Joe Biden y Bernie Sanders sostendrán un nuevo debate este domingo por la noche, su primero frente a frente en la actual contienda por la nominación presidencial demócrata. El enfrentamiento se realizará en Washington y sin público, como parte de las medidas tomadas en Estados Unidos por el brote del coronavirus.
Después de meses de una batalla campal entre varios precandidatos que presagiaba un dramático sacrificio hacia la contienda por la Casa Blanca de noviembre, el debate se producirá antes de la próxima ronda de elecciones primarias, el martes, cuando estarán en juego 577 delegados de Florida, Ohio, Illinois y Arizona.
La epidemia de coronavirus ha sacudido la vida de todos los estadounidenses, pero no está claro si la crisis en curso cambiará una contienda que Biden actualmente controla y en la que más de la mitad de los delegados de antemano han sido asignados.
Ambos precandidatos han utilizado la pandemia como un gancho para tratar de justificar sus temas principales y se espera que lo hagan nuevamente el domingo.
Sanders ha estado afirmando que el brote del nuevo coronavirus demuestra la necesidad de su plan de seguro de salud universal “Medicare para todos”, junto con otra expansión de una red de seguridad social. Dijo que la escasez de productos médicos, desde cubrebocas y guantes de goma hasta kits de pruebas de diagnóstico, es consecuencia de décadas de una política comercial que dio preferencia a los productos fabricados en el extranjero. Sanders ha señalado repetidamente que Biden votó a favor de algunos de esos acuerdos comerciales internacionales cuando era senador por Delaware.
Biden posiblemente se enfoque en atacar al presidente Donald Trump y la forma en que éste ha manejado la crisis de salud. El exvicepresidente presentó el jueves a un grupo de asesores de primera línea, indicando que él ya se ve sentado en la Casa Blanca.
La epidemia de COVID-19 obligó a la cadena anfitriona CNN a prescindir de una audiencia en vivo en Phoenix y trasladar el debate a Washington.
El estilo de Sanders es hablar ante grandes audiencias, alimentándose de su energía. Por supuesto, también sabe combinarlo con debates con el público, más recientemente en Carolina del Sur, donde se enfrentó a la gente cuando varios asistentes rezongaron ante una de sus respuestas. “¿En serio?, ¿en serio?” replicó, haciendo un gesto al auditorio.
Los precandidatos demócratas que subieron al escenario en junio pasado provenían de un campo históricamente diverso, en términos de raza, etnia, género e incluso orientación sexual, pero ahora la contienda se ha reducido a dos hombres blancos que se acercan a los 80 años.
Siendo justos, Biden y Sanders son los principales precandidatos en gran parte porque obtuvieron más apoyo de los votantes no blancos que cualquiera de sus rivales. Sin embargo, es una imagen cruda para un partido que se enorgullece de la diversidad.
En el debate de Carolina del Sur, Biden habló casualmente de que le gustaría nominar a la primera mujer negra a la Corte Suprema.
Cada precandidato habla a menudo de que le gustaría liderar una coalición amplia de gobierno, pero aún queda por ver cómo podrán reconocer la yuxtaposición de sus propias identidades con las del resto del Partido Demócrata.