Aunque el presidente Joe Biden ganó las elecciones en el sur de Florida, un terreno fértil en demócratas, no logró imponerse en la totalidad del estado, aunque no lo necesitaba para ganar. Pero tampoco logró el triunfo porque este ciclo electoral fue fatal allí para su partido, cuyo consejo nacional dejó a ese estado a la deriva.
En Florida perdieron varios representantes federales del partido azul, entre ellos la congresista Donna Shalala, y un número importante de legisladores estatales. Fue, como dijo en su momento un analista demócrata, una derrota destacada.
La generalidad de los observadores en la noche electoral atribuyeron esos malos resultados locales a Tom Pérez, el primer y único latino que ha logrado hasta ahora la presidencia del Comité Nacional Demócrata. No hacía meses, sino años, que Pérez estaba siendo criticado por sus pares por haber burocratizado al partido, llenándolo de funcionarios y llevando a cabo recaudaciones de fondos en lugares donde no hacía falta, en lugar de poner fondos extras donde sí eran importantes, como en el sur de Florida y, particularmente, en la campaña de Shalala, una perfecta desconocida para el electorado hispano.
Fuera ya de la presidencia del partido demócrata, y preparándose para ser candidato a gobernador de Maryland en 2022, este antiguo secretario del Trabajo de Barack Obama ha hecho ahora una tenue autocrítica, explicando y justificando algunos de sus errores.
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“Lo realmente lamentable de este ciclo electoral es que tuvimos una participación récord. Y deberíamos celebrarlo de forma bipartidista, porque lo hicimos realmente bien. Ganamos la presidencia. Tenemos la Cámara de Representantes. Tenemos el Senado. Y los republicanos ganaron en varias carreras críticas. Eso es innegable. Ganaron varios escaños en el Senado. Ganaron varios escaños en el Congreso. Y ganaron porque asistió mucha gente. Y en cambio, lo que Donald Trump y la extrema derecha eligieron hacer es invertir en esta ficción de que hubo una especie de fraude electoral masivo”, explicó Perez.
Aunque el político insistió en que la participación fue alta, lo cierto es que el voto latino no favoreció a los demócratas. De hecho, sus candidatos perdieron en Florida, en parte debido al escaso apoyo de los votantes latinos, y no lo hicieron mejor de lo que lo hacen normalmente en Texas, en parte porque los votantes hispanos en el importante Valle del Río Grande se movieron decisivamente hacia el Partido Republicano.
En su opinión, la perdida del apoyo latino en Florida tuvo que ver con la campaña republicana de intentar identificar a los demócratas con el concepto del socialismo, un argumento particularmente sensible para un sector del electorado hispano como los cubanos, venezolanos y nicaragüenses.
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“Las campañas de desinformación en el sur de Florida fueron muy reales. E involucraron tanto a actores nacionales como extranjeros. Y los llamamientos al socialismo en el sur de Florida tuvieron más éxito. Ahora, ellos usaron esa misma retórica de socialismo en Arizona. Pero fracasaron. Y fracasaron, en gran medida, porque teníamos una infraestructura organizativa realmente agresiva y duradera en Arizona que nos permitió contrarrestar eso”, sentenció Pérez.
En toda la entrevista al New York Times, el expresidente nacional demócrata no responde en concreto a las críticas internas, sino que atribuye todo el desastre a los cambios en la sociedad.
“Este es el Partido Demócrata de 2020. Es diferente del Partido Demócrata en cómo éramos en 1972. Y debemos reflejar ese cambio. Por tanto, estoy seguro de que el status quo no sobrevivirá”, afirmó.