Este viernes comenzó el juicio por “homicidio involuntario” contra un relativamente conocido actor de telenovelas mexicano debido a la muerte de un cubano que trabajaba en el aeropuerto de Miami, en lo que especialistas han calificado un caso de “ira al timón”.
Se cuenta fácilmente. Hace tres años, en marzo de 2019, el actor Pablo Lyle se dirigía al aeropuerto de Miami junto a sus hijos, cuando el chofer del vehículo, su cuñado Lucas Delfino, hizo una maniobra brusca y atravesó su auto delante de otro, conducido por el cubano Juan Hernández. Cuando los dos autos se detuvieron en un semáforo, Hernández se bajó y comenzó a golpear uno de los cristales del otro auto.
Delfino se bajó y entabló una discusión con el cubano, pero no pasó a mayores. Cuando se reintegró a su auto, Lyle se bajó y le dio un puñetazo a Hernández, quien cayó al suelo, se golpeó la cabeza y murió cuatro días después en el hospital. Delfino y Lyle dejaron al hombre abandonado.
El acusado, que ahora enfrenta 15 años de cárcel, fue arrestado ese mismo día en el aeropuerto cuando se aprestaba a volar a México después de haber sido identificado por un video de vigilancia y por una testigo que se encontraba en el cruce de las dos calles.
Desde su arresto el actor pagó una fianza. Fue enviado a reclusión domiciliaria con un grillete electrónico.
Desde el arresto y hasta este juicio, el actor intentó que el caso fuera desestimado con el argumento de que se sintió amenazado,junto a sus hijos, por la agresividad de Hernández. Pero el año pasado un juez lo desestimó.
Sin embargo este viernes la fiscalía aportó algunos datos que parecen aclarar bastante lo sucedido. Todo proviene del testimonio de Jessica Rocha, cuyo auto se encontraba detrás del de Lyle y presenció los hechos.
“Cuando lo vi pasar por mi ventanilla [al acusado] comenzó a apretar los puños y luego inmediatamente golpeó a [Hernández]”, dijo. En un video de vigilancia de una gasolinera cercana se ve claramente a Lyle dándole el golpe fatal a Hernández.
Rocha, cuyo vehículo se ve a pies de distancia de los dos hombres, dijo que escuchó a Hernández rogar por su vida. “Escuché a la víctima decir: ‘No, no, por favor no me lastimes’”, dijo la testigo.
Sin embargo, durante el contrainterrogatorio el abogado defensor Bruce Lehr sacó a relucir algunas inconsistencias en la declaración de Rocha y la confrontó sobre si realmente vio a Lyle golpear a Hernández. “Todas estas cosas sobre las que le sigo preguntando, y digo: ‘¿Está realmente segura de eso, tan segura como escuchó al Sr. Hernández decir: ‘Por favor, no me golpees?’ ¿Verdad?” dijo Lehr. “Correcto”, dijo Rocha.
Lehr apuntó detalles previos proporcionados por Rocha que posteriormente en las investigaciones resultaron ser inexactos.
La fiscalía no tiene esa percepción y por ello presentó el testimonio de Rocha. La audiencia de este viernes se concentró la mayor parte del tiempo en discutir y escuchar la opinión de la juez de circuito de Miami-Dade, Marisa Tinkler Méndez, sobre la pertinencia de escuchar el testimonio de Lyle.
Lehr quería que fuera retirado porque la policía de Miami no tiene jurisdicción en el aeropuerto, propiedad del condado. Pero la juez desestimó argumentando que las dos policías, condado y ciudad, tienen un acuerdo de colaboración que legaliza el interrogatorio y las declaraciones.
Este juicio es un caso curioso de las relaciones entre dos comunidades que conviven en el sur de Florida: la cubana y la mexicana. Dos comunidades que nunca han hecho muy buenas migas. En el caso de la cubana, el tribunal de la opinión pública ya ha condenado al actor mexicano.
El caso es seguido con interés por la prensa de farándula mexicana, que apuesta por su inocencia pese a que Lyle ha estado tres años sin trabajar en México. No importa mucho que hace unos años haya sido considerado un hombre sexy por la revista People en Español.