Hoy Estados Unidos llevó a cabo ataques aéreos en el este de Siria contra instalaciones pertenecientes a lo que, según el Pentágono, eran milicias respaldadas por Irán, responsables de ataques recientes contra personal estadounidense y aliado en Iraq.
Un ataque con cohetes el 15 de febrero en el aeropuerto de Erbil, en el norte de Iraq, mató a un contratista filipino de la coalición militar liderada por Estados Unidos e hirió a otros seis, entre ellos un soldado de la Guardia Nacional de Louisiana y cuatro contratistas estadounidenses.
Funcionarios estadounidenses dijeron que los ataques fueron una respuesta militar relativamente pequeña y cuidadosamente calibrada: siete bombas de 500 libras lanzadas sobre un pequeño grupo de edificios en un cruce no oficial en la frontera entre Siria e Iraq que, según se alega, se utiliza para contrabandear armas y combatientes.
El Pentágono ofreció objetivos más grandes, pero Biden aprobó una opción menos agresiva, dijeron funcionarios estadounidenses. Los ataques aéreos del jueves “destruyeron específicamente varias instalaciones ubicadas en un punto de control fronterizo utilizado por varias tropas de la milicia respaldadas por Irán, incluidos Kataib Hezbollah y Kataib Sayyid al-Shuhada”, dijo John F. Kirby, el secretario de prensa del Pentágono.
“Esta respuesta militar proporcionada se llevó a cabo junto con medidas diplomáticas, incluida la consulta con los socios de la coalición”, agregó. “La operación envía un mensaje inequívoco: el presidente Biden actuará para proteger al personal estadounidense y de la coalición”.
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