Se supone que un candidato presidencial no toma decisiones polémicas en periodos preelectorales. Pero el gobernador de Florida, Ron DeSantis, parece no querer ser un candidato cualquiera.
En el fondo, todo lo que ha hecho en los últimos meses pretende dos cosas: afianzar la derechización de su estado y mostrarse más radical que su principal rival, el expresidente Donald Trump.
El miércoles suspendió a una importante fiscal estatal en Orlando, Monique H. Worrell, electa en 2020 con un 66% de los votos para el Noveno Circuito Judicial de Florida, que incluye los condados de Orange y Osceola. DeSantis dio como razones su trabajo en tres casos y una baja tasa general de encarcelamiento, entre otras. Uno de esos tres casos involucró a un hombre que e hirió a dos policías en Orlando durante el fin de semana.
Es la segunda vez en un año que DeSantis emprende el paso extremadamente raro de destituir a un fiscal estatal electo. En ambos casos eran demócratas.
La decisión motivó el rechazo inmediato de la Unión Americana de Derechos Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés).
“Una vez más, el gobernador DeSantis demuestra que hará todo lo posible para mantener su poder y control sobre el estado, independientemente de lo que quiera la gente o de cómo votó. Una gran mayoría de floridanos en el Noveno Circuito Judicial eligió a la Fiscal Estatal Monique Worrell como su Fiscal Principal. La acción de hoy de DeSantis anula la voluntad de las personas en los condados de Orange y Osceola. El año pasado, el gobernador anuló la voluntad del pueblo del condado de Hillsborough cuando destituyó al fiscal estatal Warren. ¿Qué condados son los siguientes? ¿Cuándo se detendrá”, dijo la ACLU en un comunicado.
“Expulsar a los funcionarios electos porque no está de acuerdo con su liderazgo e instalar personas cuidadosamente seleccionadas para asumir sus responsabilidades es lo que sucede en los regímenes autoritarios, no en las naciones democráticas. En una democracia, no puedes destituir a los funcionarios electos que no te agradan. Las elecciones importan. Esto importa. Todo el país está mirando”, agregó.
La campaña presidencial del gobernador, con su enfoque en temas culturales, ha tenido problemas para ganar atracción entre los probables votantes de las primarias republicanas, quienes dijeron en una encuesta reciente del New York Times/Siena College que sería más probable que apoyaran a un candidato “que se enfoca en restaurar la ley y el orden” y no a uno “que se enfoca en derrotar la ideología radical ‘woke”.
DeSantis dijo el miércoles que Worrell había evitado sentencias mínimas obligatorias por delitos de tráfico de armas y drogas; que permitió a menores evitar cargos graves o encarcelamiento; que encontró formas de evitar buscar sentencias más graves cuando estaban disponibles; que puso cargos limitados por pornografía infantil; y que indebidamente permitió que algunos delincuentes evitaran tener una condena penal en sus registros.
“Los fiscales tienen cierta discreción sobre qué casos presentar y cuáles no. Pero lo que ha hecho esta fiscal estatal es abusar de esa discreción y anular ciertas leyes en el estado de Florida”, argumentó el gobernador.
Pero la ACLU lo contradijo. “La fiscal Worrell ha aplicado la ley en sus parámetros justos y correctos”.
El gobernador ha nombrado a Andrew A. Bain, un juez de corte republicano del mismo circuito judicial, para ocupar el lugar de Worrell, quien puede apelar su suspensión ante el Senado estatal, controlado por los republicanos, o intentar que la Corte Suprema de Florida, donde la mayoría de los jueces fueron designados por DeSantis, escuche su caso.