Décadas antes de que la senadora demócrata Kamala Harris se postulara a la vicepresidencia de Estados Unidos por uno de los principales partidos políticos, en este caso el demócrata, ya la periodista y editora afro-americana Charlotta Bass había hecho historia por ser la primera en postularse para vicepresidenta por el Partido Progresista, en California.
Una activista de pensamiento socialista, a quien en esa época los republicanos acusaron, sin pruebas, de ser comunista después de que inicialmente la aceptaron en su partido, Bass luchó por los derechos civiles y de la mujer, el desarrollo de los sindicatos y el empoderamiento de las clases más desfavorecidas. Se postuló como compañera de boleta del abogado Vincent Hallinan.
“Este es un momento histórico en la vida política estadounidense”, dijo a una multitud en Chicago en su discurso de aceptación. “Histórico para mí, para mi gente, para todas las mujeres. Por primera vez en la historia de esta nación, un partido político ha elegido a una mujer negra para el segundo cargo más alto del país”.
A principios de la década de 1900, Bass se mudó de Rhode Island a California, donde estudió la primaria y secundaria hasta que consiguió un trabajo vendiendo The Eagle, uno de los primeros periódicos negros en Los Ángeles, según Denise Lynn, profesora de historia en la Universidad del Sur de Indiana. Con el tiempo, sus responsabilidades en el periódico crecieron y el editor, Joseph Neimore, le pidió hacerse cargo del medio después de su muerte.
Durante las cuatro décadas siguientes, Bass se desempeñó como editora del periódico en tiempos de consolidación de las relaciones raciales en California. Redactó editoriales que abordaron temas como trabajo, educación, brutalidad policial y sufragio femenino. En 1965 los afro-americanos comenzaron a tener derecho al voto.
“Ella lo usó [el periódico] para destacar tantos temas que afectaban particularmente a la comunidad negra”, dijo Jean Sinzdak, directora asociada del Centro para Mujeres Estadounidenses en Política de la Universidad de Rutgers.
Bass se involucró también con la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés). Además, según Sinzdak fue perseguida por el FBI, al punto de ver su pasaporte confiscado sin el permiso de un juez. Hasta hoy, el proceso de Bass encuentra sellado, pese a que la activista falleció en San Francisco en octubre de 1992 a los 95 años, dijo a OnCuba una fuente de la NAACP.
Republicana y demócrata
Antes de ingresar al Partido Progresista, en 1951, Lynn dijo que Bass fue una vez republicana, se postuló para un cargo en Los Ángeles como demócrata y finalmente rechazó a los dos principales partidos políticos porque los veía como “porristas de la política de la Guerra Fría”.
“Ella probó la política convencional”, precisó Lynn. “La política de la Guerra Fría […] era comprometer a Estados Unidos en guerras interminables, el fortalecimiento militar a expensas de un Estado de bienestar social, e involucrar a Estados Unidos con el neocolonialismo en el extranjero, obviando la difícil situación de los negros estadounidenses en casa”.
Se dio cuenta entonces de que el Partido Progresista tenía una plataforma explícitamente antirracista que exigía el fin de los linchamientos, la igualdad en el acceso a la vivienda y la atención médica. Aunque la nominación de Bass fue un momento histórico para los radicales, Lynn dijo al diario USA Today que muchos republicanos y demócratas del mainstream la acusaban de estar asociada con el comunismo.
Vincent Hallinan obtuvo alrededor de 140.000 votos en las elecciones presidenciales de 1952, ganadas por Dwight D. Eisenhower.
La postulación de la senadora Harris por parte del vicepresidente Joe Biden se apoya en los hombros de personas como Charlotta Bass, enfatizó Lynn. “Estamos en la culminación de ese momento, construido sobre décadas de activismo político de las mujeres negras”.