Gracias a la mayoría de la que disponen en el Capitolio, los demócratas tienen sobre sí una decisión que podría cambiar fundamentalmente al Congreso de EE.UU: modificar o eliminar las reglas del obstruccionismo para promulgar la agenda del presidente Joe Biden.
O sea, el Partido del mandatario podría acabar con el “filibusterismo”, una capacidad del reglamento que permite a un legislador mantener el debate abierto con un discurso constante, hasta que las dos partes se pongan de acuerdo, y que está considerada el mecanismo símbolo de la democracia estadounidense.
Los defensores del cambio han presionado con fuerza para conseguirlo y han llamado al Senado a modificar o eliminar las reglas que ahora requieren del voto de 60 de los 100 senadores para promover la mayoría de los proyectos de ley.
Muchos demócratas respaldan la idea, con el argumento de que los republicanos están decididos a bloquear casi todas sus prioridades en el Senado, que cuenta hoy con 50 senadores de cada partido, más la vicepresidenta como voto de desempate. Pero otros demócrata son más cautelosos y temen que una decisión como esa acabe con el bipartidismo en el Senado.
No obstante, la mayoría de los senadores demócratas escépticos dicen que, en última instancia, están abiertos a algunos cambios en las reglas si los republicanos no negocian sus principales objetivos políticos, en particular la legislación obstruida la semana pasada, que reformaría las elecciones y facilitaría la votación.
EEUU: Senado confirma por primera vez a un latino como secretario de Salud
Los dos mayores obstáculos demócratas para los cambios obstruccionistas, por ahora, son los senadores Joe Manchin, de West Virginia y Kyrsten Sinema, de Arizona. Ambos han reiterado su oposición en las últimas semanas. Una mayoría simple puede cambiar las reglas del Senado, pero lograr que los 50 demócratas estén de acuerdo podría resultar difícil.
Los cambios no serán fáciles y podrían pasar meses o incluso más tiempo, antes de que los demócratas decidan qué hacer.
Esta es la mayor crisis en el Senado desde que el presidente Joe Biden llegó a la Casa Blanca, pero de prosperar el cambio se agilizaría mucho la implementación del programa político interno del mandatario.
Sin embargo, el margen siempre sería muy pequeño, porque no han aparecido voces republicanas disidentes de su propia línea partidista. Y al no existir una unanimidad demócrata las posibilidades de éxito son escasas, lo cual, por otro lado, les resta espacio para discutir otros problemas y necesidades del país.