Los incendios que con su humo han oscurecido los cielos de San Francisco, California, han cobrado por lo menos seis vidas y forzado este viernes a miles de personas a desalojar sus viviendas, mientras se agotaban los recursos de los bomberos debido a la extensión de las llamas que las autoridades intentan controlar.
Tres grandes zonas de fuego, con decenas de incendios individuales, devastaban un total de 2.020 kilómetros cuadrados de bosques, cañones y áreas rurales que afectan los alrededores de San Francisco por tres flancos.
En todo el estado, casi 12.000 bomberos combatían los incendios que han calcinado más de 3.120 kilómetros cuadrados, informó Daniel Berlant, vicedirector del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California.
Equipos de Oregon, Idaho y Arizona han llegado para apoyar a los bomberos locales, agregó, con camiones en camino desde lugares tan lejanos como Maryland y Nueva Jersey.
Decenas de miles de hogares corrían peligro debido a las llamas, que atravesaron espesos árboles secos y maleza. Muchos de los fuegos iniciaron por los relámpagos de las breves tormentas —casi 12.000 desde la semana pasada— y cuando una zona de alta presión sobre el occidente generó una peligrosa mezcla de clima caluroso y humedad monzónica proveniente del sur.
Algunos incendios se duplicaron en tamaño en cuestión de 24 horas, informaron los bomberos.
Aunque algunos desalojos se levantaron en la pequeña ciudad de Vacaville, entre San Francisco y Sacramento, otras áreas expandieron sus zonas de evacuación. La Universidad de California en Santa Cruz fue desalojada y un nuevo incendio cerca del Parque Nacional Yosemite también provocó desalojos.
La propia Santa Cruz, una ciudad costera con unos 65.000 habitantes, no se vio afectada, pero el alcalde Justin Cummings exhortó a los residentes la tarde del jueves a prepararse para ser desalojados, llenando los tanques de sus vehículos y empacando documentos importantes, medicamentos y otras pertenencias. “Prepárense pronto para que estén listos para salir con poca antelación”, dijo Cummings.
Aunque estaba pronosticado que las temperaturas bajarían el viernes, también se preveía que serían lo suficientemente altas para que los bomberos no pudieran contar con una tarde fresca que los ayudara. Los vientos erráticos también podrían soplar impredeciblemente en múltiples direcciones, informaron los bomberos del estado.