La Administración Trump ordenó este martes a sus misiones en el extranjero que dejen de programar citas para solicitar visas de estudiantes y visitas de intercambio, en medio de preparativos para profundizar la investigación de alumnos en las redes sociales.
De acuerdo con medios internacionales, el secretario de Estado Marco Rubio anunció que su departamento prepara una guía actualizada sobre la exploración de las redes sociales de los aspirantes académicos a viajar a Estados Unidos con visados de estudiantes (categorías F, M y J) .
“La revisión de las redes sociales será más exhaustiva y requerirá cambios en las operaciones y recursos de las secciones consulares”, señala el cable firmado por Rubio, quien advirtió que la medida podría extenderse en el tiempo y afectar la carga de trabajo de los consulados.
La decisión, que afecta a cientos de miles de aspirantes internacionales, se suma a una batería de acciones que, según críticos, ponen en jaque la estabilidad financiera, la diversidad y el liderazgo académico de las universidades estadounidenses en el mundo.
Organizaciones académicas y de derechos civiles han denunciado el carácter discriminatorio y represivo de la medida.
“Estamos ante una política que criminaliza la libertad de expresión y castiga la diversidad de pensamiento”, declaró un portavoz de la Asociación Estadounidense de Universidades (AAU).
Departamento de Estado de EE.UU. ordena a las embajadas pausar citas para visas de estudiante mientras amplía control de redes socialeshttps://t.co/zpVoFcqACD
— CNN en Español (@CNNEE) May 27, 2025
Represalias contra Harvard y recorte de fondos
Fundada en 1636, la Universidad de Harvard es un símbolo de la excelencia académica de Estados Unidos y desde la aparición del Ranking Académico de las Universidades del Mundo (ARWU), ha ocupado el primer lugar todos los años, consolidando su reputación global.
Sin embargo, su enfrentamiento a las políticas y posturas de la Administración Trump la ha convertido en blanco predilecto de la Casa Blanca.
La semana pasada, el Gobierno estadounidense revocó la capacidad de Harvard para matricular a estudiantes internacionales, lo que afecta directamente a unos 6800 alumnos, cerca de 27 % de su matrícula total.
Además, la Administración de Servicios Generales ordenó la cancelación de contratos federales con la universidad por valor de 100 millones de dólares, bajo el argumento de supuestas prácticas de discriminación racial y falta de protección a estudiantes judíos.
Esa decisión se suma a los recientes recortes de 2650 millones de dólares en subvenciones federales, y a la revisión de compromisos por otros 9000 millones.
“Es un ataque frontal a la autonomía universitaria y a la investigación científica”, denunció la presidenta interina de Harvard, Jane Smith, en un comunicado.
“Estas acciones ponen en riesgo la posición de Estados Unidos como destino líder para la educación superior y la innovación”, advirtió la académica.
Administración Trump prohíbe a Harvard matricular estudiantes extranjeros
Deportaciones y censura: el caso de los estudiantes propalestinos
La ofensiva del actual Gobierno republicano no se limita a la esfera administrativa.
En el contexto de las protestas estudiantiles a favor de Palestina en campus de todo el país, la Administración Trump ha intensificado la vigilancia y la revocación de visados a estudiantes extranjeros que participaron en manifestaciones o expresaron opiniones críticas hacia la política exterior estadounidense en redes sociales.
Según fuentes del Departamento de Estado, miles de visados han sido cancelados en las últimas semanas.
Un caso emblemático es el de una estudiante turca de la Universidad de Tufts, cuya identidad no ha sido revelada por motivos de privacidad, quien fue detenida durante más de seis semanas en un centro de inmigración tras publicar un artículo crítico sobre la guerra en Gaza. Fue liberada solo después de la intervención de un juez federal.
“Estamos viendo una criminalización de la disidencia y una amenaza directa a la libertad académica”, denunció la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU).
Un daño a largo plazo: impacto en la economía y la reputación global
Las consecuencias de la política restrictiva de la Administración Trump van más allá de las fronteras universitarias, toda vez que Estados Unidos, tradicionalmente un líder en la atracción de talento internacional, enfrenta ahora el riesgo de perder su posición privilegiada frente a competidores como Canadá, Reino Unido y Australia.
En 2024, Washington emitió más de 400 000 visados F-1 para estudiantes extranjeros, que aportan anualmente más de 40 000 millones de dólares a la economía nacional, según el Instituto de Educación Internacional (IIE).
Ahora, las restricciones actuales amenazan con reducir drásticamente este flujo, con consecuencias negativas para la investigación, la innovación y el empleo.
“La ciencia y la tecnología no conocen fronteras. Si cerramos nuestras puertas, otros países recibirán el talento que necesitamos para seguir siendo competitivos”, advirtió el prestigioso economista Paul Krugman en una reciente columna.
Argumentos oficiales y respuesta civil
Desde la Casa Blanca, la portavoz Tammy Bruce defendió la política, argumentando que “cada país tiene derecho a saber quién intenta entrar y qué ha hecho esa persona”.
Sin embargo, la vocera evitó responder sobre la falta de transparencia en los criterios de evaluación de redes sociales y la posible violación de derechos constitucionales.
Mientras el Gobierno de Trump avanza en su agenda, universidades, estudiantes y organizaciones civiles preparan una batería de recursos legales para frenar lo que consideran una “erosión sin precedentes” de la libertad académica y la autonomía institucional.
“Estamos ante un punto de inflexión histórico”, afirmó el rector de la Universidad de California, Michael Drake.
“La comunidad universitaria no se quedará de brazos cruzados ante políticas que atentan contra los valores fundamentales de la educación y la democracia”, agregó el directivo académico.