En Miami las posiciones están divididas acerca de si a fin de mes debe terminar o no el encierro por el Covid-19, la pandemia del coronavirus que mantiene a centenares de miles de personas en sus casas.
Pero esas divisiones se producen más por cuestiones políticas que por racionalidad sanitaria. En la mañana de este martes, 24 horas después de que la Casa Blanca planteara reabrir el país a como dé lugar, los seguidores del presidente Trump creen que es lo mejor que hay que hacer para que el estado de Florida comience a recuperar el empleo y se ponga de nuevo de pie.
Los adversarios del mandatario creen que es una irresponsabilidad sacar a la gente de sus casas: las cifras de afectados no se han estabilizado y siguen aumentando. En Florida ya hay 21,367 enfermos y 524 fallecidos; en el condado Miami-Dade son 7,487 contaminados y 125 muertos.
“El problema va mucho más allá de un simple regreso al trabajo. Tenemos los niños que cuidar, no los puedo dejar solos en la casa mientras voy al supermercado. Además, no sería nunca una normalización completa porque supongamos que mi marido va a trabajar y yo me quedo en casa, de todos modos no recuperamos todos los ingresos”, afirma Juana López Abreu, trabajadora de una factoría de Hialeah que lleva ya casi mes y medio encerrada por el coronavirus.
Lo mismo le sucede a Carlos Venecia, un padre soltero que en tiempos normales podía trabajar porque mandaba a su hijo a la escuela durante el día. Ahora el joven está en casa y no puede acudir al empleo a menos que algún amigo se lo cuide, lo cual no siempre es posible. “Me gustaría que mi hijo fuera a la escuela, pero están cerradas. Dicen que el gobernador quiere reabrirlas en mayo. Yo no estoy de acuerdo, la situación es aún muy peligrosa”, explica.
Ambos le dicen a OnCuba que no entienden la premura del gobernador Ron DeSantis en abrir el sistema escolar cuando el mismo superintendente, Alberto Carvalho, está en contra. “Mientras no haya seguridad, no hay escuelas abiertas. Yo no lo permitiré”, ha dicho el funcionario educacional.
Como contrapartida, otras personas creen que la cuarentena debe acabar de inmediato. “El presidente tiene razón y el gobernador también. No podemos estar eternamente parados. Entiendo que la situación es seria, pero la sociedad tampoco se puede paralizar. Si el presidente Trump dice que es seguro, entonces hay que creerle. Yo confío en el presidente”, expresa Alicia Menéndez Gómez mientras acude al supermercado a buscar productos de aseo que no encuentra por ningún lado: siguen en falta desde el inicio de la cuarentena.
Es obvio que la división de opiniones se produce por simpatías políticas. Los consultados admiten que la situación es grave, pero los pro-republicanos creen que se pude manejar.
“En este aspecto hay una mezcla de dos cosas. Primero, una partidarización de la forma de combatir la pandemia y, segundo, el cansancio que la gente comienza a sentir encerrada en casa, sin posibilidades de acudir ni siquiera a las playas en medio de un calor cada día más sofocante”, explica Martín Lavandero, un sociólogo contratado por la Universidad Internacional de Florida (FIU) para estudiar el cansancio de las personas en este evento. Uno de los problemas –explica– es que “la prensa también se concentra mucho en la prensa oficial, en las declaraciones oficiales, muchos de los informadores no saben abordar correctamente las complejidades del fenómeno. Les interesa más las cifras de las bajas de la pandemia y no educar a la gente a superarla encerrada”, apunta.
DeSantis habló por primera vez de levantar las restricciones durante fin de semana pasado, siguiendo una intención de su aliado político, el presidente Trump. Plantea que la curva de la epidemia no está subiendo con la velocidad de antaño, lo cual no es del todo correcto, toda vez que entre el lunes y el martes pasado los casos en Florida se han incrementado en doscientos enfermos más. “No hay una seguridad para afirmar que estamos mejorando. Ni siquiera hemos llegado al pico de la pandemia y no hay una vacuna a la vista. Me parece irresponsable abrir el estado”, agrega Lavandero.
En el fondo es lo que mucha gente piensa. Si por un lado quieren normalizar sus vidas, por otro están muy asustados. De hecho, los supermercados no han atenuado ninguna medida de protección sino las han incrementado. Desde el lunes han venido limitando el número de personas que circulan dentro de los establecimientos y prohibiendo el ingreso sin máscaras. Es más: Hialeah se ha unido al resto de las ciudades del área metropolitana de Miami y adoptado el toque de queda desde las 10 pm hasta las 5 am.
Solo sigue fuera el condado Miami Dade porque el alcalde Carlos Giménez, otro aliado de Trump, cree que no es necesario. Pero su opinión no ha tenido mucha influencia. Todas las ciudades del condado ya se han sumado al toque de queda.