Siguiendo su plan de recortar gastos que considera innecesarios y fuera de sintonía con sus propósitos de Gobierno, la Administración Trump cerró la mayoría de los programas de la Agencia estadounidense de Desarrollo (USAID), encargada de la ayuda internacional estadounidense.
Sin embargo, en paralelo, liberó los fondos asignados a la Fundación Nacional para la Democracia (NED), una entidad privada que recibe dinero del Gobierno estadounidense para, según asegura, “apoyar la democracia y los derechos humanos en todo el mundo”.
El secretario de Estado, Marco Rubio, fue el encargado de anunciar la cancelación del grueso de los programas de la agencia gubernamental. “Tras una revisión de seis semanas, estamos cancelando oficialmente el 83 % de los programas de USAID”, detalló el político cubanoamericano.
En enero, Trump había firmado una orden ejecutiva que congeló toda la ayuda exterior bajo consideraciones ideológicas, por su oposición a programas que asistían al aborto o promocionaban la planificación familiar, la defensa de la diversidad o la inclusión social.
El drástico recorte, que afecta hasta ahora a 5200 contratos y miles de millones de dólares, hiere de muerte a la agencia fundada en 1961 por la Administración Kennedy para conquistar mentes y corazones mediante el llamado soft power o poder blando estadounidense.
La entidad manejaba un presupuesto anual de 42 800 millones de dólares para distribuir asistencia vital a través de programas de salud y emergencia en un centenar de países, pero era también el sostén financiero de programas mediáticos y de accionar político en países considerados no democráticos por Washington.
Hasta la fecha, USAID representa cerca de 50 % de la ayuda humanitaria mundial, financiando iniciativas cruciales en áreas como la salud, la educación, la alimentación y la respuesta a crisis, según reseñó el diario español El País.
Caos humanitario en expansión
La suspensión de los fondos de USAID ha desatado un caos humanitario en todo el mundo. Lo mismo ONG grandes que pequeñas se han visto afectadas por esta decisión, que ha provocado despidos, paralización de cadenas de suministro y cancelación de numerosos proyectos.
Una de las regiones más afectadas es el continente africano. El mismo recibe aproximadamente 17 000 millones de dólares anuales en ayuda de Estados Unidos, por lo que la suspensión de estos fondos amenaza programas vitales de salud, educación y apoyo a comunidades vulnerables.
Estados Unidos es el principal contribuyente al Fondo Mundial para la Malaria, la Tuberculosis y el VIH, con 26 300 millones de dólares aportados desde su fundación en 2002, y 6 000 millones comprometidos para el período 2023-2025. La congelación de fondos pone en riesgo programas de vacunación, tratamientos, y se traduce en un incremento de contagios y muertes.
Por otro lado, 30 % de la financiación de Acción contra el Hambre proviene de fondos estadounidenses. La pérdida de ese donante afectaría a unos 50 programas en países como Níger, Etiopía, República Democrática del Congo, Colombia, Centroamérica o Afganistán.
Otros programas financiados por la USAID a lo largo del mundo se centran también en servicios servicios esenciales como la educación y la salud, así como en la protección infantil, la atención a la comunidad transgénero y el apoyo a comunidades indígenas y afrodescendientes.
En consecuencia, la cancelación de la mayor parte de sus fondos por la Administración Trump ha generado una ola de críticas. Alistair Dutton, secretario general de Cáritas Internacional, opinó que “detener USAID abruptamente matará a millones de personas y condenará a cientos de millones más a vidas de pobreza deshumanizante”.
Entretanto, el portavoz de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, estimó que “el impacto de estos recortes y los de otros países tendrá un efecto devastador en las personas a las que la ONU presta sus servicios”.
El mundo amanece más vulnerable con el parón de EEUU a casi toda su ayuda exterior
Cuba, la USAID y la NED
Los recortes presupuestarios de la Administración Trump también tienen su huella en Cuba. Según fuentes estadísticas de la propia USAID, en 2023 la agencia dedicó a la isla un presupuesto de 9,5 millones de dólares, cuyas mayores partidas fueron distribuidas hacia la ayuda humanitaria a través de la Cruz Roja Internacional.
El resto se dirigió a la sociedad civil —opositores, activistas, grupos de derechos humanos y prensa independiente, entre otros— en una acción históricamente condenada por el gobierno cubano como políticas intervencionistas de Washington.
La suspensión o congelación de fondos —como sucedió en el caso de la NED— golpearon de inmediato a estos programas y grupos en Cuba, y generaron críticas tanto de las organizaciones y medios beneficiados como de políticos y opositores a La Habana en Estados Unidos.
Desde el Gobierno cubano, por su parte, han insistido que pese a esos recortes Washington mantiene el financiamiento a “programas subversivos contra Cuba” y han apuntado directamente a Marco Rubio, a quien Trump colocó al frente de la agencia.
En cuanto a la NED, otra organización también involucrada en programas en Cuba y a la que igualmente acusan desde La Habana, la Administración Trump decidió este lunes liberar los fondos que mantenía congelados y que habían sido incluso objeto de una demanda.
De acuerdo con lo informado por la propia fundación, la NED “recuperó el acceso a los fondos asignados por el Congreso que no habían estado disponibles desde fines de enero”. El dinero paralizado ascendía a 167 millones de dólares en fondos obligados y 72 millones adicionales ya asignados por el Congreso.
Desde la organización se agradeció al Departamento de Estado por la medida, a la que se consideró como “pasos importantes para restablecer plenamente nuestra capacidad de apoyar a los defensores de primera línea de la democracia en regímenes represivos como Cuba, Venezuela, Irán, China, Rusia y otros lugares”.
En su comunicado, la NED apuntó que el restablecimiento de sus fondos, de momento de manera parcial, le permitirá “comenzar a estabilizar sus operaciones y reanudar la concesión de subvenciones”, un apoyo que consideró “vital” para entidades como el Instituto Republicano Internacional y para “innumerables organizaciones” en todo el mundo”.