Estados Unidos enfrenta un excedente cada vez mayor de vacunas contra la COVID-19 en un momento en que el mundo en desarrollo clama por dosis para detener un aumento de las infecciones. En estados como Tennessee y Carolina del Norte, la demanda de la vacuna se ha ralentizado tanto que han devuelto millones de dosis al Gobierno Federal, aunque menos de la mitad de su población está vacunada.
Oklahoma tiene más de 700 000 dosis en su poder, pero está administrando solo 4 500 por día y tiene 27 000 dosis de Pfizer y Moderna que vencerán a fines de este mes. Millones de dosis de la vacuna de Johnson & Johnson en todo el país vencerían este mes antes de que el gobierno extendiera sus fechas por seis semanas, pero algunos líderes reconocen que será difícil agotarlas incluso para entonces.
“Realmente no podemos dejar que caduquen las dosis. Sería una verdadera indignación, dada la necesidad de llevar vacunas a algunas comunidades subvacunadas en Estados Unidos. Y la evidente brecha en las vacunas y la inequidad de las vacunas que tenemos a nivel mundial”, dijo la doctora Kirsten Bibbins-Domingo, de la Escuela de Epidemiología y Bioestadística en la Universidad de California, San Francisco.
Estados Unidos promedió alrededor de 870 000 nuevas vacunas diarias al final de la semana pasada, una fuerte caída desde un máximo de aproximadamente 3.3 millones por día, como promedio, a mediados de abril, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
El objetivo del presidente Biden es que el 70% de la población adulta estadounidense esté al menos parcialmente vacunada para el próximo 4 de julio. Pero podría no cumplirse. Hasta hoy viernes, el 64% de los estadounidenses mayores de 18 años habían recibido al menos una dosis, según los CDC. Algunos estados, especialmente del noreste, ya han alcanzado esa meta del 70% para los adultos, pero en otros como Mississippi y Alabama no están ni siquiera cerca. Mississippi, de hecho, ha estado transfiriendo grandes cantidades de vacunas a otros estados y al Gobierno Federal.
Maine y Rhode Island recibieron 32 400 dosis cada uno de Mississippi, donde solo alrededor de un tercio del estado está al menos parcialmente vacunado. El estado ha visto caer la demanda a niveles no vistos desde las primeras semanas del lanzamiento de la vacuna, con solo 18 400 dosis administradas esta semana.
El doctor Thomas Dobbs, oficial de salud del estado de Mississippi, dijo el viernes que el Departamento de Salud estaba más que feliz de ayudar a los del noreste. “En Mississippi, si la gente no comprende lo importante que es mantenerse con vida, queremos proteger a otros estadounidenses”, dijo el doctor.
Cada semana, a los estados se les asigna una cantidad de dosis del gobierno y se les permite ordenar vacunas. Pero más estados, incluidos Oklahoma, Alabama, Utah, Delaware y New Hampshire, han dejado de hacer pedidos de nuevas dosis.
Acciones como premios en metálico, cerveza y marihuana gratis, rifles de caza sorteados e innumerables obsequios en todo el país no han logrado mover significativamente la aguja en la vacilación de las vacunas, lo que aumenta el fantasma de nuevos brotes.
La Casa Blanca ha anunciado planes para compartir 80 millones de dosis a nivel mundial para fines de junio y también comprar 500 millones más de dosis de la vacuna Pfizer y donarlas a 92 países de bajos ingresos y a la Unión Africana durante el próximo año.