“Ahora sí lo recuerdo”. Con ese sorprendente giro, el embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, Gordon Sondland, entregó a los investigadores de la Cámara de Representantes otra pieza clave de testimonio en la pesquisa de juicio político. Reconoció lo que los demócratas afirman fue un claro toma y daca con Ucrania, promovido por el presidente Donald Trump y su abogado personal, Rudy Giuliani.
Sondland, en un adendum a su declaración jurada anterior, dijo que se estaba reteniendo ayuda militar a Ucrania hasta que el nuevo presidente de la nación europea acordara emitir un comunicado sobre investigar posibles actos de corrupción, tal como lo quería el presidente Donald Trump. El diplomático supo de esa propuesta porque fue el encargado de llevar el mensaje a un funcionario ucraniano en el marco de un encuentro con el vicepresidente estadounidense Mike Pence realizado en Varsovia, dice el testimonio.
“Dije que la reanudación de la ayuda estadounidense probablemente no ocurriría hasta que Ucrania proporcionara el comunicado público anticorrupción que habíamos estado discutiendo durante varias semanas”, recordó Sondland.
Su actualización de tres páginas, mezclada entre cientos de páginas de declaraciones juradas de Sondland y el ex enviado especial a Ucrania Kurt Volker, fue publicada por los investigadores de la Cámara de Representantes en momentos en los que los demócratas se preparan para pasar de sesiones privadas a audiencias públicas a partir de la próxima semana.
Trump ha negado haber planteado un quid pro quo, pero los demócratas afirman que esa fue la narrativa de la conversación telefónica del 25 de julio entre el mandatario estadounidense y su homólogo ucraniano Volodymyr Zelenskiy cuando le pidió “un favor”. Dicha solicitud, que desencadenó la pesquisa de juicio político, incluía una investigación pública a las actividades del exvicepresidente demócrata Joe Biden y su hijo en Ucrania, y a las acusaciones de Trump sobre que hubo una injerencia por parte del país europeo en las elecciones presidenciales de 2016.
El representante Adam Schiff, presidente de la Comisión de Inteligencia, dijo que los paneles de la cámara baja que están a cargo de la investigación están difundiendo las transcripciones íntegras de las audiencias a puerta cerrada de las semanas previas, para que el público estadounidense pueda decidir por sí mismo.
“Esto va más allá de una sola llamada”, escribió Schiff el martes en un editorial para USA Today. “Sabemos que la llamada es apenas una pieza en una operación mucho más grande para redirigir nuestra política exterior para beneficio personal y político del presidente Donald Trump, y no para el beneficio del país”.
En respuesta, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca Stephanie Grisham emitió un comunicado en el que aseguró que las transcripciones “demuestran que hay incluso menos evidencia para esta farsa ilegítima de juicio político de la que se creía en principio”.
En las transcripciones y el archivo de mensajes de textos que las acompañan, los diplomáticos estadounidenses tratan de sortear las exigencias de Trump y de su abogado personal, de quien pronto sabrán que opera un canal extraoficial de política exterior estadounidense.
“Se volvió cada vez más insidioso”, comentó Sondland a los investigadores, “conforme pasó el tiempo”.
Sondland testificó que habló con el secretario de Estado Mike Pompeo sobre Giuliani y que este hizo un gesto de desaprobación y dijo: “Sí, es algo con lo que tenemos que lidiar”.
En su declaración revisada, Sondland dijo que recordó lo sucedido luego de las intervenciones iniciales de otros dos testigos de la pesquisa, el principal diplomático de Estados Unidos en Ucrania, William Taylor, y Tim Morrison, un experto en temas europeos del Consejo de Seguridad Nacional.