El alcalde del condado Miami Dade ordenó este jueves el cierre a partir de las 9 p.m., y hasta nuevo aviso, de todas la tiendas minoristas “no esenciales”. También ha clausurado playas y parques para detener la propagación del coronavirus.
En una orden ejecutiva el alcalde Carlos Giménez ordenó el cierre de establecimientos como tiendas de ropa, librerías, centros comerciales, salones de belleza, parques y campos de golf, casas de empeño, tiendas de recuerdos y de juguetes.
Como contrapartida, hospitales, clínicas y consultorios, supermercados y tiendas de conveniencia, empresas en general de prestación de servicios, asilos de ancianos, guarderías, bancos, correos, ferreterías, sembradíos de alimentos, incluyendo agricultura, ganadería y pesca, embotelladoras, servicios a domicilio y proveedores de alimentos seguirán funcionando normalmente. Los restaurantes solo pueden servir comidas para llevar y los bares también. Estos últimos no pueden tener clientes dentro.
El alcalde, recluido en su casa, indicó también que los servicios esenciales del condado continuarán en activo. Esto incluye el transporte público, fundamental para los trabajadores de bajos recursos. Las medidas fueron tomadas siguiendo las indicaciones del Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). “Estas serán más estrictas en la medida en que aumenta el número de casos en nuestro condado y en todo el mundo”, especificó. “Sé que es muy frustrante que tengamos nuevos cierres todos los días, pero son vitales para proteger a todos en nuestro condado”.
Las medidas anunciadas por el alcalde fueron recibidas con reacciones encontradas. Aunque el cierre de las tiendas minoristas va a operar durante quince días, la orden ejecutiva precisa que finalizado el plazo puede ser renovado. “Lo que no está claro es si esto va aumentando, entonces nosotros ¿tenemos que mantenernos cerrados para siempre? Voy a la quiebra”, comentó a OnCuba Juan Vázquez, dueño de una licorera del SW del condado. “Las gasolineras se van a forrar”.
Puede ser porque en Estados Unidos las gasolineras venden también bebidas alcohólicas. En un establecimiento cercano a la tienda de Vázquez, un empleado llamado Arturo Sánchez Lima confirm no haber recibido la orden de dejar de vender cerveza y vinos. “Todavía no me han dicho que no venda bebidas. Creo que como vendemos para fuera no estamos afectados”, dijo. Pero lo mismo sucede con las licorerías. Vásquez cree que la decisión del alcalde establece una competencia commercial desleal. Además, aunque no se ha anunciado, lo más probable es que las aseguradoras tampoco cubrirán las pérdidas porque normalmente no lo hacen en aquellos casos que llaman “un acto de Dios”. “Es que al final del año tengo que pagar impuestos y renovar la licencia de venta de bebidas. Nadie me va a resarcir de las pérdidas”, apostilló.
No es necesariamente así, pero Vásquez tiene razones para pensar de esa manera. El Gobierno Federal ha prometido que dará un subsidio a las pequeñas empresas por sus pérdidas, pero todavía no ha indicado cómo será el proceso. Por el momento la administración Trump ha dispuesto de un billón de dólares para ayudar a los estadounidenses, a quienes comenzarán a enviar en las próximas semanas cheques de 1.000 dólares.
Por otro lado, las cárceles de Florida están liberando a los presos de menor peligrosidad por temor a que puedan contraer el virus. El alguacil del condado de Hillsborough, Chad Chronister, reveló que va a liberar 164 presos de dos cárceles para proteger a los oficiales y a otros reclusos de una posible propagación. De todos modos, indicó a la cadena NBC, “seguirán respondiendo por los crímenes que cometieron”.
Chronister dijo que la agencia ha tomado medidas para detener cualquier posible propagación, incluido el cierre de ciertas áreas de las cárceles, y la contratación de profesionales para desinfectar las instalaciones. “Estamos siendo proactivos para mantener a salvo a las personas de las que somos responsables”, dijo.