El presidente Donald Trump puede tener cierta capacidad de convocatoria entre sus seguidores. Pueden no ser muy ilustrados pero le son fieles. Su participación en esta campaña legislativa intermedia ha sido total, se ha tirado de cabeza, ha sido un buceo como pocos vistos en la política estadounidense.
En la medida en que la campaña se fue profundizando, una serie de famosos, actores, escritores y cantantes, se han lanzado al ruedo, algunos, incluso, han “salido del armario” en términos políticos desplegando un activismo inédito y profundo. La mayoría son demócratas y se dicen motivados por el discurso de “odio” presidencial.
El caso más emblemático es el de la cantautora Taylor Swift que se ha lanzado con un largo mensaje en su cuenta en Instagram, donde la siguen más de 122 millones de personas. “Siempre he sido reluctante en hacer públicas mis opiniones políticas. Pero a la luz de algunos hechos acaecidos en mi vida y en el mundo los pasados dos años, siento ahora muy distinto. Siempre he votado y lo seguiré haciendo por todo candidato que proteja y luche por los derechos humanos que merecemos tener en este país. Creo en la lucha por los derechos LGBT, y toda forma de discriminación basada en la orientación sexual o sexo es UN ERROR”, escribió la cantante de 28 años, nacida en Pensilvania.
Los jóvenes llaman al voto
Lo suyo, amplía, es que “el racismo sistemático que todavía vemos en este país hacia las personas de color es aterrador y enfermizo. No puedo votar por alguien que no esté dispuesto a luchar por la dignidad de TODOS los estadounidenses, sin que importe el color de la piel, el sexo o a quien amen”. Y revela que no piensa votar por la candidata senatorial republicana del estado de Tennessee, donde vive, y que es secundada por Trump.
Cuando le preguntaron qué pensaba de la declaración de la cantautora, el mandatario dijo que ahora sus canciones “le gustan 25 por ciento menos”. Y en los días siguientes la emprendió contra ella en varios de sus mítines de campaña donde los asistentes le pedían que mandara a encarcelar a Swift.
Pero lo cierto es que en algunos estados se dispararon las inscripciones para votar tras las declaraciones de la joven, informaron medios locales.
Otra, que participa en unas elecciones por primera vez y también decidió tener una participación activa, es la actriz irano-estadounidense, Yara Shahidi, de 18 años, que también recurrió a su cuenta en Instagram para apelar a los jóvenes a votar contra los republicanos. “Vamos a las urnas de todas formas posibles, avisen a todos los que quieran votar temprano, y recuerden que votamos no sólo por nosotros sino por todos nuestros hijos e hijas”.
Tampoco se quedó callado el actor Michael B. Jordan, de 28 años. La estrella de la película Black Panthers además de apelar al voto por los demócratas en su natal Georgia, ha salido a la calle a pedir a la gente, puerta a puerta, que acuda a la urnas. Dado su éxito reciente, esa presencia en las calle tuvo una influencia particular entre los adolescentes porque los jóvenes suelen ser los que más se abstienen electoralmente.
“Yo se que algunos de ustedes piensan que el voto no importa, pero lo cierto es que vuestro voto sí puede ayudar a los funcionarios electos a hacer la diferencia sobre la brutalidad policial, la reforma del sistema de justicia criminal y la justicia racial”, también escribió en Instagram, una red social que ha tenido una influencia destacada en este ciclo electoral.
La pregunta de Clooney
A este grupo de jóvenes se unieron los veteranos. Actores como George Clooney, Rihanna o Julia Roberts se han sumado al movimiento que quiere cambiar el color político del país de rojo a azul.
“El miedo a los musulmanes. Miedo a los inmigrantes. Miedo a las minorías. Miedo a las mujeres fuertes. Y como nuestro Gobierno necesita que nos sintamos asustados, le pregunta es la siguiente: ¿Estamos realmente asustados de todas estas cosas que hacen de Estados Unidos un gran país? Si la pregunta es si entonces tendremos que responder ante la Historia. Porque estamos hablando de ideas que definirán a las generaciones venideras”, afirmó el actor hace unos días, en un evento de la revista Variety.
En Miami
El domingo en las calles de la Pequeña Habana se apareció un grupo de actrices hispanas que apelaron al voto demócrata en una zona históricamente republicana. A los gritos de “Sí se puede”, pronunciados en español, Eva Longoria, Rosario Dawson, Zoé Saldaña, America Ferrera y Gina Rodríguez, marcharon seguidas por una legión de jóvenes, convenciendo a los viandantes de ir a votar.
“Este impulso que le estamos dando a la gente para que salga a votar es lo más importante que podemos hacer como ciudadanos. Es nuestra obligación”, explicó Longoria a la agencia The Associated Press.
Lo patético
En medio de todo el jolgorio electoral, variopinto en candidatos, declaraciones y controversias, en el mundo del espectáculo también hizo acto de presencia lo patético. Es el caso del rapero Kanye West, el marido de la célebre Kim Kardashian.
A principios de octubre, West se apareció en la Oficina Oval y, literalmente, se postró ante Donald Trump. Piñazo en la mesa, incluido. Le dijo algo como que se sentía “fortalecido” cada vez que usaba una gorra roja con la frase, “Haremos América Grande de Nuevo”, que es la consigna política de Trump desde el 2016
Anunció que iba a hacer campaña por los republicanos, que Estados Unidos había mejorado su calidad de vida, aplaudió la construcción del muro en la frontera con México y las nuevas relaciones con Corea del Norte: “Usted resolvió uno de los grandes problemas”, enfatizó. Y llegó al punto de defender la cancelación de la Enmienda 13 de la Constitución, que prohíbe la esclavitud. En este momento dejó caer lo que todos sospechábamos cuando dijo: “Yo soy bipolar”.
El Presidente, claro está, lo escuchó maravillado, rodeado por su equipo y varios periodistas. La conversación fue transmitida en vivo por las televisiones y West solo no besó al mandatario porque, hasta el mismo Trump, tiene sus límites.
Pero la cosa iba a pedir de boca hasta que llegó a casa. Al parecer ahí cambió la cosa, porque ni Kim ni ninguna Kardashian apoya al Presidente y lo cierto es que a los pocos días West cambió el discurso.
Reapareció con que fue “engañado y manipulado” por los republicanos al meterse en un movimiento político, el Blexit, que aboga por el abandono del partido demócrata por parte de los negros estadounidenses y el sábado pasado el The Washington Post reveló que West acaba de declarar su “amistad” por el presidente Obama. “A mí me usaron para divulgar mensajes en las cuales no creo”, se justificó.