En junio pasado la Casa Blanca de Donald Trump decidió lanzar una iniciativa de promoción económica orientada hacia los hispanos. Para ello invitó al presidente del Consejo de Administración de Goya Foods, Roberto Unanue. Hasta ahí todo bien, apenas un gesto de publicidad comercial.
Pero Unanue fue un poco más allá de lo que se esperaba. Aprovechó el momento para elogiar a Trump y a su “firme liderazgo”. En los días siguientes, Trump trasformó el asunto en un acto de campaña, al punto de posar con productos Goya junto a su hija Ivanka.
Aunque la administración de la empresa no vio con buenos ojos esa mezcla de Goya con la política, la dejó pasar. Solo que Unanue quiso aprovechar esos quince minutos de fama y siguió elogiando al exmandatario.
Pero, al parecer, se le fue la mano cuando después de la invasión al Capitolio, el 6 de enero, renovó sus elogios a Trump. El 20 de enero, antes de la toma de posesión de Biden, calificó la elección como “no verificada” durante una entrevista con Fox Business.
A los administradores de Goya no les había hecho gracia la primera intervención de Unanue en la Casa Blanca. Hasta entonces las ventas de sus productos habían subido entre 82% y 85%, pero después bajaron al 10%, informó el Daily Mail.
Así las cosas, los nueve miembros de la administración de Goya Foods le acaban de decir a Unanue que a partir de ahora tiene que pedir permiso antes de dar declaraciones a la prensa. La compañía fue fundada por el abuelo de Unanue, pero hoy día es pública y el empresario de origen cubano solo dispone del 5% de las acciones.
“Bob no habla en nombre de Goya Foods cuando habla por televisión. La familia tiene opiniones diversas sobre la política, pero la política no es parte de nuestro negocio. Nuestros puntos de vista políticos son irrelevantes”, dijo Andy Unanue, miembro de la Junta Directiva de Goya y propietario de tercera generación en declaraciones al New York Post.
A su vez, el criticado presidente del Consejo de Administración ha dicho que no prescinde de sus opiniones y cómo expresarlas. “Tomé la decisión de bajar la temperatura y dejar de hablar de política y religión. Me doy cuenta de que es importante debido a las diversas opiniones de la empresa y nuestro mercado”, dijo al Post. Pero también afirmó que puede hablar de vez en cuando si siente la necesidad.
“No creo que deba hablar políticamente o de manera religiosa en nombre de la empresa. Pero siempre queda la posibilidad de hablar en mi nombre”, enfatizó.