El ex fiscal especial Robert Mueller comparecerá ante el Congreso de EE.UU. este miércoles para testificar sobre su investigación de dos años sobre la presunta interferencia de Rusia durante las elecciones de 2016.
Mueller ha testificado ante legisladores más de sesenta veces durante su carrera, pero esta será su primera aparición como ciudadano privado. El ex director del FBI renunció al Departamento en mayo después de que el ex fiscal especial concluyera su investigación.
Los demócratas esperan que la audiencia ayude a dar una imagen más completa acerca de las presuntas irregularidades del gobierno de Donald Trump. La mayoría de los estadounidenses, dicen, no han leído el informe de 400 páginas y el miércoles conocerán por primera vez sobre algunos detalles de la investigación.
El informe, sin embargo, se convirtió en un éxito de ventas. Durante semanas encabezó las listas de no ficción del The New York Times y Amazon. Pero no está claro cuántas personas realmente lo han leído. Según una encuesta de CNN, solo el 24% de los estadounidenses ha leído alguna parte del informe. Incluso algunos legisladores dicen no haber tiempo para leerlo todo.
El representante Adam Schiff, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara, reconoció que Mueller probablemente intentará limitar sus comentarios a la información disponible en el texto, pero eso no evitará que busquen más respuestas.
“Hay preguntas que tenemos que van más allá del informe, y no hay una prohibición legal de que las responda, por lo que puede haber áreas que vayan más allá”, dijo Schiff. “Pero esperamos poder informar al pueblo estadounidense sobre los hechos completos, y que puedan apreciar el grado en que los rusos intervinieron en una elección presidencial para ayudar a Donald Trump, y el grado en que el presidente le dio la bienvenida a esa ayuda”.
Los republicanos han catalogado las audiencias como un teatro político. El fiscal general William Barr aseguró que el testimonio del miércoles será un “espectáculo público”. También dijo que apoyaría a Mueller si decidiera que “no quiere someterse” a dar su testimonio ante el Congreso, a pesar de haber recibido una citación.
Si bien Mueller no presentó cargos contra Trump, su informe describió varios casos en los que el presidente pudo haber obstruido la justicia. En última instancia, fueron el fiscal general Barr y el vicefiscal general Rod Rosenstein quienes decidieron liberarlo de irregularidades.
El mandatario ha tratado de desviar las preguntas sobre sus propias acciones. Dijo el lunes que la candidata presidencial demócrata Hillary Clinton y los ex funcionarios del FBI Peter Strzok y Lisa Page deberían preguntarle a Mueller sobre presuntas irregularidades.
Se espera que el ex fiscal enfrente preguntas sobre su decisión de no recomendar cargos de obstrucción contra Trump. Durante sus primeros comentarios públicos sobre la investigación, dijo que no podía liberarlo de obstrucción de la justicia y sugirió que su decisión se debía, en parte, a las directrices del Departamento de Justicia según las cuales un presidente en funciones no puede ser procesado criminalmente.
En uno de sus clásicos tuits, Trump repitió que Mueller estaba “muy en conflicto” [de intereses] y lo acusó de liderar una “ridícula cacería de brujas”. Durante más de dos años ha presentado ambos cargos como falsos en un intento por socavar la credibilidad de Mueller.
“A Robert Mueller no se le debe dar otro bocado de la manzana. Al final, será malo para él y para los demócratas en el Congreso, que no han hecho más que perder tiempo en esta ridícula cacería de brujas”, escribió el presidente, que repitió: “¡NO COLUSIÓN, NO OBSTRUCCIÓN!”.
Highly conflicted Robert Mueller should not be given another bite at the apple. In the end it will be bad for him and the phony Democrats in Congress who have done nothing but waste time on this ridiculous Witch Hunt. Result of the Mueller Report, NO COLLUSION, NO OBSTRUCTION!…
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 22, 2019