Las iguanas verdes no son endémicas de la Florida. El estado tiene la reputación de ser epicentro de reptiles no nativos debido a las acciones de los seres humanos, intencionales o no.
Históricamente, la introducción de reptiles no fue intencional en Florida: arribaron como polizones en los barcos. A fines del siglo XIX los ecologistas documentan la primera introducción en el estado: el anolis pardo (Anolis sagrei), procedente de Cuba. O sea, las lagartijas carmelitas de la isla, llegadas a Ybor City junto a la fuerza laboral y las hojas de Vueltabajo para las factorías que poblaron el escenario local a partir de 1886.
De entonces a la fecha, dicen, se han registrado más de 150 especies de reptiles no nativos. La gran mayoría fue traída como mascotas por la vía underground.
Un tipo particular de esos reptiles, las iguanas verdes, se documentaron por primera vez en el área de Miami a principios de la década de los 60. De acuerdo con los estudiosos, en 1964 un comerciante de “mascotas exóticas” liberó deliberadamente más de 300 de ellas en el área de Miami. Y desde entonces, aseguran, las liberaciones intencionales contribuyeron a su propagación en toda la península.
Hoy se le considera una especie invasiva que se reproduce de manera masiva y descontrolada al no tener depredadores en su entorno. Y causan un conjunto de problemas en aeropuertos, carreteras, cables eléctricos y residencias particulares de los floridanos.
Por otra parte, las iguanas verdes han estado entre los reptiles más populares como mascotas. De pequeñas son atractivas y relativamente fáciles de cuidar. Pero se vuelven bastante más difíciles de manejar a medida que crecen, de manera que muchos de sus dueños las liberan y contribuyen con su granito de arena al problema de los invasores.
Como lo sugiere su nombre, suelen ser verdes y los ejemplares más jóvenes son de color verde brillante. En los adultos la coloración va de verde intenso a opaco, pero también pueden ser verde olivo o incluso carmelita. Siguiendo el llamado de la Madre Naturaleza, en condiciones reproductivas los machos pueden ser llamativamente anaranjados.
Al margen de su color, comparten características comunes: colas largas, patas cortas con dedos largos y garras afiladas para trepar mejor. Ambos sexos tienen un colgajo de piel bajo la mandíbula inferior al que llaman “papada” y una gran escama redonda en la parte posterior de la mandíbula. También exhiben una fila de espinas en el cuello, el lomo y parte de la cola. Las espinas suelen ser más largas en los machos que en las hembras.
En cuanto a su tamaño, los machos suelen crecer hasta más de 6 pies de largo, incluida la cola, mientras las hembras alcanzan un poco más de 5 pies. La cola representa, en casi todos los casos, hasta tres cuartas partes de su longitud total.
Durante las olas de frío en Florida las iguanas verdes suelen llegar a los medios. Las temperaturas de 30 a 40 grados Fahrenheit (1-4 grados Celsius) hacen que se vuelvan letárgicas y rígidas. Su sangre fría es la causa de lo que se conoce como “lluvia de iguanas”.
Como dependen del calor externo para regular su temperatura corporal, cuando el mercurio cae por debajo de esos valores entran en un estado de hibernación y caen en picada desde los árboles.
Estos días, mientras un frente frío histórico azota gran parte de Estados Unidos, incluida Florida (sobre todo su parte norte y central), las iguanas verdes han acaparado, de nuevo, los titulares de prensa.
“Con temperaturas más frías este fin de semana festivo, es posible que se vean iguanas verdes en estado de letargo, en el que pierden temporalmente todo el control muscular“, anunció el 23 de diciembre la Comisión de Pesca y Vida Silvestre.
Normalmente se aconseja no acercarse ni manipularlas porque suelen ser peligrosas si se “despiertan”. “Tenga cuidado, deje que la naturaleza haga lo suyo”, alerta un reportaje. “Debe tener cuidado: no se acerque a una iguana congelada y, ciertamente, no la lleve dentro de su hogar para ‘revivirla’”, dice otro. “Pueden recuperarse más rápido de lo que usted piensa y ponerse a la defensiva. Una vez que se ‘descongelen’ pueden volverse agresivas y rasguñar o morder usando sus largas colas y sus afilados dientes y garras“, recordó la citada agencia de Pesca y Vida Silvestre.
Como sabe el lector, cazar y comer iguanas es una práctica culinaria tradicional en muchos países de América del Sur y Central. Según National Geographic, en algunos la especie ha sido declarada en peligro de extinción debido al exceso de consumo humano.
De un tiempo a esta parte ha venido emergiendo en Florida una categoría para designar a las iguanas: “pollos de los árboles”, lo cual significa que ciertos locales, y no parecen pocos, no tienen problema existencial alguno si se trata de comerse a las verdes criaturas que caen del cielo como en un cuadro de Dalí. Se trata de una carne, aseguran los nutricionistas, de altos niveles de proteína. Y que, de hecho, reiteran, contiene más proteínas que el mismo pollo.
Es legal matar iguanas en Florida, pero se exige que se realice “de manera humana“. Los especialistas recomiendan dispararles con pistolas de perdigones, apuñalarlas en la cabeza o decapitarlas con un objeto cortante para que no sufran.
“Me gusta comer lo que cosecho, sé que mucha gente mata iguanas porque son una molestia; yo quería cocinarlas y comerlas con la esperanza de animar a quienes las matan a que también se las coman“, dijo una parroquiana a ABC News. Y continuó: “Traté de no sazonarla demasiado porque quería probar el sabor de la iguana. Es un poco más suave de lo que normalmente como; le agregaría más especias en el futuro“.