En una reversión de la política de la administración Trump, el Departamento de Estado reveló esta semana la cantidad de armas nucleares existentes en el arsenal de Estados Unidos y enfatizó que el dato ayudará los esfuerzos globales por controlar su diseminación.
La cifra incluye las que están en activo y las almacenadas a largo plazo. En total, según el último conteo llevado a cabo en septiembre de 2020, son 3 750, cifra menor que el año anterior, cuando fue de 3 805. El grueso del armamento se resume en bombas nucleares, obuses y misiles crucero.
Desde fines de los 80 Estados Unidos y Rusia tienen un acuerdo de vigilancia sobre su arsenal nuclear, firmado por los presidentes Ronald Reagan y Mijail Gorbachov. Estos dos países, además del Reino Unido, Francia, Alemania, China, India, Pakistán y Corea del Norte, integran el llamado “Club Nuclear”. Israel pudiera pertenecer al mismo, pero nunca ha confirmado que posee armas nucleares (sin embargo, la generalidad de los observadores militares lo da por descontado). África del Sur ya perteneció al club, pero desmanteló su arsenal atómico cuando el fallecido Nelson Mandela llegó a la presidencia.
Estas cifras no incluyen el uso de material nuclear con fines pacíficos: barcos, centrales generadoras de electricidad, servicios médicos o de uso industrial.
En el año 2003, el total de armas nucleares estaba ligeramente por encima de las 10 000. Pero su pico se dio en 1967, en plena guerra de Vietnam, cuando llegó a 31 255, según el Departamento de Estado.
A principios de la administración Trump, Estados Unidos congeló la divulgación de las cifras de su arsenal nuclear, lo cual dio origen a una protesta por parte de Moscú. El proceso de reducción de los arsenales nucleares de ambos países era observado en el terreno en conjunto. A partir de entonces, Rusia dejó de informar sus progresos y de participar en el proceso conjuntamente.
“Volvemos a la transparencia”, dijo Hans Kristensen, director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses y enfatizó que la administración Biden hizo bien en revertir la política de la administración anterior.
Kristensen afirmó que revelar el número de armas existencias ayudará a los diplomáticos estadounidenses en las negociaciones de control de armas y en la conferencia del Tratado de No Proliferación Nuclear del próximo año, en la que se revisará el compromiso de desarme asumido por las potencias nucleares signatarias del tratado de desarme START, incluido Estados Unidos.
En la Conferencia de Desarme, en febrero pasado, el secretario de Estado Antony Blinken dijo que Biden ha dejado en claro que “Estados Unidos tiene un imperativo de seguridad nacional y una responsabilidad moral de reducir y eventualmente eliminar la amenaza que representan las armas de destrucción masiva”.