De acuerdo con funcionarios locales y federales, hoy viernes no quedaba ningún migrante en el campamento fronterizo de Texas, donde casi 15 000 personas, la mayoría haitianos, habían estado buscando asilo en Estados Unidos.
Es un cambio dramático desde el sábado pasado. El número alcanzó su punto máximo cuando los migrantes, impulsados por la confusión sobre las políticas de la administración Biden y la desinformación en las redes sociales, llegaron al cruce fronterizo que conecta a Del Río, Texas, con Ciudad Acuña, México.
Estados Unidos y México parecían ansiosos por poner fin a la situación humanitaria cada vez más complicada, que provocó la renuncia del enviado especial de Estados Unidos a Haití y la indignación general después de verse imágenes de agentes fronterizos maniobrando sus caballos para bloquear a los migrantes por la fuerza.
El presidente Joe Biden dijo que la forma como los agentes usaban sus caballos era “horrible”. Los agentes han sido asignados a tareas administrativas mientras la administración investiga. “Habrá consecuencias”, dijo Biden a los periodistas. “Es una vergüenza, pero va más allá de una vergüenza: es peligroso, está mal, envía el mensaje equivocado a todo el mundo y envía el mensaje equivocado a casa. Simplemente, no es lo que somos”.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que unos 2 000 haitianos han sido repatriados en 17 vuelos desde el domingo y que más podrían ser expulsados en los próximos días bajo los poderes pandémicos que niegan a las personas la oportunidad de buscar asilo. Dijo, asimismo, que Estados Unidos ha permitido que alrededor de 12 400 migrantes ingresen al país, al menos temporalmente, mientras esperan su dia ante un juez de inmigración para permanecer en el país bajo las leyes de asilo o por alguna otra razón legal.
Mayorkas dijo que alrededor de 5 000 están bajo custodia del DHS y están siendo procesados para determinar si serán repatriados o se les permitirá presentar su reclamo de residencia legal. Algunos regresaron a México.
En México, poco más de cien migrantes, la mayoría hombres solteros, permanecieron el viernes por la mañana en el campamento de Ciudad Acuña. Decenas de familias que habían estado allí cruzaron de regreso a Del Río durante la noche después de que las autoridades mexicanas abandonaran el área. Algunos migrantes también se mudaron a pequeños hoteles o domicilios particulares en Ciudad. Cuando se le preguntó sobre la situación en Ciudad Acuña el viernes, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo: “No queremos que México sea un campamento de migrantes, queremos que el problema se aborde por completo”.