A poco más de 20 días de la transición presidencial, Donald Trump no pierde las esperanzas de seguir en la Casa Blanca. Incluso ha dicho a gente de su entorno que no piensa dejar la mansión presidencial el mediodía del 20 de enero.
No se sabe si es en serio o en broma pero lo cierto es que el viernes, durante una reunión de gobierno, se armó una algarabía cuando discutían, en conferencia telefónica, cómo anular algunos de los resultados electorales para favorecer al mandatario.
Esto dejó preocupado a más de un funcionario, sobre todo por la incógnita de cómo reaccionará Trump al final de su mandato. “Nadie está seguro de hacia dónde se dirige esto. Él seguirá siendo el presidente durante un mes más”, dijo el lunes un funcionario de la Casa Blanca a la cadena CNN, revelando lo que ocurre en los entretelones de la Oficina Oval.
Todo parece indicar que al presidente lo están aconsejando sobre cómo lograr anular algunos resultados electorales el 6 de enero, antes de que el Senado certifique al ganador y atribuya la presidencia al demócrata Joe Biden. Se trata de gente que cayó en desgracia como la abogada Sidney Powell, el exasesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, el asesor de Comercio, Peter Navarro, y el exestratega Steve Bannon, quien como una suerte de Darth Vader, el personaje de la Guerra de las Galaxias, ha resurgido de las brumas.
“La existencia de este grupo estricto indica claramente que el grueso de los consejeros que lo rodeaban lo han abandonado. Ya ni se ve a su hija Ivanka y a su marido, Jared Kushner. Está solo y vive en ese mundo paralelo creyendo que ganó abrumadoramente las elecciones y que tiene derecho a la Casa Blanca”, comentó a la cadena CNN el exasesor de cuatro presidentes demócratas y republicanos, David Gargen.
A este grupo se suma el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, quien durante semanas ha estado alimentando las teorías de conspiración del presidente. Junto con Powell, fue visto nuevamente en la Casa Blanca el lunes.
En el proceso, Trump ha evitado en su mayoría a quienes trabajan dentro del gobierno, lo cual ha generado temores sobre cómo podría arremeter en estas cuatro semanas que le quedan en la Casa Blanca, o sobre cómo se resistiría a abandonar el edificio el día del traspaso del poder. Es que en medio de toda esta situación, Trump ha abandonado en su mayoría la administración diaria del gobierno.
Durante una reunión del gabinete la semana pasada, Trump pasó gran parte del tiempo quejándose de sus sospechas de fraude electoral, dejando a algunos asistentes perplejos. De hecho, ha pasado sus días singularmente concentrado en los resultados de las elecciones. “Ganamos esta elección de manera aplastante”, afirmó durante una llamada telefónica el lunes con el activista Charlie Kirk, que compartió la grabación con los asistentes a una reunión de jóvenes conservadores en West Palm Beach, Florida.
“El problema es que necesitamos un partido que pelee, tenemos algunos grandes congresistas y mujeres que lo están haciendo y tenemos otros, algunos grandes luchadores. Pero ganamos esto de manera aplastante, ellos lo saben, y necesitamos el respaldo del Departamento de Justicia y de otras personas que tienen que dar el paso al frente”, dijo el presidente.
La idea de Trump es que Sydney Powell se incorpore a la oficina legal de la Casa Blanca, pero sus abogados se han opuesto.
El mandatario está en estos momentos en Mar-a-Lago, su club privado de Palm Beach. Pasa los días jugando golf y en medio de llamadas telefónicas. En una de ellas, se hundió en un período de negación profunda y volvió a dar a entender que pudiera permanecer en la Casa Blanca más allá del 20 de enero. “Si piensa hacerlo, desatará una crisis constitucional como nunca antes se ha visto”, apuntó Gergen.
Este escenario ha alarmado a algunos asesores, aunque pocos creen que Trump realmente lo cumplirá. No está claro cómo podría desarrollarse un episodio así. Las agencias federales, el Servicio Secreto y el FBI se han mostrado reacios a discutir esa posibilidad. Y los militares, menos aún.
Biden se mantiene en silencio sobre el asunto.
El exito de Trump habla por si solo, es la envidia de todos, es el exito y respaldo a Trump lo que tiene a Biden en silencio, una encuesta de Gallup dio como resultado que: Trump es el hombre más admirado de Estados Unidos en el 2020. Quieren destruir al rey.
“Quieren destruir al rey”?? Serio? Una democracia debería estar por encima de una personalidad, sino es una monarquía, una dictadura. Ya no se trata de criticar o no la gestión de Trump, de lo que hizo, de lo que habló, del odio que sembró, de sus inmoralidades y falta de ética. El asunto sería una violación constitucional, romper las reglas del juego que, defectos aparte, han logrado un equilibrio democrático en Estados Unidos, uno de los países más estables en ese sentido en el mundo, durante más tiempo. Realmente es vergonzoso para la nación, que se proclama como paradigma de la democracia.