros mítines desde que dejó la Casa Blanca. Al anunciar la acusación del Gran Jurado, Carey Dunne, el fiscal principal de la oficina del fiscal de distrito, dijo: “La política no tiene ningún papel en la sala del jurado, y puedo asegurarles que no tuvo ningún papel aquí”. Esbozó un plan de quince años “orquestado por los ejecutivos de mas experiencia” de la Organización Trump.
La Organización Trump es la entidad a través de la cual el expresidente gestiona sus empresas, incluidas sus inversiones en torres de oficinas, hoteles y campos de golf, sus numerosos acuerdos de marketing y sus actividades televisivas. Los hijos de Trump, Donald Jr. y Eric, han estado a cargo de sus operaciones diarias desde que asumió la presidencia.
Además de exponer a la Organización Trump a multas, el caso penal podría dificultar que la empresa obtenga préstamos bancarios o cierre acuerdos, un golpe en un momento particularmente conflictivo, ya que la empresa se está recuperando de sus pérdidas debido al coronavirus y la reacción violenta por el ataque del 6 de enero al Capitolio.
Weisselberg fue objeto de escrutinio en parte debido a preguntas sobre el uso de un apartamento de Trump por parte de su hijo a bajo costo o sin costo alguno. El hijo de Weisselberg, Barry, quien administraba una pista de hielo operada por Trump en Central Park, no pagó alquiler reportado mientras vivía en un apartamento propiedad de Trump en 2018, y le cobraban solo 1 000 dolares por mes, muy por debajo de los precios típicos de Manhattan, mientras vivía en apartamento de 2005 a 2012, dice la acusación.
El propio Allen Weisselberg, un hombre sumamente reservado que vivió durante años en una casa modesta en Long Island, continuó reclamando la residencia allí a pesar de vivir en un apartamento pagado por la compañía en Manhattan, dijeron los fiscales.
Al hacerlo, Weisselberg ocultó que era un residente de la ciudad de Nueva York y evitó pagar alrededor de 900 000 dólares en impuestos sobre la renta federales, estatales y municipales.