Brett Kavanaugh fue investido el sábado por la noche el 114to juez de la Corte Suprema de Estados Unidos luego de un acalorado debate sobre violencia sexual y disposición judicial que trastornó al Senado, cautivó a la nación y marcó el comienzo de un nuevo y enconado nivel de polarización –invadiendo esta vez el tribunal que el jurista de 53 años bien podría inclinar a la derecha por las próximas décadas.
Aunque Kavanaugh prestó juramento en una tranquila ceremonia privada, poco después de la confirmación más cerrada del Senado en cerca de 150 años, los manifestantes lanzaron consignas en el exterior del edificio de la corte del otro lado de la acera del Capitolio.
La culminante votación nominal de 50-48 puso punto final a una disputa que fue el tema central a nivel nacional luego que surgieran acusaciones de que abusó sexualmente de mujeres hace tres décadas –algo que el jurista negó rotundamente. Tales aseveraciones causaron que el proceso se transformara de una lucha de rutina sobre la ideología judicial a un embrollo de cuestionamientos sobre los derechos de las víctimas, presunciones de inocencia y ataques personales contra los nominados.
Su confirmación brinda un definitorio logro para el presidente Donald Trump y el Partido Republicano, que encontraron una fuerza unificadora a favor de la causa de establecer una nueva mayoría conservadora en el máximo tribunal de la nación. Poco antes que las acusaciones de índole sexual llamaran la atención del Senado y la nación entera, los demócratas habían argumentado que los fallos y escritos de Kavanaugh como juez de corte de apelaciones habían generado serias dudas debido a sus posturas sobre los derechos al aborto y un derecho presidencial para evadir pesquisas legales.
Trump, que volaba rumbo a Kansas para un acto político, alzó los pulgares en señal de aprobación cuando el conteo fue anunciado y elogió a Kavanaugh por haber sido “capaz de resistir este horrible, horrible ataque de los demócratas”. Más tarde felicitó vía telefónica al nuevo juez de la Corte Suprema, y tiempo después arremetió de nuevo contra los demócratas al llamarlos “una enfadada pandilla de izquierda”.
Al igual que Trump, los senadores en el Capitolio predijeron que los votantes reaccionarían con fuerza propinándoles una derrota a los candidatos del otro partido en las elecciones congresales del próximo mes.
“Se convirtió en nuestra base de fuego”, declaró el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, republicano por Kentucky. Sin embargo, el líder demócrata Chuck Schumer, de Nueva York, vaticinó que será su partido quien salga beneficiado de la polémica.
“El cambio debe venir de donde el cambio en estados Unidos siempre empieza: en las urnas”, afirmó.
Los propios jueces dieron una silenciosa muestra de solidaridad. Kavanaugh, fue investido por el presidente de la Corte Suprema, John Roberts, en un juramento constitucional en presencia del juez en retiro Anthony M. Kennedy _el hombre a quien reemplaza_, así como los juristas Samuel Alito, Clarence Thomas, Ruth Bader Ginsburg y Elena Kagan _dos conservadores y dos liberales.
Tras el juramento, Kavanaugh puede empezar a participar en las labores de la Corte Suprema de inmediato. Una ceremonia de investidura oficial se efectuará en una fecha posterior.