El gobierno del presidente Donald Trump negó el sábado haber alcanzado una resolución final sobre el periodista Jamal Khashoggi, cuyo asesinato ocurrido en el consulado saudí de Turquía fue ordenado por el mismo príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, según un funcionario estadounidense.
Después de que el presidente llamó a la jefa de la CIA Gina Haspel y al secretario de Estado Mike Pompeo desde el avión presidencial mientras viajaba para inspeccionar la devastación causada por un incendio en California, el Departamento de Estado divulgó un comunicado diciendo que “los informes recientes que indican que el gobierno estadounidense ha llegado a una conclusión no son precisos”. El gobierno saudí rechaza la acusación.
Agencias estadounidenses de inteligencia han concluido que el príncipe heredero saudí ordenó el asesinato de Khashoggi, de acuerdo con el funcionario estadounidense con conocimiento de dicha afirmación. El funcionario no estaba autorizado para discutir el asunto públicamente y habló bajo condición de anonimato el viernes. La conclusión fue reportada primero por The Washington Post.
La portavoz del Departamento de Estado Heather Nauert dijo en un comunicado que el gobierno estaba decidido a llevar ante la justicia a todos los responsables del asesinato de Jamal Khashoggi” y que “todavía hay varias preguntas sin respuestas respecto al asesinato”.
Nauert agregó que la agencia “seguirá en busca de todos los hechos relevantes” y consultará con el Congreso y gobiernos extranjeros para llevar ante la justicia a los involucrados en el asesinato”.
La portavoz de la Casa Blanca Sarah Huckabee Sanders no dio detalles de las conversaciones de Trump con Haspel y Pompeo, pero dijo que el presidente confía en la CIA.
Antes de salir de la Casa Blanca hacia California, Trump dijo a reporteros que cuando se trata del príncipe heredero, “hasta este momento nos han dicho que él no tuvo nada que ver. Vamos a tener que averiguar qué es lo que ellos dicen”.
En sus declaraciones, el presidente habló de Arabia Saudí como “un aliado verdaderamente espectacular en términos de trabajos y desarrollo económico”.
“Tengo que tomar en cuenta muchas cosas” al momento de tomar decisiones respecto al reino, añadió.
El Departamento de Estado resaltó las recientes medidas del gobierno contra una serie de saudíes, pero también citó la necesidad de mantener “la importante relación estratégica” entre ambos aliados.
La conclusión de las agencias de inteligencia respaldará los esfuerzos en el Congreso para tomar medidas aún más severas en contra del aliado cercano de Estados Unidos por el asesinato. El gobierno de Trump sancionó esta semana a 17 funcionarios saudíes por su presunta implicación en el asesinato, pero los legisladores estadounidenses se han pronunciado a favor de que el gobierno reduzca sus ventas de armas a Arabia Saudí o adopte medidas punitivas más severas.
El jefe de la diplomacia de Arabia Saudí ha dicho que el príncipe heredero no tuvo “absolutamente” nada que ver con el asesinato.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dijo a los periodistas que viajan con él durante una cumbre de las naciones de la Cuenca del Pacífico en Papúa Nueva Guinea que no podía opinar sobre “información confidencial”. Dijo el sábado que “el asesinato de Jamal Khashoggi fue una atrocidad. También fue una afrenta a una prensa libre e independiente, y Estados Unidos está decidido a llevar ante la justicia a todos los responsables de ese asesinato”.
Estados Unidos “seguirá los hechos”, mientras trata de encontrar una manera de preservar su “asociación fuerte e histórica” con Arabia Saudí, dijo Pence.
Khashoggi, un saudí que vivía en Estados Unidos, era columnista del Post y criticaba a menudo a la familia real, fue asesinado el 2 de octubre en el consulado saudí en Estambul.
Las autoridades turcas y saudíes afirman que Khashoggi fue asesinado por un equipo procedente del reino después de que acudiera a la sede diplomática para recoger documentos que necesitaba para casarse.
Esta semana, funcionarios estadounidenses de inteligencia rindieron informes a miembros de las comisiones de inteligencia del Senado y la Cámara de Representantes; y el Departamento del Tesoro anunció sanciones económicas a 17 funcionarios saudíes presuntamente responsables o cómplices del asesinato. Entre los castigados figuran Mohammed al-Otaibi, el diplomático a cargo del consulado, y Maher Mutreb, que era parte del séquito del príncipe heredero en viajes al exterior.
Las sanciones congelan todos los activos que los 17 funcionarios pudieran tener en Estados Unidos y se prohíbe a estadounidenses hacer negocios con ellos.
Asimismo, esta semana, el principal fiscal de Arabia Saudí anunció que buscará la pena de muerte para cinco implicados en el homicidio. Con esa postura, el fiscal pretende sosegar la indignación global por la muerte de Khashoggi y distanciar a los asesinos y sus actividades de la dirección del reino, en especial del príncipe heredero.
El presidente Donald Trump describió el asesinato como una operación mal hecha, realizada muy deficientemente. Señaló que “el encubrimiento fue uno de los peores en la historia de los encubrimientos”.
Sin embargo, Trump se ha resistido a las exigencias de que suspenda las ventas de armas al reino y es renuente a antagonizar con los gobernantes saudíes.