Ya se sabe cual será el matiz de las sentencias que recibirán quienes sean hallados culpables por asaltar el Capitolio en Washington, durante el fracasado golpe de Estado del 6 de enero pasado.
Es lunes, un residente de Florida, acusado de un delito de mayor cuantía, fue sentenciado por un juez de distrito en la capital de la nación a ocho meses de cárcel. Al ser un delito grave la única forma de que Paul Allard Hodgkins, de 38 años, residente de Tampa, en el centro oeste de Florida, pueda salir antes de la cárcel es por “buen comportamiento”.
En los argumentos finales, los fiscales pidieron al juez Randolph Moss que le impusiera 18 meses de cárcel, pero el magistrado terminó rebajando la petición al considerar su arrepentimiento.
En su defensa, Hodgkins –que no fue sometido a juicio porque llegó a un acuerdo con la fiscalía–, se disculpó y dijo que estaba avergonzado de sus acciones el 6 de enero. Hablando con calma a partir de un texto preparado, dijo que en ese momento se dejó atrapar por la euforia mientras caminaba por la Avenida Pensilvania rodeado por una multitud de cientos de personas hasta llegar al edificio del Capitolio.
“Si tuviera alguna idea de que la protesta se intensificaría (como) lo hizo, nunca me habría aventurado más allá de la acera de la avenida. Fue una decisión tonta de mi parte”, afirmó.
Los fiscales habían pedido que Hodgkins cumpliera 18 meses tras las rejas, con el argumento de que “como todos los alborotadores, contribuyó a la amenaza colectiva a la democracia”, al obligar a los legisladores a abandonar la sesión tanto de la Cámara de Representantes como del Senado.
Según el acuerdo con los fiscales, Hodgkins se declaró culpable el mes pasado de un cargo de obstrucción de un procedimiento oficial, el cual conlleva una sentencia máxima de 20 años de prisión. A cambio, los fiscales acordaron retirar los cargos menores, incluida la entrada a un edificio restringido y la conducta desordenada.
Imágenes de video muestran a Hodgkins con una camiseta de la campaña Trump 2020, la bandera de la misma campaña colgada sobre su hombro y una máscara alrededor de su cuello, dentro del Senado. Incluso, se tomó un autorretrato con un chamán, que se hizo famoso portando un casco con cuernos y otros alborotadores en el estrado detrás de él.
Su abogado suplicó al juez Moss que le ahorrara tiempo a su cliente de 38 años en prisión, diciendo que “la vergüenza que sufrirá Hodgkins por el resto de su vida debería tenerse en cuenta como castigo”.
El abogado argumentó en documentos judiciales que las acciones de Hodgkins no fueron marcadamente diferentes de las de Anna Morgan Lloyd, aparte de que Hodgkins subió al Senado.
Hodgkins nunca fue acusado de agredir a nadie ni de dañar la propiedad. Y los fiscales accedieron a que merecía un poco de indulgencia por asumir la responsabilidad casi de inmediato y declararse culpable del cargo de obstrucción a la justicia.
El ahora sentenciado fue descrito por su abogado como un hombre desamparado, sin trabajo, que suele acudir a los bancos de alimentos para poder comer y donde, por veces, sirve como voluntario.
“Señoría, no vamos a juzgar una vida complicada y dedicada a la comunidad por unos 10 minutos de mal comportamiento”, argumentó el abogado de defensa, Patrick Leduc.